Días después William paseaba ansioso y pensativo por la biblioteca, de un lado contaba los días para tener a Isabelle en su casa y por el otro se desesperaba al tenerla tan lejos y con ese peligro acechando y él no poder estar todo el tiempo con ella, le tocaba conformarse con verla de vez en cuando y que sus empleados la cuidasen por él.
Las juntas en el parlamento eran cada vez más continúas y extensas, además debia controlar y velar todas las propiedades y demás negocios de su padre, aunque no era oficial que el heredará porque no se había casado, pero ese detalle lo daba por sentado, así que todo tenía que seguir el mismo orden, sin olvidar en ningún momento que su hermana dependía de él y debía resguardar su parte, que aunque su padre no lo hubiera estipulado ya estaba acordado con el abogado que ella obtendría cierta cantidad mensual así se hubiese casado.
-Milord ha llegado una carta de Lady Emma -William giro de golpe, no lo había oído entrar -¿Se encuentra bien Milord?
-Si, si - agitó la mano restándole importancia al sobresalto que le ocasionó - Gracias.
El mayordomo hizo una reverencia y se dispuso a salir dejando nuevamente a William con sus sentimientos revueltos, ¡Dios! Cuánto odiaba estar en esa situación, nunca, jamás en la vida había pasado por algo parecido, le enerbava no poder manejar las cosas, quizás en otra época su reacción ante lo que estaba ocurriendo hubiera sido distinta, había arreglado todo de manera rápida y... Sin importar quien se llevase por delante, pero ahora no solo se trataba de él.
Se sirvió un vaso de licor y se acomodó en el amplio sillón.
Quizás debería dejar de beber tanto
Se reprochó mirando el vaso, pero no, no lo haría hasta que Isabelle estuviera segura, el licor era lo que lo hacía mantener cuerdo.
Queridísimo hermano.
Te pido mil disculpas por no haberte escrito antes, pero como ya te había dicho, no permiten que desgaste mi energia y mis doncellas no saben escribir para encomendarles a ellas la tarea de que escriban lo que deseo.
Mi salud ha mejorado de manera milagrosa, hasta subí unas cuantas libras; aún me quedan mis vestidos no te preocupes, en la última carta no me explicaste con claridad lo del matrimonio ¿Aún sigue en pie? Me preocupa que puedas llegar a arrasar a una vida llena de odios y resentimientos a Lady Isabelle, acuérdate querido hermano que las cosas suceden por algo, quizás esta sea tu oportunidad para ser completamente feliz.
Espero me cuentes cómo va todo en casa, te extraño, extraño mucho londres y el sazón de la señora Magreth, la comida del hospital es incipida, pero los doctores dicen que es lo mejor para mí.
Me despido con mucho amor
Siempre tuya Lady Emma Neville
Soltó la carta sobre el escritorio, analizando cada palabra escrita y efectivamente Emma tenía la razón en estar preocupada por el matrimonio, cuando envío la última carta aún no había aclarado sus sentimientos, además también tenía razón cuando decía que esa era la oportunidad para ser feliz.
Isabelle sin que ella supiera logro brindarle a su hermana los recursos para tratar su enfermedad, además de librarlo de un matrimonio, el cual hubiera sido el peor error de su vida y también por salvarlo de una vida solitaria y fría.
Querida hermana
Me alegra que estés bien, lástima que aún te queden los vestidos, pero no importa, cuando llegues habra iniciado la temporada de caza y necesitaras algo acordé, nada impedirá que te llenes de detalles.
Y sobre el matrimonio, déjame decirte que las cosas con Lady Isabelle han cambiado para mejor, y no te preocupes, lo último que quiero es dañarla.
Londres no ha cambiado nada, aunque la gente es más charlatana que antes, Carlos te envía saludes, esperamos que llegue el día de tenerte nuevamente en casa, nos haces falta.
Dios guarde tu salud y bendiga las manos de los médicos para que te recuperes pronto.
Tu más fiel servidor
William
Doblo la carta para entregarla al lacayo, en cuanto a lo ocurrido con Isabelle no le pareció conveniente contárselo, su estado de salud, aunque mejor, podría decaer por la preocupación que podría generar si le contase, así que omitió esos detalles.
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Isabelle revisaba su jardín cuando le avisaron de la llegada de una carta, como días atrás había limpiado y plantado más flores no hubo necesidad en cambiarse para recibirla, entro a la mansión y se encerró en la sala de té para leerla.
Queridísima y futura hermana
Perdonadme por no haber escrito antes, pero las últimas semanas han sido cruciales para culminar mi tratamiento, es por eso que no permiten hacer nada, y mis doncellas no saben escribir para encomendarles a ellas la tarea de que escriban lo que deseo, además que no quiero que ellas sepan mis sentimientos hacia el doctor.
A parte de eso te cuento que mi salud a mejorado, hasta subí unas líbras, ¡Hay Isabelle! No sé si es por el tratamiento o por quien está cuidando de mí, pero me siento más viva que antes... te contaré un secreto; el doctor villa me llevo a recorrer los alrededores del hospital, no te imaginas la alegría que me dió salir de estas cuatro paredes.
Te estarás preguntando por el compromiso del doctor, pero no he querido pensar en ello, es algo inminente, y al menos durante lo que me quede de estadía, disfrutaré cada momento con él, mi amor es tan grande que prefiero verlo con otra, que dañar toda su vida al contarle mis sentimientos, aunque, si lo pienso, no sé puede dañar nada y menos cuando él es indiferente al amor que le profeso.
Espero que al menos tú puedas ser feliz, cuando las oportunidades se dan varias veces es porque algo hermoso trae consigo.