Un matrimonio a distancia

Capítulo # 9

Capítulo # 9

En Grecia.

En la clínica.

Meghan estaba siendo atendida por un médico, se quedó un rato con ella para hacerle una evaluación completa.

En la sala de espera.

Casandra llegó y miró a su hijo como estaba angustiado.

—Y, ¿cómo está?

—No lo sé mamá —le contestó suspirando—. Nunca la había visto tan pálida.

—Pobrecita. Ese maldito viejo —dijo ella furiosa—, me va a oír.

—Uzeil se enteró —le informó su hijo—. África tomó el celular equivocado y lo llamo a él creyendo que eras tú.

—Tiene derecho a saberlo. Es su esposo.

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Un par de horas después.

Uzeil entrando a la clínica y mirando a su primo.

—Y, ¿cómo está?

—Están realizándole muchos exámenes. Según el médico, está sufriendo de estrés por todo este tiempo que no ha descansado.

—Meghan no descansa —dijo el serio.

—Eso es verdad, desde que está trabajando fue la primera vez que le di una semana —comentó Duncan soltando un suspirando—, muchas veces la vi que se llevaba a su departamento documentos para seguir llenándolos allá.

Uzeil se quedó muy serio y esperando el médico saliera.

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En el consultorio.

Meghan lentamente fue abriendo los ojos y sintió algo en su boca, intentó levantar su mano, pero le dolía.

—Por fin despertarte —habló sonriente la enfermera—, llevas inconsciente casi cinco horas.

Ella atónita.

—¿Qué?

—Estás tan estresada, has puesto tu vida en riesgo —le informó seria—. El médico dentro de unos minutos vendrá a decirte como está tu salud.

—No lo creo —dijo Meghan seria—, no dejaré de trabajar.

—Eres muy terca —habló el médico entrando—, acabó de realizarte todos los exámenes y debo decirte, tienes anemia...

Meghan no sé extraño, algunas veces ni comía para poder terminar el trabajo o solamente comía una sola comida al día.

—No me extraña.

—Al menos estás consiente de lo que lo podías tener —dijo mirándola con seriedad—, tiene un poco bajas las plaquetas, tampoco debemos preocuparme. Si me preocupa es el bebé.

—Perdón —dijo ella mirándolo—. ¿Qué dijo?

—No lo sabe —dijo el doctor molesto—, eres una mujer muy irresponsable.

Ella lo miró mal.

—Es imposible que esté… Embarazada.

—Tiene casi dos meses.

—Eso es imposible —insistió riéndose—, debe ser un error. Siempre estoy cuidándome apenas hace un par de semanas fue que lo hice sin protección, si es una broma es de muy mal gusto.

—No estoy jugando, si lo estás para su información los condones no son 100% seguros —le aclaró él alterándose y mirándola con seriedad—. El bebé está bien, me preocupa por su ritmo de vida que puedas perder al bebé.

Meghan se preocupó.

—¿No puedo viajar?

—No, es mejor que se quede en la ciudad —le aconsejó—. Si va a seguir trabajando, hágalo por menos horas.

—Está bien —dijo ella sin poderlo creer, estaba esperando un bebé. Sabía que todo iba a cambiar, ella iba a intentar que el bebé no cambiara mucho su vida.

—Su esposo está aquí —le informó entrando otra enfermera—. Dice que sí puede verla.

—Voy a pasarte a una habitación para después darte de alta. Por tu estado no puedo darte a tomar muchos medicamentos, trata de estar calmada.

Ella asintió.

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En Italia.

En la mansión Sorrentino.

Alessio estaba muy molesto, su nieto estaba descuidado mucho su trabajo, tenía que mover sus cartas pronto para separarlos antes que fuera demasiado tarde.

—Hola —habló Leonel mirándolo.

Alessio sonrió y le dio gran abrazo.

—Amigo, ¿cómo estás?

—Bien, comenzando a planear la separación de mi nieta con tu nieto. Déjame decirte que tu nieto es un tonto como se deja manejar de ella.

Alessio serio.

—Sí, ella le pide lo que sea y él de tonto la complace. Por eso quiero separarlos.

—No creo que mi nieta sea tan tonta de embarazarse. Si lo hace pierde —dijo él sonriendo.

—Eso espero, si Meghan se embaraza las cosas cambian.

—No lo creo —le aclaró con seriedad—, yo tengo un hombre que hará que Meghan sea un corderito, si llega a estar embarazada que tenga al bebé puedo dártelo.

—No crees que estás yendo muy lejos —dijo un poco asombrado—, sé que ella es la única que te ha dado dolor de cabeza, creo que estás exagerando.

—Quiero que ella aprenda, que respete quién es él manda.

—Si tú lo dices.

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En Grecia.

En la clínica.

Uzeil entró a la habitación a ver a su mujer, se sorprendió al verla acostada, se veía tan pálida y delicada.

—Hola, amor.

Ella se sorprendió. ¿Qué hacía Uzeil en la clínica?, ¿quién lo había llamado?

—¿Qué haces aquí? —preguntó mirándolo.

Uzeil acercó a ella y le acarició el cabello.

—Me enteré de que estabas mal.

—No debieron de avisarte —dijo Meghan seria—. No quiero que dejes tus deberes por mi culpa.

Uzeil molesto.

—Meghan, eres mi esposa —le recordó mirándola—. Es lógico que esté aquí a tu lado.

—Yo no lo pedí —dijo ella, se levantó un poco—, dentro de unos minutos me darán de alta, aún tienes tiempo de tomar un vuelo a Italia.

Uzeil se encontraba realmente furioso.

—Sabes algo, estoy harto de esto, Meghan siempre estás luciéndote. Me cansé, estoy aquí por qué te amo y quiero que estés a mi lado. Siempre buscas un defecto a todo lo que hago por ti.

—Claro que no —contestó asombrada por su reclamo—, solo que fue un simple desmayó.

—El médico me acaba de decir todo lo contrario —dijo él cruzando los brazos.

—Solo tengo que descansar, solo tengo que cuidarme…. Eso es todo —se puso tensa, aún no quería decirle lo del bebé.

—Es mejor que regreses a casa —dijo él mirándolo—. Duncan se encargará de mí.




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