Un descendiente para la bestia. [#5 De La Saga Heredero]

Kirk Salvatierra.

Kirk.

Me siento en un sueño, uno del que no quiero despertar nunca.

Me siento feliz de que ella este a mi lado.

Sentí una mano acariciar mi muslo, y mi mente se teletransporto a una escena donde la voz Itzel era lo único que escuchaba.

Oh, sí. Hoy toca.

—Aurora, mi amor.

¿Qué está pasando?

Pensé que esas palabras eran una especie de invasión en mi sueño, pero descarté esa idea en cuanto volví a escuchar la voz de Mail.

—Déjame besarte… no seas mala.

Abrí mis ojos y lo que vi me dejo consternado.

Mail se encontraba sentado en mis piernas, acariciando mi muslo y con sus labios próximos a los míos.

¿Qué rayos es esto?

—¡AHHHH…! -grité con fuerza y eso logró alertar a Mail. Quién abrió sus ojos como platos. E se levantó de mis piernas. —¿Qué rayos haces?

—Yo…

—Fue muy gratificante verlos montar un show, par de payasos.

Gire mi cabeza hacia la voz de Itzel.

Y fue allí donde puse atención a mi alrededor.

Estoy en una especie de cárcel.

¿Qué está pasando aquí?

Me coloqué sobre mis pies y de dos grandes zancadas estuve al frente de Itzel.

—¿Me puedes decir que rayos está pasando aquí?

—Sí, claro. -la muy malvada sonrió. —Tanto el pecador como tú están aquí por la broma del mal gusto que me jugaron para hacerme caer en tención.

—¡TE DIJE QUE ELLA SE ENTERARÍA DE LA VERDAD…! -exclamo Mail.

—Itzel…

—Itzel nada, bestia. Porque ya lo hecho, hecho está.

—Amor, por favor sácame de aquí.

Ella negó.

—Para salir de este lugar tendrán que pasar dos largos días recluidos aquí.

—Itzel…

—Antes de todo debieron de pensar en las consecuencias de sus actos cuando planearon encerrarme en la cochera y darme de beber afrodisíaco.

Antes de emitir mi respuesta mail se acercó a mí.

—Kirk… Kirk. Si mi mujer se entera de lo que hice estoy perdido, ¡perdido…!

Mail golpeó en varias ocasiones mi brazo.

—Es muy tarde para tratar de incurrir lo que hiciste amor mío.

Los ojos del pecador se abrieron como platos.

—A-Aurora.

La reina se dejó mostrar, y en ese preciso momento Mail se colocó más blanco que un papel.

—Amor…

—Estoy seguro de que la idea de encerrar a Itzel en la cochera con Mail fue idea tuya, Mail Salvatierra.

—No. Yo no fui quién planeo eso… la culpa es de Kirk. Él fue quién me sonsaco para qué lo ayudará. Amor yo dolo fui una víctima en todo esto, por favor no le creas.

Estoy es el verdadero colmo.

Gire mi cabeza hacia Mail y no dude en alzar mi mano contra él para darle un buen guantazo.

—Kirk…

—Eso te lo ganaste por tratar de limpiarte las manos, cuando bien sabes que la idea de encerrarla fue tuya.

—¡¿POR UNA VEZ EN TU VIDA NO PUEDES CUBRIRME LA ESPALDA?!

Mail se colocó al frente de mí y me devolvió el guantazo.

Le lancé una mirada fulminante y él me la devolvió.

—En vez de estar golpeándose, deberían unir fuerzas porque pasarán dos largos días aquí, mientras nosotras gastamos su dinero.

—Aurora, no te atrevas a…

—¿Cómo osas decirme lo que tengo o no que hacer?

—No me toques las bolas mujer… porque bastante tengo con tener que estar aquí encerrado con este mal primo.

Rodé mis ojos.

Solo a él se le ocurre hacerse la víctima después de lo que trato de hacer.

—Te tocaré las bolas porque gastaré a mi antojo todo tu dinero.

—Hazlo y te juro que en cuanto salga de aquí veremos a como nos toca.

La reina se acercó a la celda. Le brindo una gran sonrisa y verbalizo unas palabras que llenaron de temor al pecador.

—Quien verá a como le toca serás tú porque si me da la gana le pido a mi amoroso padre que te dé un castigo ejemplar por ser un mal esposo.

Mail formó sus manos puños, y fulminó a su esposa.

—Gasta mi dinero, vende todos mis autos, la casa, el club… véndelo todo y gástate el dinero a lo grande. Pero ten presente que tendrás que vivir conmigo en la miseria para toda la vida porque no permitiré que tu padre solape tus ataques de locura.

Tras esas palabras Mail caminó hacia una de la esquina de la cárcel.

—Será un placer dejarte en banca rota, mi amor.

—¡HAZ LO QUE TE DE LA GANA…!

La reina me guiño un ojo para después girar sobre sus pies.

Con lo que Mail ama su fortuna, esté ja de ser un golpe bastante duro.

—Itzel, mi amor. Perdóname por recurrir a medidas extremas para volver a tenerte a mi lado.

—Es muy tarde para pedir perdón porque ya todo está hecho. Y el daño causado.

Daño. ¿Cuál daño? Porque si bien recuerdo no le cause daño, solo placer.

—Itzel, deja el drama porque si bien recuerdo no te dañe. Solo te causé placer. Un placer que se vio reflejado en la forma errática en la que me besabas.

Mi preciosa mujer entrecerró sus ojos.

—Por ese chistecito te quedarás encerrado en este lugar, bestia.

—Itzel, deja el drama, y sácame de aquí.

—Iré a gastar la gran fortuna que has amasado.

—Haz lo que quieras, pero ten presente que aun en la miseria seguirás siendo mi esposa. Porque por nada del mundo te daré el divorcio.

—Eres…

—Ve tranquila querida, que yo estaré esperando que vuelvas.

Itzel me dio una mirada fulminante antes de empezar a caminar.

—Estamos perdidos, Kirk. Porque esas mujeres son sacadas del mismísimo infierno.

Solté un gran suspiro para después caminar hacia el único lugar que tenía la celda para sentarse.

Tome asiento y me lleve las manos al rostro.

—Estos días serán largos.

—Aurora, esa mujer con aires de grandeza me está volviendo loco.

—Pensé que el pecador no tenía un talón de Aquiles.

—Yo también pensaba lo mismo, pero desde el día en que coloque mis labios en los de ella, por error. No puedo sacarla de la cabeza. No sé qué embrujo ella me hizo, porque solo tengo ojos para ella. Amo con todo mi corazón, a esa mujer. -Mail se llevó una de sus manos a la cabeza. —Nunca pensé en decir esto, pero llego el día. Aurora es y siempre será la mujer de mi vida, la única a la que amaré con todo mi corazón. La amo Kirk. Amo a mi mujer.




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