❈──•◦ EMMA ◦•──❈
Estuve a punto de soltar una carcajada en el momento que Anthony me aseguro que podía cuidar a mi hijo, lo acababa de ver saltando en la cama y gritando como loco por ver sapos, no me imaginaba cuidando a Angel y sobreviviendo a sus travesuras.
— No se si pueda dejar a Angel a tu cuidado, es algo muy serio, como se que no eres algún depredador o un pedofilo.— me miró frunciendo el ceño.
— ¿Con qué clase de gente te juntas?
— Con nadie, últimamente solo con Ángel, pero uno ve noticias, hay muchas cosas peligrosas allá afuera.
— Tendrás que confiar en que no soy peligroso — suspiro mirando el techo por unos minutos, parecía indeciso y algo nervioso. — Te diré la verdad Emma.
— Te escucho— metí la bandeja de croissants al horno y me limpié las manos para sentarme frente a él.
— Mi familia, más específicamente mi padre, me echó a la calle sin un solo centavo en mis bolsillos, me quitaron mis tarjetas, me quitaron mi apartamento, en resumidas palabras me quitaron todo, no tengo a donde a ir.— aquellas palabras me devolvieron al pasado, a aquel dia en que mi madre me echó de casa y mi padre tiró mi ropa a la calle por ser la vergüenza de su familia.
— ¿Qué fue lo que hiciste?— pregunté curiosa.
— No acepte un matrimonio por conveniencia.
— ¿Solo eso?— asintió con la cabeza tomando un sorbo de café.
— Solo eso, la chica era una niña mimada, no sabía lo que era trabajar para ganarse la vida, esperaban que yo trabajara el doble para mantenerla.
— Que horrible — me quedé pensativa.
Su caso no era ni un poquito semejante al mío, pero si había sido despreciado por su familia por no seguir sus órdenes, era injusto.
— Fue horrible, pero se que podré salir adelante, tal vez algun dia le mostraré a mi padre que lo que me quito no es más grande que lo que recibí después.
— Saldrás adelante, lo se, por ahora, acepto que seas el niñero de Angel, eso si, debo advertirte, su pasatiempo es ahuyentar niñeras— lo vi tragar saliva y sonreír de forma tensa. sería divertido ver que iba a pasar..
— Bueno, ¿Que tengo que hacer?
— Por hoy tendrás algo de ayuda, hoy Ángel no tiene clase, así que irá conmigo al trabajo, puedes ayudarme a cuidarlo allá, para que no escape mientras me ocupo.
— Me parece bien, suena como algo fácil.— sonreí ligeramente.
Ángel era experto en esconderse en el centro comercial, a veces me tomaba horas encontrarlo y solo lograba hacerlo con ayuda de la cámaras de seguridad, lograba sacarme sustos de muerte, por fortuna ninguno de sus “juegos de escondidas” pasó a mayores.
— Tengo que terminar para partir, ayer vendí todo. — volví a girarme y empecé a trabajar en mis postres.
Los cheesecakes ya estaban listos, solo debía adicionarles las salsas frutales y porcionarlos para llevarlos, mis croissants estaban listos para sacar del horno y las magdalenas estaban ya listas en sus tuppers, un montón de panecillos y galletas acompañaban todo el pedido, iba a ser un gran día. Busqué café, chocolate y tés y con todo listo en mis manos salí a acomodar todo en el auto.
— ¿Te ayudo? — grité asustada tropezando con el escalón y cayendo de forma estrepitosa al suelo. — ¿Estás bien? — con una facilidad increíble me levanto del suelo y me reviso para ver si no estaba herida.
— Estoy bien, suele suceder de vez en cuando, no te preocupes.— Levante los frascos, que afortunadamente eran todos de plástico y los abrace a mi cuerpo para caminar hacia la parte trasera del auto.
— Pues vaya que eres torpe — enarque una ceja en su dirección y el sonrió avergonzado, — Disculpa, no quise ofenderte.
— Mamá siempre cae al piso, se tropieza con casi todo, no te preocupes — bufó sonoramente.
— Ayúdame a traer las bandejas para ponerlas en el auto, Angel.
— Pero mamá, estoy viendo mis dibujos.
— Sabes bien que cuando no tienes clases debes ayudarme, dale, o no pagare mas cable y te quedarás sin tus dibujos
— ¡Eres muy cruel!— gritó entrando
— Si, soy muy cruel — grite de regreso y me gire hacia Anthony, — Y tu, sostén esto— deje los frascos en sus brazos y me gire para abrir el baúl y acomodarlo para arrancar el día.
— ¿Es tu auto?
— No, es una nave espacial, pues claro que es mi auto.
— Parece estar a punto de desarmarse, ¿es seguro viajar ahí?
— Si no quieres ir en él puedes quedarte en el patio, no tengo problema— me encogí de hombros, él no mencionó nada más acerca de mi auto.
Por suerte para mi no debía madrugar demasiado cuando Ángel no tenía clases, pues siempre adelantaba en las noches y el centro comercial abría después de las nueve, los días de clase sí que debía hacerlo, tenía que levantarlo, alistarlo y llevarlo hasta la escuela para luego volver y hacer mis cosas. Ser madre era un trabajo pesado.
Una vez tuve todo completamente ordenado corrí escaleras arriba para arreglarme, no tarde más de diez minutos, cuando baje encontré a Anthony y a Ángel mirándose fijamente con los ojos entrecerrados, parecía que se estaban divirtiendo.