#1
EL MEDALLÓN
Camino por la calle y al igual que en mi recuerdo, está vacía, es casi como si la calle le perteneciese... ¿A quién? ¿A Lili? ¿A Saúl? A Cris... la calle está llena del fantasma de su presencia. Se siente en el aire. Tal vez las haya recorrido ese mismo día... no he podido olvidarle... ¿cómo hacerlo? ¿cómo olvidas a la persona con la que compartiste mil días? Es imposible. Cada día me levanto y me digo: "hoy será diferente, hoy harás algo más, hoy no pensaras en él", pero siempre, al final del día acabo admitiendo que eso es imposible. Hace dos años él estaba conmigo, hace cinco meses la esperanza brillaba en sus ojos, e incluso un poquito en los míos. Y así como llegó, de pronto, se fue de mi vida para siempre.
Cada vez que camino por cualquier calle siento a un fantasma merodeando, acechándome, llenando mi mente de los recuerdos más hermosos, hasta los más horribles. Cuando tránsito por arterias familiares la imagen de mi hermano inunda mi mente, pero en estos momentos no es mi hermano el fantasma, sino él, es él, el mejor amigo de mi hermano, el mejor amigo de mi hermana, de Lili, Lili ella también se fue... cada vez que paso por cualquier calle, una sombra se esconde entre los postes, el aire está infectado de cualquiera de ellos, susurra sus nombres... y yo solamente soy un conejo sin nada que hacer.
Miro hacia el horizonte y me encuentro con el cielo azul, le ignoro y hago lo que vine a hacer a este lugar y a esta calle en cuestión: vengo a verle, luego de tanto tiempo vengo a reclamarle lo que es mío, vengo a llamar a su puerta y a preguntarle sobre el medallón que le dio Saúl. Respiro profundamente, me digo a mi misma que no debo huir corriendo, me digo que no me va a pasar nada, que estoy exagerando, no es que vaya a ver a algún asesino. Después de todo, en su tiempo fuimos amigos.
Contemplo la puerta, la madera ha sido pulida recientemente, nada comparada con la de mi casa que está totalmente vieja y con la pintura desconchada. Suspiro una vez más, el calor se ha ido de mi cuerpo. Extiendo mi mano y llamo. No hay respuesta. Me exaspero un poco, y vuelvo a repetir la acción solo que con más insistencia. Nada. Decido largarme, acabo de arrepentirme por estar aquí, giro sobre mis talones y me propongo irme, entonces... entonces los colores del cielo azul se vuelven grises ante el sonido de su voz.
--¿Mene? --dice Cris extrañado.
Me vuelvo para mirarle a los ojos... ¿Quién se creé para llamarme así?
--Dulcemen. Ya te he dicho que detesto que me llames "Mene" --contesto.
¿Es que nunca aprenderá? supongo que no, parece el mismo de siempre, luce como la última vez que lo vi, tiene el cabello café, ojos del mismo color solo que un poco más oscuros, labios carmesí, rostro afilado, alto y delgado... sí, sin duda es el mismo. Sé que fue al funeral de Saúl, mi hermano. Yo no lo hice, no tenía el corazón para hacerlo...
--Perdón... lo había olvidado.. ¿A qué vienes? ¿Que se te ofrece? --Me responde Cris pretendiendo dar una disculpa, pero con gesto exasperado. Seguramente piensa "¿Como esperas que lo recuerde?" pero el que se equivoca es él, debería recordarlo perfectamente.
--Vengo por el medallón. Era de mi hermana y, lo quiero devuelta, significa más para mí que para ti.
--Tus hermanos eran mis amigos... Y Saúl me lo dio a mí, me dijo que Lili hubiese deseado que yo lo tuviese, no dijo nada respecto de ti.
--Lo sé, pero Saúl no contaba con su propia muerte... ellos eran mis hermanos, creo que no te ha quedado claro.
--Bueno, él me lo dio a mí.
No respondo nada, recuerdo lo mucho que me molesté cuando Saúl se lo dió:
Me había quedado en la casa de mi hermano, era domingo por la mañana y nos encontrábamos desayunando en la mesa del comedor como gente normal...lo cual era extraño puesto que, nunca comíamos en el cdor, por eso estaba un poco sorprendida, pero supuse que estaba exagerando al preocuparame por aglo que debio acabar hace mucho, ya estabamos muy grandes para hacer esas niñerias de no comer en donde se debe. Mi hermano llevaba su bata azul puesta, esa bata con cuello en v, era perfecta para dejar a la vista que faltaba algo... entonces lo noté, no llevaba el medallón que hasta hace un día antes le adornaba el cuello... lo había mantenido ahí desde hace años... desde la muerte de Lili ¿Que había hecho con él? Se lo pregunté temiendo la respuesta obvia, respondió que se le había perdido, su respuesta se sintió como una bofetada... ¿Que se le había perdido? Era claro que eso era mentira. Exigí que me dijera la verdad, me contestó que no me agradaría saberlo, y que con lo desvergonzada que era le haría ir a "recuperarlo" Eso confirmó lo que ya sabía.
Hace días que discutíamos sobre el asunto de que Cris no tenía nada de Lili y quería algo... Saúl me dijo que Cris tenía el derecho de tener algo de su mejor amiga... en ese entonces, Cris y yo no éramos amigos... entendía perfectamente que quisiese algo de su amiga, ya que práticamente Lili y Saúl eran tan hermanos de Cris como lo eran mios. ¿Pero porqué Saúl tenía que haberle dado precisamente el medallón? Esa alhaja era invaluable, pues cuando Lili nació, mi padre se lo colocó en su cuello por ser la menor, y había sido de mi padre (que tambien había sido el menor de tres hermanos) antes que de mi hermana mas chica y como mi hermana menor había fallecido entonces le correspondía a Saúl, no ha nadie más a Saúl. Es por eso que me molesté tanto cuando se lo cedió a Cris, era una reliquia familiar a la que solamente "la familia" tenía derecho, no era justo... Le grité a Saúl esa vez, le regañé e incluso le di una bofetada, pero nada le hizo cambiar de opinión.
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Editado: 24.07.2018