IAN
Estaba frente al espejo, ajustando mi chaqueta de cuero con cuidado para no despertar a Zazil, pero de pronto, su tono seco rompió el silencio.
—Me dijeron que te vieron en el nuevo bar de la ciudad, estabas con una chica. —Reclamó por centésima vez en los pocos meses que llevábamos juntos.
—Sí, te dije que iría, incluso te invité y dijiste que no. —Le recordé con tranquilidad, mi conciencia estaba completamente tranquila en que nunca le había faltado de alguna manera.
Antes de Zazil, sí, era un mujeriego, que no tomaba ninguna relación seria, pero en el momento en que apareció y frontalmente me pidió exclusividad y una relación monógama, la acepté. Su fuerte carácter su madurez y su lado dulce, simplemente hicieron que todas las demás fueran simples borrones.
—Pero bebecito… —Zazil me abrazó desde atrás, sus manos apretaron mi pecho y su mejilla se recostó en mi espalda— Sabes que aunque quiera no puedo, mis padres me harán la vida imposible y no podré volver a verte.
—Es algo que respeto, Zazil, pero no lo comprendo si te soy sincero. Eres una mujer adulta, tienes 25 años, tus padres ya no deberían prohibirte tener una relación amorosa.
—Yo lo sé y tú lo sabes; aun así, vamos, te lo he dicho antes —solté un ligero suspiro y asentí—. Estoy estudiando la maestría, mis padres no vienen de una cuna de oro como la tuya; pagar mis estudios les ha costado sudor, sangre y esfuerzo, no quieren que arruine eso tal y como lo hizo mi hermana.
—Quizás tu hermana no esté estudiando una maestría, y tal vez no lleve una vida económicamente buena, sin embargo, es independiente y no está bajo el yugo de nadie.
—¡No hables como si la admiraras! —explotó de inmediato al mismo tiempo que se alejó de mí— Mucho menos si no la conoces, no tienes idea de la persona que es ella, o del daño que me hizo. —Pasé una mano por mi cabello, teniendo que aceptar que me equivoqué al lanzar aquel comentario.
Yo sabía de la existencia de la hermana, la innombrable, sabía que era la oveja negra de su familia y que por alguna razón aún desconocida, Maya la odiaba. Y a decir verdad, mencionarla fue con toda la intención de hacerla enojar, solo para que sintiera lo mismo que siento yo al ser el novio escondido bajo la alfombra.
Si bien, Zazil me había pedido un poco de tiempo, mi paciencia se estaba agotando. Ver a mis compañeros de juerga realizar su vida con su familia mientras yo iba quedando atrás solamente incrementaba mi inquietud ante la idea de quedarme solo.
Porque realmente disfruté de mi juventud, hice lo que quise, no tenía arrepentimiento de nada y tampoco me quedé con ganas de hacer algo, así que ya se sentía necesario sentar cabeza y Zazil era la única con la que había logrado imaginar un futuro.
—Lo siento —me disculpé después de un largo momento—, simplemente que parece que regresé a la escuela secundaria, andado a escondidas y tomando la mano de mi novia solo cuando nadie ve.
—¿Y eso no te parece lindo? —Zazil, quien estaba cubierta de una tela blanca, se acercó a mí y tomó mis manos—. Es como un juego; además, la adrenalina te pone intenso. —Mordió su labio al decir aquello y simplemente negué con la cabeza.
—Serán solo seis meses más, ¿verdad? —le pregunté y ella asintió.
—Seis meses y todo termina —aseguró y sonreí con satisfacción. —La atraje hacia mí, uniendo sus lindos labios a los míos—. Te amo. —Me juró con voz dulce acompañada de una brillante mirada.
—Te amo, Zazil. —Respondí.
Abandoné el departamento dejando a Zazil ahí. No vivíamos juntos, pero éramos vecinos; así fue como nos conocimos.
El departamento de mi novia estaba en el mismo piso que el mío, solo que al fondo.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron y entré, saqué del bolso de mi pantalón la caja que guardaba el anillo de compromiso que me habían entregado ayer. El diamante brillaba gracias a los reflejos del sol que se filtraban por la parte trasera del elevador.
—Es muy hermoso. —Susurró la anciana que estaba al lado mío.
—Muchas gracias —respondí y me dio una sonrisa—. Me lo dicen todo tiempo, pero ya tengo novia. —La mujer se echó a reír de la manera más dulce, no tenía dientes y eso me hizo incluso verla más linda.
—Muchacho atrevido. —Me soltó un débil manotazo en la espalda—. Has hecho mi día.
Salí del elevador con la anciana de mi brazo, la guié hacia el sitio de taxis y no la dejé sin antes ayudarle a subir a un auto.
Tenía miles de defectos, no obstante, mi madre se había esmerado en criar a un caballero y no podía deshonrarla.
SEIS MESES DESPUÉS
Era el día de en que Zazil oficialmente terminaba su maestría, de lejos la acompañé en la entrega de su título. Tomé fotografías desde la última fila y aplaudí con esmero cuando su nombre sonó por los altavoces.
Por fin, la espera había terminado.
Mi novia me prometió que era el día en que hablaría con sus padres sobre nosotros, y por la noche, ella y yo festejaríamos.
Así que cuando la ceremonia terminó y hui del lugar sin ser visto, me dirigí al departamento para preparar la sorpresa. Era un día de diversos festejos.
Emocionado y nervioso, llegué a la florería, llené mi cajuela con cientos de flores rojas y llevé conmigo a una empleada para que me ayudara a montar lo que quería.
Después me dirigí al restaurante favorito de Zazil y ordené su platillo y vino favorito. Me aseguraron que el chef y el mesero estarían a la hora indicada en mi departamento.
Por último, llamé al pianista que había contactado con anterioridad solo para asegurarme de que el plan seguía en pie.
Al llegar al departamento, este ya estaba reluciente gracias a mi ayudante de limpieza, así que la florista y yo comenzamos a formar un camino de pétalos, además de llenar el lugar con las rosas y pequeñas velas blancas.
—Me encanta cuando los hombres son parte del plan y no solo pagan por ello. —Dijo la joven con un tono esperanzado.