-Milord, me podrías hacer el magnífico favor de explicarme¿qué haces aquí? - pregunto simulando una sonrisa mientras caminaban, aunque si llego a pensar en asistir con el.
-Como dejaría que una dama como usted asista sola a un baile. -La acercó más a su antebrazo sintiendo un calor inexplicable en su cuerpo.
-Que pretendes al asistir conmigo Milord - abrió más sus ojos y le dió una coqueta sonrisa -no me digas que... Te dan celos que algún otro caballero me pretenda.
William conservo su calma y la miro sereno pero no alcanzo a decir nada porque lastimosamente no duraron nada en llegar al carruaje donde el lacayo estába al pendiente para abrir la puerta.
-Milady -Le tendió la mano a Isabelle para que subiera al carruaje, este sin duda era una de las últimas adquisiciones del duque anterior, un hermoso carruaje cubierto negro azabache con detalles labrados en la madera y laminas de hierro como decoración, era muy amplio a diferencia de los otros modelos, perfectamente podían entrar hasta cuatro personas sin sentir algo de incomodidad. -Espero no sea ninguna molestia que vaya en mi carroza.
-En absoluto Milord, solo si mi padre viaja nosotros. - su mano enguantada tomo la de William, si tan solo el no la hubiera rechazado las cosas fueran diferentes.
-No dejaría que su reputación se viera afectada, claro que su padre viajará con nosotros.
El marqués estaba tan emocionado por que Isabelle estaba tomando las cosas con calma que no se percató de la tensión entre ellos, y la verdad era casi imperceptible para las personas que se le acercasen el cierto rencor que aún tenía Isabelle y el afán de William por contraer nupcias.
En el camino una que otra frase salía de boca de Isabelle, el duque y el marqués habían estado hablando de política y poco o nada le gustaba ese tema, prefería el comercio pero no podía tocar esos temas, su padre sabía que ella estaba al tanto de sus negocios pero de ahí a que ella pudiera hablar tan ampliamente frente a las personas no era aceptado por su padre, el siempre velo por su reputación incluso cuando era la sombra, pero ahora era un poco más riguroso.
Por fortuna para Isabelle e infortunio para William, cuando llegaron solo habían unos lacayos fuera de la mansión, así que no había problema alguno en que llegasen juntos, aunque todavía estaba el entrar de brazo con el, no podía arriesgarse.
-Padre, sería mejor que entrase al salón de tu brazo, no quisiera verme en un escándalo por entrar de brazo con Lord Neville - Se adelantó Isabelle hasta su padre para no ser oída por William.
-No veo problema alguno con ello, pero pronto será tu prometido.
-Lo se padre, pero, aún no es oficial...y yo no he dicho si - cuando quería podía ser muy persuasiva. - Sabes cómo es la nobleza.
-Tienes razón está vez, le diré a William que entraré contigo.
Isabelle abrió su hermoso abanico de sedas italianas y varillas de marfil, regalo de su difunta madre y se aireó seductoramente mientras miraba a su padre dándole la fabulosa noticia a William quien no quedó nada contento por la mirada que le dedicó y menos por la actitud de ella, pero no le quedó otra opción.
-Gracias padre, espero no se haya disgustado Lord Neville.
-La verdad me ha sorprendido su cambió de actitud y no se disgusto al contrario le pareció que era lo mejor para cuidar tu imágen. - Isabelle frunció el ceño, estaba segura que si se había disgustado, el no sería tan ingenuo como para demostrar sus emociones a su padre.
-Marqués, tenga usted una espléndida noche, me alegra que nos halla podido acompañar, Lady Isabelle un gusto volverla a ver, está usted... Muy hermosa el día de hoy.
-Todo un placer acompañarlos - expresaron en unisono.
-Gracias Vizcondesa usted tambien luce esplendida, y un placer conocerle señora Hamsley. -saludo Isabelle y le hizo una venía con la cabeza a Dayanne y se retiró del lugar con su padre sin esperar respuesta de las dos mujeres.
-¿Te acuerdas de ella querida? Porque a la vista ella no de ti. - pregunto la viscondeza a su hija quien no salía de su asombro al ver el cambio de ella, cuando se había casado Isabelle era tan solo una debutante de escasos 16 años, aunque era hermosa en esa época también pero ahora lucia diferente, ¿tanto tiempo había pasado fuera? Su vida era una monotonía que apenas se dió cuenta que ya había perdido cinco años de su juventud.
-Si madre, se ha convertido en toda una beldad- sonrió al ver que era completamente diferente en todos los sentidos a ella. -y es lógico que no se acuerde, apenas era una debutante cuando yo ya estaba casada, ¿Ya está comprometida?
Por lo general las jóvenes que no eran aún presentadas en sociedad se les tenía restringida la vida social y la aparición seguida en alguna familia cercana a menos que fuese dada en matrimonio desde niña, y aún así no se permitía presentarse a su futuro marido.
-Claro que no, no sabes el escándalo que es esa niña, has estado ausente por muchos años, pero después te cuento todo con detalles, ahora ponte recta que aquí viene el que puede ser tu futuro esposo. - le dijo a su hija ajena que el duque ya era trigo de otro costal, como se había cancelado en enlace matrimonial el mismo día que fue leído el testamento, la sociedad no conocía el acuerdo que había tenido el padre de William con Isabelle chaney.