Un libro garabateado con rosado

La vida no tiene epílogo

  • No terminaré de entender que siento dentro de mí, si esas ganas de desaparecer son solo por unas horas, días… o por la eternidad entera. Lo único que sé que quiero es estar al lado de alguien que me vea como me ve Su cuando toco el violín o el piano, que se emocione por los dibujos que hago y que también le guste el rosado.

Gel posa su mano sobre mi hombro mientras vemos el mar más allá del acantilado, suspira y luego me abraza.

  • ¿Y Su? ¿No va a dormir a tu casa todos los días y prácticamente son pareja?
  • Bueno, sí.
  • Pero no han formalizado nada.
  • Ninguno ha dicho nada sobre qué somos.
  • ¿Por qué?
  • No lo sé.

Él se queda callado por un instante dejando que el silencio se apodere del lugar, pero no por mucho porque mi celular empieza a sonar, así que lo saco de mi bolsillo y veo que es Ginebra llamándome.

  • ¿Ginebra?
  • ¿Te conté que finalmente la conocí?
  • ¿Y no era un gordo de cuarenta y siete años?
  • Por suerte no.
  • ¿Cómo fue?
  • Ella era más bonita de lo que imaginé, pero no podía conectar con ella, por algún motivo sentía algo de… ¿resentimiento?
  • No era su obligación consolarte cuando pasó.
  • Lo sé, pero me hubiera gustado una palabra al menos.
  • ¿Entonces?
  • Intentó besarme, es más, me propuso ir a un hotel.
  • ¿Y lo hicieron?

Miro al cielo y suspiro, luego veo el mar que se funde con el cielo en el horizonte.

  • No… ni si quiera la besé, pero le pregunté por qué de un día a otro hubo tanto interés en mí.
  • ¿Y?
  • Su enamorado la engañó y quería sacarse la espina.
  • Usarte para sentirse bien.
  • No me sorprendió de ella.

Gel se ríe y golpea mi hombro.

  • Yo hubiera aprovechado.

Yo también río al mismo tiempo que volteo y veo a Su a lo lejos.

  • Bueno… creo que prefiero que haya un sentimiento de por medio.

Sonrío y veo que Su me devuelve la sonrisa a lo lejos, aunque la bolsa que lleva se ve un poco pesada, así que me levanto para ir a ayudarla. Al llegar, ella me sonríe y, antes de que pueda volver con Gel, me sostiene de la muñeca, me besa de improviso y me ve a los ojos.

  • ¿Te he dicho antes que te quiero?

Yo sonrío, mi pecho es cálido y una especie de terremoto sucede en mi estómago.

  • Ya.

Aclaro mi garganta y veo hacia otro lado.

  • Yo también.




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