Capítulo # 14
En Grecia.
En casa Papageorgiou Oikonomou.
África miró a su esposo.
—Quiero visitar a mi jefa.
Elián suspiró.
—Está bien, iremos, así damos un paseo y hacerlo nuestra segunda luna de miel.
África sonrió, Elián estaba cambiando poco a poco desde que estaban yendo a terapia de pareja, él estaba negándose a ir, pero después de hablar tantas veces acepto.
—Te amo y todo lo hago por ti —dijo él agarrándola de la cintura—, me gustaría que tuviéramos un hijo.
—Me encantaría, acuérdate que aún no estoy lista.
Él suspiró.
—Está bien.
—Cleo quiere ir con nosotros —dijo ella mirándolo—, es mi amiga.
—Bien, pero que ella page su pasaje —le comunicó dándole un beso en la frente.
—Claro que ella lo hará.
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En Italia.
En la empresa Sorrentino.
Uzeil estaba terminando de leer los últimos documentos para irse a casa, cuando su asistente Ciro abrió la puerta.
—Uzeil.
—Dime —dijo terminando de firmar los documentos.
—Mi amiga virtual, vendrá a Italia —dijo él emocionado.
—¿De verdad?
Ciro asintió.
—Es una buena noticia —dijo Uzeil sonriendo—, yo estoy feliz que Meghan este a mi lado por los momentos estoy en casa de mis padres. Al parecer se lleva bien con ellos.
—¿De verdad? —le preguntó incrédulo.
—Sí, sé que Meghan es una mujer un poco difícil, tiene unos sentimientos hermosos.
—Sí, tú lo dices.
—Me voy —dijo él levantándose y tomando su chaqueta—, quiero ver a mi mujer.
—Hasta mañana.
—Hasta mañana, Ciro.
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En la mansión Sorrentino.
Alessio y Víctor llegaron a la mansión.
—¿Y verás a Meghan? —preguntó Alessio a su hijo.
—Sí, Meghan no es tan mala —le comentó él mirándolo.
—Parece que alguien se encariñó —dijo Alessio, burlón.
—No, solo que por los momentos no ha demostrado su lado maligno.
—Amor —habló Layla acercándose a su esposo—, voy a llevarle un pastel chocolate.
—Los antojos —dijo Alessio serio.
—No, Meghan no es exigente.
—Me parece bien —comentó Víctor mirando a su mujer—, ella está una casa ajena y lo que menos debería hacer es exigir.
—¡Víctor! —exclamó Layla, molesta—, es la esposa de tu hijo.
Uzeil había escuchado la última parte.
—No te preocupes, mamá, hoy mismo nos vamos.
Ellos se quedan mirándose y Víctor asombrado.
—Uzeil.
—Sé que Meghan no es fácil de tratar, es mi mujer y merece respeto.
—Yo no estoy insultándola —dijo él en defensa.
—No me gusta, como estas expresándote de ella —dijo caminando hacia la habitación de su mujer—. Meghan —habló él mirándola como estaba sonriendo con Zita—. Amor, hoy nos vamos de esta casa.
Meghan miró a Zita extrañada por la actitud de su esposo. ¿Por qué quería irse?, ¿qué había pasado?
—¿Qué sucede hijo? —le preguntó Zita, mirándolo con seriedad.
—Es mejor estar solos.
—Uzeil, dime la verdad. ¿Qué sucedió?
Víctor entró a la habitación.
—Uzeil necesitamos hablar.
—Padre, ya hablamos —dijo el serio.
—Me podrían decir, ¿qué pasa? —preguntó Meghan molesta.
—Tu tranquila hija —dijo Zita, preocupada—, ustedes dos —mirando a su hijo y nieto—, se van para afuera.
Meghan intentó levantarse, rápidamente Zita la detuvo.
—No lo hagas, el médico te pidió reposo.
Layla entró a la habitación y jaló a su esposo e hijo.
—Ustedes dos se me van a la oficina o a la sala —les dijo Layla furiosa.
Víctor y Uzeil estaban asombrados por la cara de Layla.
—¡Sí!
Layla entró a la habitación.
—Hija, es que Uzeil y Víctor tuvieron una pelea. Tranquila no es nada sobre ti.
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En la sala
—Hijo, entiéndeme, aún no me convence ella, es tan…
—Tiene un carácter muy fuerte, es la mujer que amo —dijo el serio—. Está muy tranquila y aceptó venir conmigo sin pelear —comentó mirándolo—, es un avance.
Víctor se sorprendió.
—¿De verdad?
—Claro que sí, ella quiere que nuestro bebé esté bien.
—No quiero que te vayas, menos que pongas en riesgo la vida de mi nieto.
—Está bien, solo por esta vez. Un comentario fuera de lugar y me iré de esta casa.
—Está bien.
Alessio entró a la habitación en dónde se encontraba Meghan.
—Hola, hija.
—Hola —dijo Meghan mirándolo curiosidad, muy poco lo había visto y sabía perfectamente que no la apreciaba mucho—. ¿Y, cómo está?
—Voy a traerte un rico helado —habló Layla sonriendo, salió de la habitación
—Yo estaré cerca —dijo Zita, se levantó y se alejó de ellos.
—Sé que no soy de su agrado —habló Meghan mirándolo seriamente—, por la sencilla razón que no soy la mujer perfecta para Uzeil.
—Eres lo contrario de lo yo esperaba de mi nieto, debo decirte que fue muy conveniente tu embarazo.
—Un hijo, no es garantía de nada —dijo Meghan cruzando los brazos—, los hijos no son instrumentos y nada de eso, son personas que nacen para que los padres los hagan felices.
—¿Estás dispuesta a sacrificar tu propia felicidad?
—Por mi hijo sí, por un hombre no.
Alessio sonrió.
—No amas a mi nieto.
—Sí, lo amo, pero no pienso cambiar mi vida por complacer a un hombre que a los años pueda dejarme. He visto casos… Usted es un caso de ello.
Alessio apretó la mandíbula.
—Eres una…
—Insolente —dijo ella sonriendo.
—Eres una chiquilla muy —dijo Alessio, la miró seriamente y salió de la habitación.
Ella suspiró y se acomodó en la cama, quería dormir un poco más.
Uzeil subió las escaleras, cuando entró a la habitación sonrió al ver a su mujer dormida, le dio un beso en los labios y se fue a dar un baño.