Un Ex-Millonario en Aprietos.

Capítulo 2

❈──•◦ ANTHONY ◦•──❈

Camine bajo la lluvia por lo que parecieron horas, mi primera parada sería mi mansión, que para bien o para mal, se encontraba ubicada cerca a la mansión de mis padres.

Al llegar al lugar una camioneta blindada se encontraba frente a la reja y en el interior pude ver a varios hombres vestidos con impermeables alrededor de la casa cosa que me extrañó demasiado, para entrar había que poner un código de seguridad.

Cuando me acerqué a poner el código pero fui detenido por uno de ellos.

— Lo lamento señor, esto es propiedad privada, no puede estar aquí.— me detuvo uno de los hombres que reconocí como el jefe de seguridad del hospital.

— Los que no deben estar aquí son ustedes, tal como lo dijo, esto es propiedad privada y es mi propiedad— me miró perplejo por unos segundos, luego sacudió la cabeza un poco.

— Lo lamento señor Silver, son órdenes de su padre, no tiene permitido entrar a ninguna de sus propiedades hasta que él dé la aprobación.

— Como usted mismo lo acaba de decir, son mis propiedades, puedo entrar y salir cuando guste.

— Son propiedad del señor William Silver hasta que él determine lo contrario.

— Él no es dueño de nada, déjame entrar para demostrarlo.

— Lo lento señor, le voy a pedir que se retire o llamaré a la policía.

— Llámalos, mejor para mí, podré demostrar que está mansión es mía.

— Yo le recomendaría no hacer eso, sabe las influencias de su padre, solo retírese.— negué con la cabeza y sin importarme sus palabras me acerque al panel de seguridad de la puerta, desafortunadamente, la clave que siempre utilizaba ahora no funcionaba.

— ¿Qué demonios? — susurré poniendo nuevamente la clave y fallando una vez más. 

— Le dije que es propiedad del señor Silver, lo lamento joven Anthony.

Golpeé el panel con los puños, el agua escurría por mi cuerpo y aproveché la lluvia para camuflar las lágrimas de frustración que brotaron de mis ojos.   

Estaba enojado y decepcionado de todo lo que estaba sucediendo, aún no podía creer que mi padre jugará tan sucio solo por una alianza, no solo quería que me casará con esa mujer, quería eliminar la competencia de ese modo, quería usarme para sus ridículos planes.

Cuando fui capaz de controlarme emprendí una vez más mi camino, el hombre dejó una palmada en mi hombro antes de salir del lugar y me deseo suerte.

Suerte, más que suerte necesitaba un milagro para salir de esa, camine casi arrastrando los pies hacia mí apartamento, caminando me tomaría al menos dos horas llegar y bajo la lluvia no era la mejor idea, pero no sabía más qué más hacer, estaba sin celular, y lo único que llevaba en mis bolsillos era mi documento, no tenía modo de comunicarme con alguien.

Deje salir el aire y seguí mi camino, la lluvia parecía no querer detenerse jamás, cada vez se precipitaba con más inclemencia sobre mi.

En mi apartamento las cosas no fueron distintas, afuera de mi puerta había dos gorilas enormes haciendo guardia.

Camine lo más erguido posible hasta la puerta y como en la mansión introduje el código en el panel.

— No puede estar aquí— gruñó uno de los enormes gorilas.

— Es mi penthouse, es obvio que puedo estar aquí.— el tipo me dio una media sonrisa cuando el panel de seguridad marcó un error en el código de ingreso.

—Solo el propietario— repitió antes de saltar sobre mí y golpearme con fuerza.

Intenté devolver los golpes, pero el tipo era diez veces más musculoso y grande que yo, no tuve ninguna oportunidad contra él y me lleve una buena paliza.

— Está es mi casa — susurré desde el suelo incapaz de moverme por el dolor.

— El señor dice que acepte la propuesta y le entregará el código de entrada — hablo el otro con el teléfono en el oído mirándome con pesar.

— Dile que se meta su propuesta por donde no le da el sol— una patada en el abdomen me saco el aire nuevamente. 

— Un riquillo idiota, son los que me gusta moler a golpes.

Logré defenderme de algunos golpes, pero no fue suficiente para librarme de una buena golpiza.

No pude tomar el ascensor para bajar de nuevo y tuve que hacerlo por las escaleras, todo me dolía y en algunas ocasiones el mismo dolor me enviaba al piso, lo que solo causaba más y más golpes.

«Ahora que hago» pensé mientras me sentaba en la acera frente al edificio.

La lluvia había cesado, ahora era una ligera llovizna.

Pase mis manos por mi rostro un par de veces, los golpes me dolían, todo yo estaba lastimado y dolorido, no tenía a dónde ir, mi mejor amigo no estaba en el país, ir con mi ex novia no era una opción, apenas supiera que no tenía un centavo me cerraría la puerta en la cara.

— Escuchaste lo que hará el centro comercial, me parece algo de mal gusto, se llenará de vagabundos.— una mujer se detuvo frente a mí y estiró la mano para detener un taxi, hablaba por teléfono con sus auriculares y en su otra mano llevaba un café que se me hizo agua a la boca por el aroma que desprendía




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