Clary se arregló la ropa antes de salir del consultorio, tomó la receta médica que le dio la enfermera y luego salió del consultorio sin que nadie la viera. Encontró un montón de personas corriendo de un lado a otro. No se lo pensó dos veces antes de ir a ver qué estaba pasando y se encontró con Mark, lo que la puso muy nerviosa, porque no quería verlo. Vio como Marco salía con Rebecca del agua y sus ojos se abrieron como platos porque ella no se veía para nada bien por toda la sangre que estaba dejando salir.
Se suponía que era un sangrado normal, pero lo que salía de su parte íntima era mucho más que cualquier cosa. Sin saber qué hacer, fue a su habitación a esperar un rato para poder ir a ver a su amiga. No sé encontró con nadie de su familia que la detuviera, todo parecía ir bien hasta que cuando abrió la puerta para saber de Rebecca, se encontró en el pasillo con toda su familia caminando hacia ella.
— Entra, tenemos que hablar —dijo su padre dándole un empujón hacia la habitación—. ¿Por qué no le tomas las llamadas a Piero? ¿Quieres que tu futuro matrimonio se arruine?
— Mi teléfono se quedó sin batería —le dijo a su padre y retrocedió—. ¿Por qué vinieron todos? ¿Pasó algo más?
— Queríamos conocer más a fondo tu habitación —dijo su hermano mayor—. Te quedaste con esta habitación tu sola y ahora eres como una reina.
— Fue porque Piero no quiso subir, no tengo culpa de eso —murmuró—. Si no tienen más que decir, les pediré que se vayan.
— ¿Ahora hasta órdenes nos das? —preguntó su hermana Carolina—. ¿No te basta con querer ser el centro de atención?
— Nunca quise ser el centro de atención —murmuró—. Iba a ver a Rebecca, la esposa del alfa Marco.
— ¿Ahora eres amiga de ella? —preguntó su padre a lo que ella asintió de manera lenta—. Salgan todos y pónganse a hacer algo productivo —hasta que sus hermanos, al igual que su madre no salieron su padre no volvió hablar—. Espero que no trates de romper la amistad con esa chica.
— ¿Qué?
— Son una familia muy poderosa, sé que de esa manera podrás estar cerca de Mark, pero eso no me interesa en este momento. Lo único que quiero es que trates de que tu amistad con esa tal Rebecca no se rompa por ningún motivo, ¿estamos claros? —ella asintió—. Si no es mucho pedir, quiero también que hables bien de nuestra familia.
— ¿Por qué haría algo como eso? —preguntó muy confundida—. Tus negocios con esa empresa se terminaron hace mucho tiempo.
— Quiero tener negocios con un número limitado de personas y tú sin duda te harás cargo de que yo pueda lograrlo —sintió que había algo más detrás de todo eso—. Ahora puedes irte, yo le diré a Piero que te quedaste sin teléfono. Eso podrá ayudarte por el momento.
— De acuerdo, gracias, papá.
Su padre no le respondió, simplemente salió de la habitación y segundos más tarde también lo hizo ella. Se encontró con Licy en su camino hacia la habitación de Rebecca.
— Lo siento tanto, Becca —Licy cerró la puerta de la habitación—. Debí de hacer todo lo posible para que esa loca sin familia no te hiciera eso.
— No te preocupes por nada. Recibiste un golpe también, por lo que no tienes de qué preocuparte en lo más mínimo —se levantó de la cama con algo de dificultad—. Ya todo está bien, no hay nada malo.
— ¿Estás segura? —preguntó Clary—. Marco no se veía bien cuando salió de la habitación.
— Irá hacia donde Emely, ella estará en serios problemas —se quitó la ropa delante de las chicas—. No sé cómo es que su familia tratará con esto, pero ten por seguro de que espero que la meten.
— Se metió con la familia equivocada —dijo Licy—. Si tu bebé hubiese muerto, ella no estaría para contarlo.
— Confirmo. El meterse contigo estando en tu estado lo único que logró fue la desterraran de la familia.
— Eso sería algo cool —se puso un vestido—. Por arte de magia hasta mi sangrado terminó.
— Es que debiste ver como Marco saltó en tu rescate —Licy abrió los brazos mientras se sentaba en el sofá—. Parecía que al inicio se iba a morir, no obstante, después se lanzó al mar sin pensárselo dos veces.
— Todos hablan de eso también. Dicen que su matrimonio será uno de los mejores —dijo Clary imitando la acción de Licy—. Ya hasta les tengo envidia.
— No hay razón para que nos tengas envidia.
— Es que ustedes son muy lindos, parecen de esas parejas de cine.
— Eso es absurdo —se sentó en la cama—. Todavía me siento un poco mal, creo que el bebé me pedirá algún tipo de comida y Marco no está cerca —hizo una mueca—. Cambiemos de tema, ¿cómo te fue con la doctora? —le preguntó a Clary.
— Ya está esa cosa de Mark dentro de mí —murmuró Clary sonrojada—. Debo esperar setenta y dos horas para saber si funcionó y poder decirle a mi padre que alguien me desvirgó.
— ¿No se supone que era un procedimiento más complicado para que pueda funcionar? —preguntó Rebecca sorprendida—. No pensé que fuera tan fácil.
— Algo así, pasa con no tengo el cuerpo desarrollado como cualquier mujer —omitió algunos detalles—. Quedamos que Mark no se puede enterar de que yo me robé su esperma.
— De mi parte no lo sabrá nunca —dijo Rebecca—. Me temo que me odiará por esto cuando se entere de que tuve que ver en algo.
— Es lo más seguro —dijo Licy—. Mi jefe no me ha dicho nada acerca del porqué me hizo firmar esos papeles.
— Porque te quiere todas las noches en su cama —Rebeca subió y bajó las cejas de manera insinuante—, pero poniéndome seria, tienes que hablarle claro y decirle con voz fuerte y dura las razones por las que decidió dejarte embarcada con un matrimonio en lugar de tu renuncia.
— Hablando de eso, ¿Por qué querías renunciar a tu trabajo? —preguntó Clary.
— Porque ya no quería estar en el mismo lugar que él —se rascó la frente—. No me quiero ni imaginar lo que sería estar casada con alguien como él.