"Un lugar en tu Corazón"

Capítulo 2: "Una triste noticia: La promesa"

Dos años transcurrieron desde que Greta y Fred iniciaron sus estudios de Mecánica automotriz en sus respectivos pueblos, para ambos la parte académica fue sencilla, ya que ellos fueron alumnos dedicados en la secundaria, y seguían siéndolo en sus estudios superiores, además ambos eran súper competitivos, y por lo mismo ambos habían sido designados para representar a su instituto en el intercambio académico de la carrera que estudiaban que se daría en otra ciudad.

Fred estaba muy entusiasmado, pues sería la primera vez que saldría de su pueblo, pero no iría solo, Rayan había decidido acompañarlo, ya que él tenía el presentimiento que en ese pueblo se encontraba su otra mitad ¡y también no!, ¡porque no la de su amigo Fred!

Greta por su parte si bien estaba entusiasmada y feliz de haber sido seleccionada por encima de sus compañeros como representante no solo de su aula sino de todos los ciclos de la carrera del instituto, ella también estaba un tanto preocupada por su padre, ya que este desde hace algunas semanas no se había estado sintiendo del todo bien, incluso su hermano mayor había decidido convocar a una reunión de hermanos, luego de que este lo acompañará a una de sus evaluaciones médicas.

 

—¿Qué dijo el médico? — pregunto una preocupada Greta, posando su mirada en su hermano mayor.

—El viejo, no está nada bien — respondió con pesar su hermano.

—¿Qué es lo que tiene?, ¿es que sus dolencias no se debían a su artrosis? — agrego Greta en tono preocupado, posando su mirada en cada uno de sus hermanos.

—Greta, Gretita, debemos irnos preparando — respondió otro de sus hermanos.

—Preparando, ¿preparando para qué? — contesto con firmeza la joven.

—Papá no quiso que te lo dijéramos, él quiere que estés enfocada en tus estudios, ya que eres su sucesora, la futura jefa del “Taller Ballasco” — agrego el tercero de sus hermanos.

—¿Qué le pasa a papá? — dijo con la mayor calma que puso Greta.

—Fibrosis, tiene fibrosis pulmonar, eso nos dijo el médico — pronunció el mayor de los hermanos.

—Pero, ¿podrá curarse?, ¿verdad? — contesto Greta con voz quebrada.

—Solo le dan unos meses de vida, el médico dice que el oxígeno de sus pulmones se está acabando — agrego el hermano mayor.

 

Tras aquella terrible noticia el mundo de Greta pareció derrumbarse, su padre lo era todo para ella, puesto que perdió a su madre siendo solo una niña de 1 año, este se convirtió en su todo, y el saber que pronto lo perdería era algo que ella no lograba asimilar.

La joven llevada por su dolor, abandono la habitación donde estaban sus tres hermanos y fue a la habitación donde estaba su padre, quién parecía que la estaba esperando, él estaba sentado, con aquel overol desgastado que tanto amaba, junto a él, una pequeña caja de herramientas, su mayor tesoro, con ellas él había dado inicio a su sueño y por lo mismo lo consideraba su tesoro.

 

—Sabía que vendrías, acércate hija — pronunció el hombre.

—¡Papá! dime que lo que dice Albert, no es cierto — respondió Greta, tras llegar frente a su padre.

—Me encantaría decirte que no lo es, pero no puedo mentirte mi princesa — contesto el hombre con cierto cansancio en su voz. Mi vida se está terminando, pero mi mayor sueño continuará a través de ti, por ello quiero darte esto, mi tesoro — agrego el hombre señalando la vieja caja de herramientas. Tú serás quién continuará con mi sueño, y harás del “Taller Ballasco” el mejor del pueblo, ¿y porque no?, del país.

—¡Papá! — dijo la joven con voz entrecortada.

—Greta, sé que puedes hacerlo, tú eres mi sucesora, eso sí, no quiero que abandones los estudios, tú tienes que ser una profesional, así no solo tendrás el conocimiento práctico como yo, sino además el teórico y un título que te reconozca como tal, tú serás una líder, la jefa del taller, y lo convertirás en el mejor del pueblo — añadió con voz cansina el hombre.

—Así será padre — contesto Greta, tomando las manos de este.

—¿Lo prometes? — dijo el padre de la joven.

—Lo prometo padre — respondió Greta.

 —Bien, entonces cambia esa carita, aún no he muerto — añadió el hombre.

—¡Papá! — dijo la joven.

—Escuche a Rubén decir que te habían elegido para representar a tu facultad en un intercambio de conocimientos en otra ciudad, ¿ello es cierto? — pronunció el hombre.

—Sí papá, los viáticos serán pagados….— decía Greta, mientras su padre la escuchaba atentamente.

 

Mientras Greta le comentaba a su padre sobre el intercambio, en otro pueblo un par de jóvenes planificaban los días que pasarían en otro pueblo.

 

—Y como el intercambio al que asistirás solo será por dos días y durante el día, creo que podemos aprovechar la noche para buscar a nuestros destinos — decía Rayan.

—¿Buscar a nuestros destinos? — respondió con una sonrisa en su rostro Fred.




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