Ginebra suele demorar en responder de vez en cuando, aunque se conecta a menudo. Pareciera que me ignora intencionalmente porque... bueno, no lo sé. Le envié un mensaje contándole todo lo que sucedió con la psicóloga, quizá tenga algo que decirme que pueda animarme, aunque un mensaje suyo de por sí suele animarme.
Suspiro y dejo caer mi celular en la cama, pero este vibra en cuanto toca la frazada. Veo el techo y luego tomo mi celular una vez más para ver el mensaje: es Gel.
Es otra de sus invitaciones donde ambos bebemos, pero yo pago, él nunca tiene dinero por algún extraño motivo. Algunos de nuestros compañeros dicen que se lo gasta en un casino, lo que no sería sorprendente porque siempre le gustaba apostar en el colegio, sobre todo jugando blackjack, pero él no era muy bueno. Aún recuerdo cuando llegaba con un peinado extravagante donde se podía ver más gel que cabello, bueno, por eso es por lo que empezamos a decirle Gel, pero no parecía molestarle.
Respiro por un momento y espero su respuesta, Gel es la única persona que contesta mis mensajes con rapidez.
Cierro la conversación y me dejo caer en la cama mientras intento recordar dónde deje mis zapatillas, bostezo y me levanto de golpe, tomo mis zapatillas y salgo a comprar.
Los pensamientos invaden mi cabeza de camino a la tienda, son tantos que no puedo concentrarme en ellos y no termino de entender qué quieren decirme, pero hacen la suficiente bulla como para que no pueda estar tranquilo. Sonrío al llegar a la tienda, pido lo que deseo comprar y agradezco antes de retirarme, todo eso sin poder controlar la extraña sensación de vacío e inutilidad que siento dentro de mí. Vuelvo a casa, hago el mismo procedimiento de siempre para que mi madre cene, limpio y ordeno hasta que llegue Gel y preparo mi cuarto al ver que este se demora. Me siento en mi cama y agarro mi celular.
Gel entra a mi casa, pasa por el pasillo demorándose tanto como puede y llega a mi habitación para abrir la botella de ron que está sobre mi escritorio, sirve dos vasos y me ofrece uno. Bebo.
Bebo.
Bebo.
Bebo.
Puedo ignorar todo lo que no me dejaba percibir la realidad por completo. Veo a Gel, esta vez no está peinado, bueno, no lo he visto usar gel desde que terminó el colegio, quizá era su marca personal en ese momento.
Me levanto para ir al baño y siento el alcohol recorriendo mi cabeza, no puedo pararme bien y debo agarrarme de lo que pueda para poder caminar. Gel no habla... o quizá no lo estoy escuchando, pero el alcohol hace que me sienta bien, bueno, no, pero al menos hace que no me sienta mal.