Un instante para siempre

Capítulo 24: MATEO

Un año después 

Australia.

Mateo supo que llegó, supo que había ganado, pasó la meta y sintió el pecho hinchado de orgullo y emoción, pensó que todas esas horas de prácticas y entrenamientos, lejos de casa o haciendo que Ana se sacrificara para ir a verlo, valieron la pena, era campeón de nuevo en una categoría distinta,  también lo ilusionaba saber que su familia lo vería coronarse campeón una vez más, aunque ellos llegaron a burlarse de su carrera, sabía que el fondo no podían no alegrarse por sus triunfos.

Apenas llegó con su equipo, lo alzaron y vitorearon, buscó a Ana entre los presentes, ella lo abrazó y todos les daban su espacio, respetaban a la pareja como si de un ritual se tratara, ella lloraba y reía abrazada a él sin decir nada y él solo la abraza con la cabeza hundida en su cuello.

—¡Ya! Suficiente, si Ana se llevará las fotos de la celebración, que haga de mecánica en la próxima carrera—bromeó Arturo, su manejador.

Todos rieron, Ana se apartó haciendo gestos fingidos de fastidio y riendo, le pasaron una botella y junto con otros bañaron a Mateo, sonaba una canción de Bruno Mars al fondo y en el ambiente solo había algarabía, gritos, emoción, aplausos y periodistas, que Mateo siempre evitaba, pero era un día especial, el día que era campeón de moto 500cc, aun agitado y emocionado, dejó que los periodistas con la exclusiva se acercaran.

—Mateo, Mateo, felicitaciones. Campeón del mundo de nuevo y en 500 ¿Qué comes?—preguntó uno.

Mateo rio y afirmó con un gesto mientras retiraba la champagne de sus ojos.

—Disciplina, mucho trabajo, y que esto me gusta sabes, lo disfruto tanto y me encuentro pasándola también mientras lo hago que todo se hace más llevadero.

—¿Continuarás con el mismo fabricante en todas las categorías?

—Sí, ellos me han apoyado mucho, no solo como profesional sino también en mis cosas personales y eso para mí tiene un peso tremendo, y soy fiel—rio.

—¿Rechazarás las ofertas que te han hecho entonces?

—Sí, ya las he rechazado, me halagan y a mi esposa, quien ha recibido muchos regalos de las demás fábricas —rio—, pero nos quedamos.

—Hablando de tu esposa ¿Está aquí no? ¿Tomarás vacaciones?

—No, sí está aquí, siempre está conmigo, los muchachos bromean que debo hacerla una de las mecánicas—rio—, no nos iremos de vacaciones, sigo en competencia, no me detengo.

—Hay rumores de que competirás en Nascar ¿Autos también? ¿Qué hay de cierto en eso?

—No puedo hablar tanto de eso, lo siento. Tantos planes.

—Tienes un futuro prometedor con tres campeonatos mundiales ya antes de los veinte.

—Trabajo, mucho trabajo y aspirar no lesionarme mucho.

—¿Ya has tenido qué? ¿Dos lesiones graves?

—Graves, dos.

—¿La rivalidad con Montero? ¿Qué pasa con los fanáticos?

—Solo corro, todos saben que no me gustan esas cosas, siempre pido respeto para todos.

—¿Algo que quieras decir, algún un mensaje?

—Los amo a todos,  sé que no soy muy expresivo y no devuelvo las muestras de cariño que recibo pero es que son muchas, y somos solo dos, mi esposa y yo y la verdad, es mucho, pero estoy muy agradecido por el amor y el apoyo que recibo, un abrazo grande a todos, gracias a mi esposa y un saludo a mi familia—dijo y alzó los hombros con una sonrisa forzada.

Se giró enseguida para dar la espalda a los periodistas, aspiró aire con fuerza y cerró los ojos, Ana lo esperaba y le dio un abrazo, él sonrió.

—Campeón, así que eres campeón.

—Sí roba panes, soy campeón —rio y ella lo golpeó en el brazo, la alzó y la hizo girar hasta que ella cerró los ojos y pidió a gritos que la bajara.

—No Mateo, es que…Mateo, bájame—pedía nerviosa entre risas.

—Mateo al podio…—gritó Arturo.

—Sí al podio Campeón—dijo ella mirándolo a los ojos—, te amo.

—Te amo.

Mateo la soltó y siguió para cumplir con la ceremonia donde seria premiado como campeón mundial del año.

—¡Mateo!—lo llamó Ana.

Él se giró sonriéndole y saludándola con la mano, ella corrió hacia él y se paró de frente.

—¿Qué? Ya vengo.

—¡Estoy embarazada!

Mateo abrió mucho los ojos y su boca se curvó en una mueca que precedía al llanto, se cubrió los ojos y comenzó a llorar frente a ella, Ana lo abrazó y dejó que su cabeza reposara sobre su pecho. Se abrazaron llorando los dos.

—¿Por qué lloras?

—Es mil veces mejor esa noticia que haber ganado el campeonato del mundo, no importa en cuantas categorías—rio.

—Seremos padres.

—Sí amor, te amo, seremos padres—juntó su frente con la de Ana, ella limpiaba su rostro de las lágrimas.

—Quería decírtelo antes de que subieras allí, para que estés orgulloso de lo que eres, por ti, por mí y por nuestro bebe.




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