Un libro garabateado con rosado

Domingo

Su bebe como si su vida dependiera de eso, en cuanto una botella se acaba saca otra mágicamente. Ella se acerca a mí cada vez más reduciendo el espacio entre nosotros a poco menos de un centímetro de distancia, se recuesta en mi hombro y da otro sorbo a la botella de vino, ya no le interesan los vasos, luego me da la botella y yo también doy un sorbo más, a diferencia de ella, yo he bebido poco.

  • ¿Jugamos a algo?
  • ¿Qué cosa?
  • No lo sé.

Su balbucea un poco y pareciera intentar decirme algo, pero no logra hilar las palabras para expresar sus ideas. Alejo la botella de vino intentando que ella no lo note, pero se estira intentando alcanzarla al darse cuenta cayendo sobre mi regazo al fallar, se da vuelta y me ve a los ojos, los de ella están un poco rojos y pareciera que se quedará dormida en cualquier momento. Su estira sus brazos intentando que la abrace, yo solo la observo sin moverme, así que esta abraza lo que puede de mi cintura.

  • ¿Puedo?

No termina de decir la oración, pero puedo intuir qué quería decir, aunque ahora parece estar dormida; no obstante, se levanta de golpe y se pone de pie.

  • Muy bien.

Parece animada mientras me ve con una gran sonrisa en su rostro, quizá solo sea el alcohol, pero se ve muy feliz. Volteo a ver la botella de vino considerando en tomar otro sorbo, así que la llevo a mi boca y, en cuanto termino de beber, veo que Su se ha quitado el polo que llevaba y ahora empieza a desabrocharse el brasier.

  • Espera, espera. ¿Qué haces?
  • ¿No es obvio?

Me quedo en silencio, ella ríe un poco.

  • No podemos hacerlo si estoy vestida.

No sé en qué momento terminé en esta situación, pero vuelvo a agarrar la botella de vino y la termino de una sola toma. Aún estupefacto por el torso desnudo de Su, ella empieza a acercarse a mí.

  • ¿Te gusta cómo me veo?
  • S… Sí.

No puedo evitar estar nervioso mientras ella juguetea con sus dedos sobre mi pecho, trago saliva y la veo a los ojos, son color avellana, más bonitos de lo que pensaba, ¿cómo es que no me había percatado de ellos antes? Su intenta besarme, pero me hago hacia un lado, no sé qué tan bien este esto. Ella, sin darle importancia a lo que acaba de pasar, se recuesta en el piso, parece no afectarle el frío, tampoco parece importarle que yo no me haya movido en absoluto mientras ella se desabotona el pantalón y se lo retira con mucha dificultad, sin duda no está dentro de sí misma en este momento.

  • ¿Me ayudas?

Niego con la cabeza, pero ella no parece darse cuenta de eso pues sigue esperando a que la ayude. No puedo negar que me siento tentado a hacerlo, a dejarme llevar por la situación y dejar que las cosas sucedan, pero algo dentro de mí me dice que me contenga.

  • Creo que deberíamos dormir.

Su ríe un poco mientras termina de desvestirse, yo solo la observo, no puedo evitarlo. Ella se lanza sobre mí abrazándome y yo la recibo, mientras intenta besarme, me levanto junto con ella. El lado bueno de estar en su habitación es que su cama está justo al lado nuestro. Logro llevarla hasta su cama y hago que se eche sin mucho problema, pero no me suelta y me obliga a echarme con ella, yo me saco los zapatos y me echo a su lado sin dar mucha pelea.

  • ¿Puedes sacarte el polo al menos?

Parece haber entendido que no tengo intenciones de hacer lo que ella quiere, pero accedo a su petición porque se nota en su voz que está avergonzada. La abrazo sintiendo el calor de su cuerpo junto al mío y, con rápido movimiento, nos acomodo a ambos debajo de la frazada, acaricio su cabeza y presencio como se va quedando dormida lentamente, pronto el silencio invade el cuarto y me invita a dormir también.

La luz del sol se cuela por la ventana del cuarto de Su obligándome a despertar, ella todavía está a mi lado y parece que no despertará pronto, así que me siento intentado ser lo más sigiloso posible, pero ella despierta de todas formas.

  • ¿Marcus?
  • ¿Sumi?

Parece un poco atontada por el sueño que aún tiene, pero yo estoy más nervioso de lo que esperaba. Volteo para verla casi por inercia y puedo apreciar su pecho desnudo, ahora que la luz ayuda con mi visión, veo que tiene un lugar cerca de su clavícula izquierda. Ella me ve un poco extrañada al percatarse de que estoy viendo su pecho, así que baja la mirada y se da cuenta de que está desnuda. Inmediatamente se ruboriza y pareciera verme con cierta vergüenza.

  • Ni si quiera debo preguntar, ¿verdad?
  • La verdad es que…
  • No, no, no.
  • Su…
  • ¡No digas nada!

Me quedo callado esperando a que ella se calme, se ve muy sorprendida, pero no parece estar disgustada.

  • ¿Me pasas mi ropa, por favor?

Sin decir palabra alguna cumplo con lo que Sumi me pide y aparto la vista de ella.

  • No… no necesitas taparte los ojos, ya me has visto.

Ella suena avergonzada, pero decidida, de todas formas evito verla mientras se viste. Estoy nervioso y avergonzado de cierta forma.

Su me guía hasta la cocina y me ofrece cereal con leche para desayunar, ella no come nada, pero sí se toma el estómago como si tuviera una molestia y no sería ninguna sorpresa por la cantidad de vino que tomó. Ella me observa mientras yo doy un bocado a mi desayuno, es un poco incómodo.

  • Entonces…

Eso no suena nada bien.

  • Creo que ya sabes qué pienso y siento. Tómate tu tiempo, ¿sí?

¿Es eso una confesión?




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