Un heredero para el playboy (#1 de la saga heredero)

Capítulo 7: Vete al demonio.

Amaia.

Habían pasado los dos días que Duncan mencionó que me casaría con él a las buenas o las malas, pero gracias al cielo él no había vuelto a aparecer por el rancho.

Cosa que me hacía sentir un poco más tranquila.

Por otra parte, mis padres y el tonto de mi hermano me habían llenado de preguntas, las cuales todavía no tenía respuesta.

¿Lo quieres? ¿Estás dispuesta a casarte con él? ¿Amaia Montero porque firmaste con su empresa?

Estoy agobiada, me siento frustrada y más aún cuando al parecer mi propia amiga estaba inquieta, es como si algo quisiera decirme, pero no tenía el valor suficiente para hacerlo.

Mi vida es una mierda.

Baje las escaleras con cuidado encontrándome con una Aitana bastante sospechosa hablando por teléfono.

—Maldición idiota, no sé cómo pude caer en tus malditas y sucias garras... Esto sí que Amaia no me lo perdonará. Te voy a matar, rata asquerosa... juro que lo haré.

Acorté mis pasos hasta quedar justamente detrás de ella y sin perder tiempo hablé. —¿Qué no te voy a perdonar Aitana? -ella gira bruscamente hacia mí y su labio tiembla. —¿Por qué estás tan nerviosa? ¿Hiciste algo mal Aitana?

La mencionada dejó de cortar una manzana para acercase a mí y lo primero que hizo cuando está delante de mí fue abrazarme con fuerza.

—¿Qué te pasa Aitana? Puedes confiar en mí.

Mi amiga se separó de mí y agachó su cabeza.

—Hice algo que me está perturbando la mente. Traicione tu amistad y eso lo que más me duele, perdóname, Amaia. Perdóname. -ella volvió a abrazarme y en esta ocasión sentí sus lágrimas en mi pecho.

—¿Por qué dices eso? Contexto Aitana, contexto...

Ella dejo de abrázame para mirarme fijamente a los ojos.

—Traicione tu confianza de la peor manera Amaia. Me uní con el enemigo y no conforme con eso volví a caer en las redes de ese idiota. -la observé tragar salida —Fui yo quien le hizo saber al playboy que su semilla dio fruto. Que te había dejado embarazada.

La miré fijamente e hice una mueca.

Yo sabía que algo se traía entre manos, sospechaba de ella. Solo quería que ella me confirmará que había sido ella quien le fue con el bombazo a ese idiota.

Estoy consciente que ella quería que le gritara por inmiscuirse en mis asuntos, pero eso no pasaría. No le gritaría porque sé que no lo hizo con mala intención, sé que lo que Aitana buscaba con esto era que no sucediera lo mismo que pasó con ella. Que no alejará a mi hijo de su padre.

—Se que en este momento estás más que cabreada conmigo por lo que hice Amaia, estoy consciente de que solo una atrevida, habladora y muchas cosas más. También entendería que ya no quieres que sea tu amiga, entendería si me quieras echar de tu casa con una patada en el trasero. Comprendería si...

Rodé los ojos y miré hacia el cielo, esta mujer se pasaba de dramática.

—Aitana -ella coloco sus ojos en mí y agacho la cabeza. —Deja de ser tan dramática, por una vez en tu vida. Sabía que algo te traías entre manos así que no estoy para nada sorprendida, también sé que no lo hiciste con maldad, así que puedes respirar con tranquilidad.

Mi loca mejor amiga abre sus ojos como platos y su boca forma una perfecta O.

—¿Lo sabias? -asentí —Soy una idiota. Ya tenía una pala en el jardín para ayudarte a cavar mi propia tumba, que bruta soy...

Negué con la cabeza y caminé hasta detenerme al frente del frutero que tenía mi abuela en la cocina.

De allí tomé una manzana verde y sin más le di una gran mordida.

—Amaia tengo que confesarte otra cosa. -enarque una ceja y ella tragó saliva. —En este preciso momento Duncan Salvatierra está llegando al rancho para secuestrarte, para obligarte a casarte con él.

Solté un suspiró cansado y tomé del recipiente otra manzana.

—Pues que lo intenté... -dictamine mientras salía de la cocina.

Si ese idiota pensaba que podría llevarme tan fácilmente estaba equivocado. Primero le daría mucha pero mucha batalla.

Caminé con paso decidido hasta el gran patio de mi rancho. Cuando estuve lo suficientemente alejada de la casa detuve mis pasos abruptamente y solo paso un minuto cuando sentí una mano en mi boca.

Le daría mucha pero mucha batalla a este idiota.

Mordí su mano con bastante fuerza, él me soltó y a la misma vez un gran grito de dolor salió de sus labios. Me gire hacia él y este se encontraba mirándome su mano.

—¿Qué diablos haces idiota? -escupí estás palabras mientras le di una mirada despectiva.

—¿Aitana te fue con el chisme? -pregunto mientras se acercaba a mí. Yo retrocedí lentamente. —Pues qué bueno que sepas que te raptaré y si es necesario obligarte a casarte conmigo lo haré porque no dejaré que mi hijo sea ilegítimo y se crie sin su padre.

—Inténtalo y veamos a como nos toca.

Él se enfureció al escuchar estas palabras y empezó a caminar hacia mí, pero yo fui más rápida que él. Apreté con fuerza la manzana entre mis manos y no dude en lanzarla con toda la fuerza posible. Cuando la manzana golpeo la frente del libertino y este calló desmayado en el suelo.




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