Un hijo para el doctor [#3]

Alex

—Que milagro, Alexandrei llamándome—Altair libera en cuanto responde el llamado, viendo su rostro en la pantalla luego de haberme acomodado en el escritorio.

—Sabías que tenía un hijo—su silencio me lo confirma al instante—. Y eras mi amiga.

—Ella no quería que te lo dijera, tampoco ser una carga para ti; después de todo, estabas con ella mientras soñabas con mi hermana—revira, oyendo lo duro de su tono—. Y no te atrevas a negarlo, porque le dijiste Emily, Alexandrei—farfulla, molesta.

—No por eso te voy a perdonar lo que hiciste—murmuro—, pero te llamo porque necesito tu ayuda—concluyó, pasando del hecho de que me ocultó lo de Suna y en caso que le hubiera preguntado, no iba a decirme nada.

No porque ella no necesitara mi ayuda, sino porque me acaba de confirmar que no deseaba que fuese una carga para mi mujer y ella tampoco quería ser una carga para mí.

Lo peor de todo es que no la culpo, puesto que en ese momento, tal vez habría tenido razón si me enteraba en ese instante de la existencia del embarazo.

No iba a llegar al punto de ofrecerle que se deshiciera del bebé, aunque no tenía seguridad de hacerme responsable y eso me molesta y me duele...

—Cable, llamando a tierra a Alex—chasquea los dedos en frente del aparato, devuelto en la atención.

—Es Suna—confieso, para que al menos ponga todo el empeño en esto.

—¿Qué pasa con mi niña preciosa?—Indaga, rodando los ojos al afirmar mi teoría.

Yo no le importo ni un poco y si fuera un problema mío, ya estaría cortando la llamada o fingiendo mostrar interferencia.

—Debe ir a declarar a la policía—enarca una ceja—. Jor... Mi ex, la acusa de agresión y si es mucho, "intento de asesinato"—entrecomillo y cubro mi rostro de inmediato—. Busca los registros en los documentos de la policía, por favor.

—Ya los estoy viendo, no te afanes—resta, quitándole importancia con la mano—. De acuerdo, veo que la acusada es... vaya, ¿cómo te metiste con esa loca?—Frunzo el ceño—. ¿Que no has visto su historial, Alexandrei?

—¿De qué hablas?—pregunto, sin comprender nada.

—Ay, por Dios, no me digas que te metiste con ella para sustituir a Emily—hago una fina línea de mis labios, otorgando silencio ante su indignación—. ¡Alex!

—No, no lo hice y ya déjame en paz, esto no es por mí, es por ella—espeto, hastiado—. Ni siquiera sabes por lo que pasé para que actúes de esa manera conmigo, Alta.

—¡La dejaste embarazada!—reclama—. Te metiste con ella porque te flechaste de Suna—susurra, dando en el clavo al fin.

—Yo no sabía—repongo, molesto—. Fue una noche muy loca, no velé para que no se rompiera la protección.

—Pero sí velaste para llamar en sueños a mi hermana mientras Suna dormía a tu lado—recalca, enojada—. Y ahora, por no quedarte solo, la envuelves en otro problema con una desequilibrada mental.

—No te conocía esa faceta de peleona—suelto, cansado—. Y no tienes derecho a juzgar algo que tú no viviste—apunto—. Cuando no la encontré, sentí que me habían arrancado algo y no supe cómo diablos llenarlo, Alta; lamento haber sido un completo estúpido.

—De acuerdo, no te humilles más, que no soy Dios para tal cosa—detuvo, exhalando hondo—. Veré qué hacer para que la denuncia y todo el proceso, desaparezca.

—En realidad, necesito pruebas de que mi ex miente—pido—. Eso será suficiente.

—Lo suficiente pasará cuando la saques de ese hospital—recalca—. Te envío todo en un rato.

—Lo aprecio—susurro, en el despido.

—Un beso a Aleix de mi parte—asiento, cerrando la tapa, bajando la cabeza para ordenar mi cabeza, con tal de empezar el día y atender a las personas que están en lista.

Me toma mucho tiempo con algunas, porque decido poner toda mi atención y empeño en ellas, antes que en lo que estoy pasando por lo que elegí.

No me arrepiento de estar haciendo esto con Suna.

Lo que me ha generado algo de pavor y pánico es la información recibida en cuanto a esa mujer, cosa que no me ha sentado como agradable.

Su historial no es bueno y aunque no es la primera vez que lo hace, podría haber ganado si no le pido ayuda a Altair, porque Joriah es demasiado volátil y vengativa.

Si esto no funciona como quiere, buscará otros modos de acercarse o hacernos la vida imposible, lo que la madre de mi hijo ni siquiera busca, ya que está cansada de lo mismo.

Suna solo quiere relajarse, sentir que alguien la cuida y la ve, no que le causa problemas alrededor.

Es lo que desde unos hace años, también he querido yo, dándome cuenta con eso que ambos llegaron en el tiempo justo para poder asentar mis pasos, en lo que siempre he debido.

Por eso no pienso darme por vencido con ellos, ni tampoco he traído a mi memoria la opción de renunciar.

Termino de arreglarme todos los papeles, viendo que se ha hecho tarde y no tuve hora de almuerzo.

Aunque no se ha acabado el día, mi estómago ya no puede soportarlo más, por lo que tomo el teléfono para ir a la cafetería, antes de oír que llaman afuera.




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