Itzel.
—Espero que ella no se enteré del plan que coordinamos, porque nos puede ir como en feria Kirk.
¿Qué?
—Te prometo que ella no se enterará de lo que hicimos.
Oh, cariño. Estas bien jodido. Y te ira peor que en feria.
—Necesito que prepares todo para esta noche.
—Todo esta listo.
Abrí mis ojos y me removí en la cama.
Ambos hombres colocaron sus ojos en mí.
—¿Qué sucede?
—Bella… muchas felicidades.
¡Ja! Sí como no.
—¿Por qué me felicitas?
La bestia se acercó a mi y tomó mi mano entre las de él.
—Bueno… es que aceptaste casarte conmigo.
Enarque una de mis cejas.
—¿Ah, si?
—Sí, mi amor. -Kirk se llevó mis manos a los labios y depósito un beso en el dorso de estás.
—Yo… me marcho.
—¿Por qué te vas tan rápido?
—Tengo que resolver varios asuntos, en casa.
Asentí para después darle una pequeña sonrisa.
Te daré donde más te duele, Mail Salvatierra.
—Me he enterado que estas comprometido y tienes una esposa.
—Eh, si.
—Me gustaría conocerla.
Mail abrió sus ojos como platos para después colocarlos en Kirk.
—Ella en este momento no puede salir de casa porque los malestares del embarazo la tienen postrada en cama.
—¿Tan grave están? -el asintió. —¿Entonces porque no te quedaste a su lado?
Mail palideció.
—Acudí al llamado desesperado de Kirk, pero no te preocupes porque la deje muy bien cuidada con mi hermana.
—Bien, pero aún así no debiste dejarla sola porque tuviste el protagonico en el acto de concepción de tus hijas. -Mail trago saliva. —Así que esfumate de mi vista, antes de que te de unos buenos guantazos.
El pecador como el gran cobarde que es camino hacia la salida de la habitación. Pero antes de que saliera le notifiqué unas palabras que lo hicieron temblar.
—En cualquier momento iré a conocer a tu esposa y hermana.
Él negó.
—Bella, no creo que sea conveniente que salgas de casa.
—¿Por qué? ¿Qué es eso que me impide salir de casa?
—Tu reconciliación con Kirk.
Esas palabras lograron que confirmará mis sospechas.
Mail estaban mintiendo y temía que descubriera la mentira que inventó.
Te voy a joder, pecador.
Y lo haré con tu querida esposa.
—Tienes toda la razón, Mail. -dije con una pequeña sonrisa en mis labios. —Me quedaré aquí disfrutando de la reconciliación con mi amada bestia.
—Eso es lo mejor que puedes hacer querida.
—Gracias por el consejo, querido Mail.
El pecador sonrió complacido.
—Estoy para servirte, Bella.
—Es mejor que vallas con tu mujer porque ella es capaz de venir a buscarte y llevarte a rastras.
Interesante… estoy segura que la mujer de Mail estará encantada en ayudarme, después que le diga la semejante mentira que su querido esposo inventó.
Pobre de él cuando ella coloque sus manos en él.
—¿Tan fuerte es tu mujer?
—Sí, pero aún con eso yo soy el hombre que manda en la casa.
Mientras más palabras agregué sera mucho mejor para mi porque, se me facilitará hacer que la mujer decida darle el susto de la vida a Mail.
—Si la reina te escucha, eres hombre muerto, Mail.
—Ella puede ser la reina, pero yo soy quién gobierna, soy el macho alfa.
—Mail es mejor que te marches.
Oh, no. Déjalo que siga undiendose.
—Puedo hablar lo que me de la gana porque ella nunca sabra lo que dije.
En eso te equivocas Mail Salvatierra, porque yo hire a llevarle el chisme completo a tu reina.
—No tientes tu suerte porque ella puede ordenar que te apresen por dos días sin ver la luz del día. Así que es mejor que te marches a tu casa.
El pecador coloco sus ojos en mi.
—Lo que acabo decir no saldrá de esta habitación. ¿Verdad? -pregunto con cierto recelo.
Pobre de ti por seguirle el juego a Kirk.
—¿Por quién me tomás, Mail?
—Tú no te atreverías a ir donde mi mujer a contarle todo lo que te dije, ¿Verdad?
—Nunca te delataría Mail.
El pecador pareció aliviado después de escuchar esas palabras salir de mis labios.
—Se que podia confiar en tí, Bella.
Sí, como no.
Confiar en mí sera su condena.
—Ve tranquilo, Mail.
—Nos vemos después, Bella.
No sabes lo que te espera Mail Salvatierra.
—Itzel.
—Bestia.
Kirk sonrió.
—Te amo.
—También te amo, Kirk. -le devolví la sonrisa y él se atrevió a acercar su rostro al mio. —¿Puedes ir por a por un una rebanada de pastel de chocolate?
—Ahora mismo te lo traigo, cariño.
—Sí, pero no quiero cualquier pastel de chocolate. Quiero uno que vi en una de la pastelerías más famosas de aquí.
—Enviare a Pablo a comprarlo.
—No, quiero que vallas tú. Ve tú mi amor, y te prometo que te recompensare muy buen. -ante la insinuación que hice con estas palabras mi adorado Kirk, se mordió su labio inferior.
Todo está tomando la forma que necesito.
—Ire volando para reclamar mi merecido premio.
Volando no creo que llegues, querido.
—Ve cariño, porque yo te estaré esperando ansiosa.
—No me digas eso porque estoy tentado a reclamar mi premio antes de ir a por el pastel.
—Eso sí que no, Kirk. Nuestro trato de dando y dando, así que ve a por ese pastel de chocolate para que puedas reclamar tu premio.
Él hizo una mueca, pero aún así se levantó de la cama.
—Itzel.
—¿Dime?
—Si todo resulta bien en algunos meses seremos tres.
Ante esa posibilidad mi corazón se rebosó de alegría.
—Me encantaría volver a gestar.
—Quiero que sea niña. Una bebida tan hermosa como tú.
—Si es una bebé tendremos problemas porque Kael no dejará que ningún niño si quiera ose colocar sus ojos en ella. Y tú ni se diga.
Él asintió. —Veo que los años que estuvimos separado no borraron de tu mente que soy un celopata en acción cuando se trata de tí.