Un Destino Prometido

*13*

A pesar del desplante al que había sido sometida por parte de William no podía negar que el verlo hacia que su corazón y cordura generaran una pelea interna entre el amor que aún le tenía, el cual había tratado de camuflar con su fría actitud y el rencor que sentía por haberle mentido y luego humillado.

Con pasos definidos y mirada cautelosa se acercaba cada vez más hasta donde ella estaba, por primera en su vida y al contrario de lo que había pensado, su capacidad de autocontrol al no mostrar ni un céntimo de nerviosismo ante él fue superado con total éxito, tanto que el duque no pudo evitar notarlo.

—Buena tarde, Lady Isabelle.

—Buena tarde Lord Neville, pensé que me quedaría esperando, nuevamente — sin pensarlo una estocada certera lo había hecho enojar por la manera que esa mujer lo estaba atacando— Lo siento si dije algo fuera de contexto — lo había vuelto a hacer, esta mujer lo iba a hacer enloquecer.

—Tranquila lady Isabelle, yo también pensaría lo mismo si estuviese en su lugar. — de una manera u otra tenía que lograr que ella e tuviese nuevamente confianza.

—Seguramente — afirmo levantando una ceja al mismo tiempo que le hacia una señal con la mano para que tomara asiento al otro extremo de donde se encontraba ella. — ¿gusta tomar algo milord?

—Solo un café, gracias

De inmediato Nina le sirvió el café a William y una taza de té a Isabelle, ubicándose nuevamente a una distancia prudente de la pareja, quería mantenerse lo más lejos que el protocolo permitía para darle cierta intimidad a la pareja y no escuchar nada de lo que él tuviese que decirle.

— Cuénteme milord, ¿realmente que es lo que está buscando? — pregunto de manera sarcástica y logro que William se atragantara con el café ante semejante pregunta. —digo, en cuanto algún negocio nuevo, porque no veo otra cosa por la cual haya decidido volver.

—Por el momento no pienso en negocios — su voz aclaro un poco al escuchar la frase completa, por una milésima de segundo pensó que lo había descubierto, eso sería realmente fatal. —Aunque suene raro que un hombre se tome un tiempo para otras cosas que no sean negocios.

—No veo que tipo de cosas lleven a su excelencia a desviarse de temas tan importantes como lo es el futuro de su economía.

—Cosas como... lograr el perdón de una mujer a la cual vilmente dañe. —la mirada de William era penetrante y por primera vez Isabelle lograba ver en ellos cierta transparencia, pero no podía olvidar el daño emocional que le había hecho.

— ¡con un perdón debo olvidar la humillación a la que fui sometida! — ante todo era una dama, pero en ese momento se le olvido todo el educación que le habían inculcado desde niña, no podía evitar sentirse decepcionada. — ¡dime de una vez!

—Perdóname Isabelle, sé que no fue la manera correcta, pero dime, como hubieses reaccionado, si tu futuro esposo apareciera del mismo modo que tu — su mirada se encontró con los brillantes ojos de ella, los cuales desprendían dolor y decepción, sintió culpa por primera vez.

—Una cosa es rechazar milord, otra humillar y tenlo por seguro que yo jamás hubiese humillado a alguien de esa manera.

—Quizás tengas razón, pero no pude evitar sentir rabia por la decisión de mi padre, además tenía otra imagen de mi futura esposa y cuando te vi no pude controlar mi enojo y fue aún mayor cuando me dijiste quien eras, en ese momento... Me odie, te odie, lo siento.

— ¿Me odiaste? — eso no tenía ninguna lógica, porque la iba a odiar, acaso... ¿realmente la despreciaba? Isabelle lo miro con tal tristeza que el no pudo evitar sentirse como un vil cobarde.

¡Por Dios, porque las cosas con esta mujer eran tan complicadas! Y ¿porque se sentía tan culpable? No la odiaba, realmente nunca la odió, pero solo tenía una impresión de las mujeres y era la conveniencia.

—Solo quería explicarte, pero realmente no sé cómo. — Se levantó y con la mirada ausente le dedico una sonrisa, —Gracias por atenderme lady Isabelle y otra cosa... jamás te odiaría. — su mirada se fijó en los ojos impasibles de ella antes de marcharse de allí.

¿Que había sido eso?

Porque se sentía culpable cuando ella no había hecho nada, sentía un vacío en su ser, algo que no podía descifrar, quería salir corriendo tras él, pero no, tenía que ser implacable, tenía que ser una mujer sin corazón.

 




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