Un Destino Prometido

*4*

Isabelle salió deprisa del salón quedándose parada por un momento para tomar aire, cuando se dio cuenta que su padre estaba concentrado mirándola al rostro tratando de descifrar que le ocurría, aparentemente no se le veía ningún signo de expresión, al menos podía disimular ante su padre y así ocultaría "algunos detalles" para que no hubiese algún problema, conocía a su padre y sabía que este desplante era para que lo retara a duelo y ya que se quedaría sin marido, lo ideal era que no se quedara sin padre también.

— ¿Qué ha pasado adentro Isabelle?, escuche gritos y luego el conde salió con lady Emma echa un manojo de nervios. — pregunto con cierta molestia, lo cual hizo que isabelle bajara la mirada.

—Se canceló el matrimonio, ni Neville, ni yo quisimos esta boda, así que la anulamos. — hablo tratando de sonar convencida. — vámonos, no hay nada que hacer acá.

— ¡y los dices así de fácil! Tenía un acuerdo con el duque, sabes lo que costara la anulación. — evidentemente enojado y preocupado. —y no se diga de lo que empezara a murmurar la gente.

—El abogado dijo que no había ningún problema, solo tengo que esperar un año para comprometerme nuevamente. —dijo con seriedad tratando de ocultar su tristeza. —y no es nada nuevo que Londres hable tan mal de mí.

—Espero no acarree consecuencias Isabelle. —le dio una mirada fulminante y dio marcha hacia el carruaje sin brindarle el brazo como apoyo.

Isabelle se subió en el carruaje dejando atrás aquel bochornoso espectáculo, tenía tantas ganas de llorar y gritar pero no podía expresarse de esa manera delante de su padre, rogo al cielo que Alexandro, bueno "William" no se volviera a aparecer más en su vida, pero por ahora solo le quedaba desahogarse.

— ¿Me dejarías en la casa de Christine, padre?, quisiera hablar con ella.

—De acuerdo, pero tan pronto llegue a la casa enviare a tu doncella, sabes que no es bueno que una mujer este sola y menos en tu actual condición. —dijo con autoridad

— ¿de qué condición hablas? — pregunto torciendo los ojos hacia otro lado.

—Isabelle, no sé qué paso entre el joven William y tú, pero que hayan anulado su matrimonio será un escándalo mañana y no quiero que estés nuevamente sola, eso sería para mal entendidos.

—Si padre, haré lo que digas. — lo miro y le dio una falsa sonrisa.

No volvieron a hablar más hasta que llegaron a la casa de Christine y solo fue para despedirse. En seguida se dirigió a la puerta de la mansión mientras su padre observaba hasta que le abrieron y entro, él era un hombre muy riguroso en cuanto a temas de escándalo y lo último que quería era que su hija aparte de ser la burla de Londres por su aspecto, lo fuera también por indecente y menos sabiendo que mañana iba a salir en los principales magazines la cancelación del matrimonio con el joven Neville.

*****

Una joven de cabello rojizo y ojos azules se encontraba leyendo una de sus novelas favoritas en su pequeña sala de té, estaba sentada en uno de los sillones del juego de sala blanco con tapizado azul oscuro.

—Lady Christine, que pena molestarla, afuera esta lady Isabelle, dice que necesita hablar urgente con usted — dijo la doncella que estaba parada en la puerta.

— ¡Isabelle! Hazla pasar de inmediato, y que no me interrumpan por favor. —le indico cerrando el libro que tenía en las manos.

Christine era sin duda la mejor amiga de Isabelle, las dos habían sido amigas desde pequeñas gracias a la amistad que tenían sus madres, Christine era sin duda lo opuesto a Isabelle, ella tenía el cabello rojizo y liso, siempre estaba bien arreglada y usaba siempre vestidos hermosos y diferentes a las otras mujeres, su educación sumisa y paciencia hacía de ella una mujer de clase y muy codiciada por los caballeros, pero ninguno había logrado robarle el corazón.

— ¿Santo cielo que te paso? —pregunto al observar su expresión.

—No hay matrimonio, el me rechazo. — murmuro tan bajo que Chris casi no lograba oír.

— ¡¿Cómo?! No te entiendo, acaso eso no es lo que querías. — frunció el ceño tratando de comprender a la mujer que estaba al frente tratando de no llorar.

—Sí, pero antes de saber que mi prometido era Alexandro... debí arreglarme, ponerme bonita...quizás así si hubiese aceptado. — se sentó en uno de los muebles del pequeño salón y se dispuso a explicarle lo sucedido tratando de no llorar.

Christine se quedó atónita cuando Isabelle le comento lo sucedido no cabía de la sorpresa y más del enojo al saber lo que ese "Alexandro" le había hecho a su amiga. Ella sabía todo las burlas, comentarios que había soportado solo para poderse guardar para ese hombre y para que nadie aceptara casarse con ella y así lograr que cuando el llegase estuviere sin compromiso, pero eso iba a cambiar a partir de hoy y ella se encargaría de eso.

—Hombres como el, no merecen que mujeres como tú, derramen lágrimas, — le regalo una dulce sonrisa y con su pañuelo le seco las lágrimas. —Además la atracción física solo dura mientras la belleza se acaba, luego vuelve el dolor y no es justo que alguien se case contigo por tu apariencia.




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