Capítulo # 7
En Italia.
Uzeil detuvo la camioneta y miró a su esposa como estaba mirando el parque con aquella fascinación.
—Bajemos —dijo él sonriendo
—Claro que sí —contestó ella abriendo la puerta y saliendo de la camioneta—. Wow —expresó encantada—, está precioso.
—Sabía que te gustaría —comentó Uzeil mirándola.
Meghan miró detenidamente, el parque tenía unos hermosos jardines que lo separaban unos pilares, la fuente de agua tenía forma de flor, hacía dar una vista inolvidable.
—Me fascina demasiado. Nunca pensé fuera tan hermoso —le confesó Meghan mirándolo—, gracias.
Él sonrió feliz, muy pocas veces la sorprendía.
—Estoy feliz que tú lo seas —dijo mirándola.
—Ven —pidió ella y se sentó en una de las banquetas.
Uzeil la miró asombrado en qué momento se alejó de él.
—Claro —dijo, se sentó al lado de ella—. Aquí podremos besarnos.
—Hazlo —pidió risueña—, nunca me he besado con nadie en un parque.
Él arqueando una ceja.
—¿De verdad?
Ella asintió.
—Si en el asiento de atrás de un auto —dijo y observó que estaba serio—. ¿Celoso?
—Un poco.
—Ja, ja, ja, ja, ese hombre eres tú —dijo ella divertida—, cuando me conociste, había ciertas cosas.
—Vamos a decir que me sorprendí cuando supe que había sido tu primer hombre.
—No seas vanidoso.
Uzeil le dio un beso en los labios.
—Te amo.
—Te amo —dijo ella besándolo.
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En Grecia.
En la mansión Antoniou Mylonas.
Malva estaba preocupada por su hija, tenía más de un mes que no sabía nada de ella, se había enterado de que se había casado. Porque la misma Meghan la llamo para que fuera, ella no pudo asistir ese mismo día Gaelan había llegado de su viaje, a él le molestaba que ella saliera y que no la encontrara en casa.
—Mami —habló Marlon y se acercó a ella—. ¿Y esa cara?
—Estoy angustiada, ayer hablé con Meghan. No sé, estoy asustada —dijo ella mirándolo—, ayer la sentí extraña.
—Duncan me llamo, ella está en Italia con su esposo —le comunicó serio—, parece que se fue con él.
Ella negó.
—Esa niña no se va atrás de nadie. Iría de visita si te creo.
Marlon sonrió.
—Se nota que la conoces bien. Se fue a visitarlo.
—Esa hija mía es tan terca.
—Ha sufrido mamá y lo sabes.
Atrás de la puerta.
—Así que mi nieta está en Italia —dijo Leonel sonriendo—, esta vez no te me vas a escapar —susurró en voz baja.
—Cierra la puerta —le pidió Malva mirándolo—, aquí las paredes tienen oídos.
Marlon cerró la puerta, le pareció un poco exagerado de parte de su madre.
—Sí, mami.
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En Italia.
En el parque.
—¿Y después para dónde me llevarás? —preguntó Meghan contenta.
—Al hotel y hacerte el amor—dijo el seductor.
—Uze —dijo Meghan molesta—. Quiero ir a otro sitio, nos hemos besado mucho.
—Vamos al hotel —dijo, se levantó y lo miró.
Ella negó.
—Caminemos.
—Amor, estoy cansado.
—Vamos al hotel, me dejas allá y tú te vas —dijo ella realmente molesta y caminó a toda prisa.
—Hey —dijo Uzeil atrás de ella—, quiero dormir contigo.
Meghan negó.
—Quiero dormir, no hacer el amor —le informó seria—. Te conozco Uzeil, cuando estemos en la habitación comenzarás a tocarme y lo sabes bien.
Él comenzó a reírse divertido, lo conocía muy bien.
—Me conoces.
—Llévame, mañana nos volveremos a ver.
—Está bien, mañana a primera hora nos vemos —dijo ella mirándola con amor.
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En Grecia.
En la mansión Mylonas.
Casandra estaba muy preocupada, se comunicó con Zita para que protegiera a Meghan de Alessio y Leonel, esos dos se parecían en ciertas cosas.
Mauro se acercó a ella y la agarró por la cintura.
—Por favor, Casandra. Meghan tiene veintisiete años, es una mujer independiente y sabe cuidarse sola.
—Tengo que protegerla, es mi sobrina —dijo mirándolo mal.
—Mi padre tampoco es un monstruo.
—Mejor ni hablemos —dijo Casandra seria—. Vito y Clío no se casaron porque él le hizo ver que Clío no se lo merecía, ahora se acuesta con mil mujeres y cuando se emborracha llora por ella.
Mauro asintió.
—Eso es verdad.
—Zita me ayudará, sabes que es muy especial —le recordó riéndose.
—Pobre de mi padre —soltando una carcajada.
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En Italia.
En la mansión Mariani.
Zita divertida y miró la foto de su nieto y Meghan.
—Si es hermosa —dijo ella sonriendo—. Parece una princesita, esas mejillas y esos ojos se nota que tendré bisnietos rubios.
—Hola, mamá —habló Víctor, se acercó y miró la foto de Meghan—. Ya lo sabes.
—Es preciosa —dijo encantada—. Mañana iré a verla.
—Papá y yo no la queremos en la familia —dijo él con rudeza—, es una grosera y es la oveja negra de la familia Antoniou.
—¿Y qué? —preguntó ella cruzando los brazos—, mientras a mí me gusta para esposa de Uzeil no me importa la opinión de ustedes.
—No te metas, por favor.
—Deje que te casaras con Layla porque en verdad te vi enamorado, con mi nieto no será así, él la ama y nadie debe opinar.
—Ella no es la mujer adecuada para él —le aclaró molesto.
—Para mí sí lo es.
—Te voy a agradecer que sea la primera y última vez que quieras estar en contra de mí.
Víctor no dijo nada y se fue.
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En el Lombardi.
Uzeil y Meghan entraron a la habitación, comenzaron a besarse apasionadamente. Él la cargó y la llevó directo a la cama.
—Esta noche será especial —dijo él sonriendo.
—Bye —dijo, se separó de él y lo miró—. Vete, mira qué quedamos, que te irías a tu casa, departamento o cabaña —sin saber en donde vivía exactamente.