Un matrimonio a distancia

Capítulo # 11

Capítulo # 11

En el departamento Antoniou.

Uzeil se dio un baño para irse a Italia nuevamente, una parte tenían razón estaba descuidando la empresa Sorrentino y lo peor que deseaba alejarse de Meghan, estaba cansado de su actitud y cansado de pelear.

Cuando él se fue se despidió de Meghan con un beso corto en los labios, se despidió de su abuela y madre.

Layla y Zita notaron que Uzeil estaba realmente serio y eso les preocupo.

—¿Qué pasa entre ustedes? —preguntó Zita sentándose al lado de ella.

Meghan las miró.

—Problemas conyugales —contestó seria—. Yo creo que este matrimonio no llegara a un final feliz.

—¿Pero por qué? —le preguntó Layla mirándola.

—Tantos problemas —dijo ella suspirando—. Cada vez vamos de mal en peor.

—Dime la verdad, Meghan —pidió Zita seria—. Cuéntame, ¿por qué?

—Es una historia medio larga.

—Cuéntanos, así podremos ayudarte —dijo Layla sonriendo.

—Está bien, todo comenzó hace diez años.

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Años atrás.

—Estoy feliz —dijo Meghan sonriendo, mientras miró a su madre—. Riccardo me dijo que cuando nos casemos dejara que estudie y trabaje. Según cuando deseemos tener un bebé lo tendremos cuando tengamos unos veinte o veintidós años.

—Riccardo, se ve que te dejara cumplir tus sueños —dijo Malva contenta—. Al menos Leonel te consiguió un buen novio.

—Sí, es un amor —dijo ella levantándose de la cama y mirándola—. Creo que iré a ver a mi abuelo —salió de la habitación, observó que su abuelo y su prometido se iban hacia el despacho, ese momento tuvo un mal presentimiento, entró a un lugar secreto que solo lo sabía ella, así poder escuchar la conversación.

—Ahora, dime —dijo Leonel mirándolo con seriedad—. ¿Me puedes explicar? ¿Cómo es eso qué Meghan va a estudiar?

Riccardo sonrió.

—Le dije eso para que se lo creyera, cuando nos casemos lo primero que haré es embarazarla. Es muy ingenua, se cree todo lo que le digo.

—Estaba preocupándome, estaba a punto de cancelar la boda. Meghan es una joven muy rebelde y lo que menos quiero que ella haga lo que le da la gana.

—Tranquilo, esa fiera la domó yo.

Leonel sonrió.

—Confiaré en ti.

Meghan quedó perpleja, el hombre que le había contado todos sus sueños se reía de ella cuando estaba solo y lo peor que había confiado en él, salió corriendo, se fue directo a su habitación, sacó las pertenencias más preciadas y huyó, no quería saber de ellos si se quedaba de seguro la obligarían a casarse con Riccardo.

Ese mismo día se juró que no volvería a confiar en ningún hombre y menos abrirle su corazón por completo.

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Actualidad.

Zita y Layla estaban con la boca abierta.

—Niña, eso es horrible tu primera ilusión tu primer amor —habló Zita perpleja.

—Sí, qué espantoso —murmuró Layla.

—Por eso siempre estoy así.

—Hasta yo —dijo Zita mirándola.

—Mi hijo no es así.

—Gracias a Dios que no lo es —dijo ella mirándola—. Tengo miedo de que yo cambie y él demuestre su verdadera cara.

—Eso no va a pasar —le aclaró Zita sonriendo—, solo tienes que darle un poco de confianza y verás que no pasara nada.

—¿Ustedes lo creen? —les preguntó dudosa.

—Claro que sí —dijo Layla, contenta—, solo tienes que animarte.

—No prometo nada, pero... Lo intentaré.

—Me alegro mucho.

Entre Meghan, Zita y Layla siguieron con la plática.

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Un mes después.

En la clínica.

Meghan sostenía a su ahijado Kaled quién había nacido unas horas antes, toda la familia de Sorrentino faltaba por llegar, ella lo miró y le sonrió, el pequeño se parecía mucho a su primo, tenía los ojos de su madre.

—Está precioso —dijo Meghan sonriendo—, es todo un galán.

Alicia sonrió.

—Gracias. ¿Y cómo está el bebé? —le preguntó mirándola.

—Estamos bien a pesar de que he estado trabajando, se ha portado de maravilla —le contestó alegre.

—¿Y Uzeil? —preguntó Duncan—, sé que tiene varias semanas sin venir.

—En total tiene tres semanas —dijo ella un poco triste.

Alicia asombrada.

—Tanto.

Ella asintió.

—Tuvimos otra pelea y puedo decir que se enojó demasiado.

—Parece que sacaste el peor genio de mi primito —dijo Duncan bromeando.

—Eso parece —dijo suspirando y mirando a Kaled—, pronto tendré a mi bebé.

—Te faltan casi siete meses —le recordó Alicia mirándola.

—Seis meses —dijo ella sonriendo—, los cumplí esta semana.

La puerta se abrió y entró toda la familia Sorrentino, por suerte la habitación era enorme.

—Venimos a conocer al bebé —exclamó contento Alessandro.

—Hola, tío —dijo Duncan sonriendo.

Meghan miró a su esposo, que estaba mirándola detenidamente.

—Toma —dijo Meghan entregándole el bebé a Alicia.

Alessio se acercó a su primer bisnieto y sonrió.

—Es bastante guapo.

—Todo un Sorrentino —dijo su hijo Mauro—. Cuando lo vi dije este pequeño será un galán de telenovela.

Casandra sonrió.

—También tiene de su madre.

—Por ejemplo, los ojos —habló Meghan sonriendo.

—¿Y cómo se llama? —preguntó Sandra mirando a Duncan.

—Kaled Sorrentino —dijo el orgulloso.

—¿Kaled? —dijeron los Sorrentino.

—¿Y de dónde salió ese nombre? —preguntó Vito.

—Pues…. —Duncan no sabía qué decirles, miró a su esposa—, ella sabe.

—Yo no lo sé —dijo Alicia mirando a Meghan—, la que le colocó el nombre fue Meghan.

Todos miraron a Meghan

—En árabe significa “Eterno o inmortal” —respondió ella mirándolos—, si no les gusta pueden cambiárselo.

—Para nada, desde que le dijiste Kaled por primera vez a Duncan y a mí nos encantó. Es un nombre precioso.

—Me gusta —dijo Alessio sonriendo—. Para ser mi primer bisnieto, ese nombre le queda bien.




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