Un libro garabateado con rosado

¿A qué huelen los hospitales?

El olor de los hospitales es un poco extraño, pero siempre me aturde. No pensé que habría tantos trámites y documentos para sacar un cuerpo de la morgue del hospital, es algo que debo agregar a mi lista de cosas que jamás quiero volver a hacer. Mi tío me espera afuera junto con los trabajadores de la funeraria, supuestamente ellos se encargarán de todo, solo tendremos que ir al velorio y ya… luego al entierro. Respiro hondo y veo al doctor llegar hasta mí.

  • Lo siento mucho.
  • Gracias.

Respondo por inercia, en verdad ni si quiera estoy presente en el lugar, solo sobrevuelo todo.

  • Ya están todos los trámites, puede decirle a su funeraria que pasen.

Me levanto de mi asiento y me apresuro en llegar a la puerta para ver a mi tío esperando, él se ve cansado y tiene rostro de fastidio, pero al verme se despereza y avisa a los encargados de la funeraria para que hagan su trabajo, estos hombres ingresan con un ataúd y al poco tiempo salen con él, se acercan a mi tío y puedo ver como abren la parte superior del mismo para que pueda corroborar que sí es el cuerpo, él asiente con la cabeza y los hombres vestidos con trajes típicos de serie de metanfetaminas suben el ataúd al auto y se marchan. Yo salgo del hospital, agradezco al guardia sin saber por qué y me acerco a mi tío, este solo suspira.

  • Mañana es el funeral a las seis de la tarde.
  • ¿Dónde?
  • Pasaré por ti y te llevaré.

Respiro profundo. El silencio empieza a calar en mi cabeza.

  • ¿Quieres hablar?

Trago saliva.

  • No lo sé.

No estoy seguro de qué me diría él.

  • Me encargaré de todos los trámites de los seguros de vida, tu madre siempre fue muy obstinada respecto a comprar todo seguro de vida posible y ahora debes cobrar como siete. Dinero no te va a faltar y… puedes venir conmigo si deseas… a mi casa.

Mi tío tiene sus propios hijos de los que encargarse, dudo que le interese el dinero del seguro y estoy convencido de que hará los trámites necesarios sin buscar algo a cambio, él siempre fue alguien con quien se puede contar y muy desprendido. Su invitación a vivir con él es clara, supongo que siente que estoy desprotegido.

  • Gracias, tío, lo pensaré.

Él me regala una sonrisa que es un poco acogedora.

  • ¿Qué pasará con mi casa?
  • También tramitaré la herencia, tú madre dejó testamento, así que será rápido. Procura contestar mis llamadas y estar listo para cuando necesite que vengas o alguna firma.
  • Claro que sí.

Él es abogado y es reconocido en la ciudad por ser alguien que siempre tiene éxito en su trabajo, aunque solo lleva temas familiares y no sé qué más, no termino de entender como funcionan las leyes. De cierta forma es extraño que sea el único que se encuentre conmigo en este momento, sé que mi padre le pidió encargarse de mí cuando este momento llegue, pero mis padres nunca fueron muy apegados a la familia, no pensé que en verdad lo haría.

  • Tío…
  • No te preocupes, Marcus, sé en qué estás pensando.

¿De verdad?

  • Soy abogado, mi trabajo es estar dos pasos delante.

Creí que era hacer valer los derechos de las personas. Él ríe un poco, normalmente es serio, quizá está nervioso.

  • Tus padres siempre vivieron en su propio mundo, creo que fue eso lo que los atrajo el uno al otro. Tú mismo debes haberte dado cuenta que mientras uno se rompía los dedos con el violín, la otra se los rompía con el pincel o un lápiz. No puedo negar que sus obras eran hermosas, más de lo que una simple persona podía imaginar y cada vez nos sorprendía más y más, pero cuando tu padre presintió su muerte cerca me llamó y me pidió que me haga cargo de ti… lo mismo me pidió tu madre.

Trago saliva nuevamente, sus palabras parecen acobijarse en mi pecho, justo donde se habían perdido las lágrimas que ahora intentan escapar, pero yo las contengo.

  • Tú madre fue una mujer encantadora, no tan elocuente ni buena con sus relaciones interpersonales, pero sabía llegar al alma de una persona con una pintura o lo que sea que esa persona le inspirara. Sin duda fue la mujer perfecta para mi hermano, pues solo ella podía entender la pasión de él y viceversa.

Suspiro, no sé si quiero seguir escuchando todo esto, solo hace que me sienta más débil.

  • En fin, Marcus, no estás solo. Puedes llamarme cada que lo necesites.
  • Gracias, tío.

Él me sonríe y me hace una seña con su cabeza para que suba al auto, yo obedezco y me acomodo en el asiento del copiloto, me preparo y partimos rumbo a casa. Una vez aquí, mi tío se despide de mí no sin darme un poco de dinero antes.

  • Los trámites van a demorar un poco. Puedo conseguir que se te beque en la universidad por orfandad, pero estarás unos meses sin dinero.

Él guiña un ojo evitando decir lo siguiente, parece que me conoce, pues odiaría que lo diga porque ya lo sé. Respiro hondo e ingreso a casa, ahora se ve tan… vacía. Camino hasta mi cuarto y desde el pasillo veo que la luz está encendida a pesar de que recuerdo haberla dejado apagada. Avanzo con cierto recelo hasta llegar al marco de la puerta donde estiro mi cabeza para ver el interior y veo a Gel echado en mi cama, parece estarme esperando.

  • ¿Hola?
  • ¡Marcus!
  • ¿Cómo entraste?
  • Por la ventana.

Debo dejar cerradas todas las ventanas desde ahora.

  • ¿Por qué?
  • Estás loco si crees que me tendrás tocando la puerta abajo en un momento como este.
  • ¿Cómo te enteraste?
  • Cuando dijiste que irías al hospital, solo pude pensar en que sería tu madre.

Me quedo en silencio, evito verlo. Me pesan los hombros y algo en mi garganta no me deja respirar bien, un ligero peso en mi estómago me invita a sentarme mientras que a mi nariz parece habérsele olvidado como inhalar bien el aire, mis brazos tiemblan de vez en cuando y un escalofrío recorre mi espalda mientras que algo se resbala por mi mejilla, evito abrir la boca mientras pestañeo lo suficiente para que algo caiga de mis ojos. Gel me abraza instantáneamente y yo solo puedo abrazarlo con más fuerza mientras dejo que las lágrimas contenidas durante todo el día busquen la forma de salir ya que mis ojos no parecen ser suficientes. Luego de un rato me separo de Chris y lo veo agradecido por estar aquí, él parece estar dispuesto a seguir abrazándome, pero yo me siento en mi cama y veo el techo por un momento, luego reviso mi celular y entro al chat de Ginebra, ella ha visto el mensaje que le envié hace horas, pero no me ha respondido: “mi madre acaba de fallecer”, creo que simplemente no le intereso ni como amigo… ni como persona.

  • Chris.
  • ¿Sí?




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