Inspiro profundo, mirando la puerta del hospital.
Cargo en mis brazos el cuerpo de mi hijo, quien tiene un gran parecido a su padre, aunque me cueste admitirlo.
A veces me pregunto cómo es que pueden obtener la mayoría de sus genes, si nosotras somos quienes lo gestamos.
Decido no reparar en eso en lo que vuelvo a tomar aire, mirándolo descansar.
Mis pies avanzan y los pasos me recuerdan lo mucho que dudé en hacer esto.
No quería aventurarme a darle la noticia.
Prefería seguir pareciendo una desconsiderada, porque ni siquiera me fui de su cama en la mañana.
Ahora regreso para hacerle ver a la criatura de la que nunca se enteró, solo porque el miedo a su rechazo, prefirió vencerme.
Y es que Alex es el tipo de hombre del que escapas para que no te rompa el corazón.
Es el que idealizas, en el que crees poder encontrar el amor por su atractivo, por su carisma, por cómo se maneja con sus pacientes en una carrera que le demanda mucho más que vivir.
Es quien pone el sacrificio por encima del sueño, a quien el trabajo valora por lo que hace.
No es del tipo que busca compromisos que arruinen su vida diaria.
Prefiere seguir una agenda, a cambiarla por cosas que estén frente a su puerta.
Es el típico médico solterón que salta de cama en cama, para aliviar el hecho de que está solo.
Solo así sabe llenar partes de su existencia, sin caer en el alcohol.
De todas formas, no vuelve con esas chicas.
Prefiere no repetir.
Suspiro al remover la cabeza.
A pesar de la idea clara que tenía de él, de saber que esperaba demasiado de un hombre que no iba a darme tanto, los dos sucumbimos una y otra vez.
La primera noche llamé su atención y la segunda trajo algo de venganza.
Tenía resentimientos por la forma en cómo se fue.
Quizás escapando de mí, luego del encuentro.
Por eso me fui el día en que quedé embarazada.
Pensé que así cortaría un poco de su poder y destruiría una pizca de su ego.
Hoy, puede que sea el día en que me rompa cuando lo tenga cara a cara.
Ni siquiera se espera la noticia que hace tiempo debí darle.
La cobardía se me impregnó en todas partes y no escuché a Emily cuando me dijo que él no me iba a echar.
Tal vez sí lo hice el día en que intenté ir a esa clínica.
No pasé adelante cuando fui llamada.
Lo único que logré, fue correr lejos del lugar.
No sé si fueron sus palabras u otra cosa, solo sé que pude recapacitar.
Al menos hasta que pasé por las piedras filosas de mi familia, cuando les dije que estaba esperando un bebé.
Se les removió el mundo cuando les dije.
Al final, nunca cumplí mi sueño de ser modelo y ahora iba a ser madre, de un hijo sin papá.
No sé si la historia cambiará, de ahora en adelante.
Pienso dar la cara de la misma manera en que lo pasé por alto.
No importa si obtengo su rechazo, lo único que quiero es que lo sepa, al menos para ser responsable.
—Disculpe, señorita, no puede entrar—habla una mujer cuando me ve frente al cubículo donde se supone que él está.
—Traigo algo para Alex—emito.
La veo fruncir el ceño.
—¿Tiene cita?—niego—. Debe esperar afuera.
—Es importante—la miro.
—¿A qué se refiere con importante?—inquiere.
—Traigo un hijo—alza las cejas—. Un hijo para el doctor.
La mujer no vuelve a emitir palabra, solo me observa, extraña, en lo que muevo la perilla para entrar en la estancia.
#668 en Novela contemporánea
#2570 en Novela romántica
#865 en Chick lit
embarazo no planeado, doctor embarazo amor, paternidad inesperada
Editado: 14.11.2024