Un juego de engaños

Dedicatoria

A mi familia, esos faros inquebrantables en la tormenta de las palabras: por ser el silencio que da eco a mis sueños, el abrazo que sostiene mis dudas y la risa que ilumina las páginas en blanco. Sin ustedes hilos invisibles, este tapiz de historias se deshilacharía.

Y a ustedes, lectores intrépidos, guardianes de lo efímero: gracias por detener el tiempo en estas líneas, por prestar sus ojos a mis sombras y corazones a mis luces. Que cada palabra les devuelva un pedazo de magia, como un secreto compartido bajo las estrellas.

Este libro es suyo, tanto como mío.




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