Un matrimonio a distancia

Capítulo Final

Capítulo Final.

Después del desayuno, Uzeil llamaría a su abuelo para explicarle todo lo que estaba pasando, necesitaba un consejo. Entendía lo que su mujer estaba diciéndole en que su familia merecía pasar más tiempo con ellos y que Zoe disfrutara de su familia, pero si iba a elegir prefería en cierto modo Grecia porque su hija disfrutaba jugar con sus primitos y solo estaban en Italia los hijos de su primo Vito nada más.

Él se había ido al despacho a quedarse un rato pensando en que hacer y escucho la voz de su suegro que estaba llamándolo.

—Uzeil.

Él se levantó y abrió la puerta, medio sonrió al verlo que estaba mirándolo.

—¿Sucede algo? —le preguntó al mirarlo con serenidad.

—Estás raro Uzeil —le dijo, con cierto temor, de que su hija y él estuvieran teniendo problemas.

—Sí, es que no sé cómo hablarlo con mi abuelo —le confesó con cierto temor.

—¿Tan grave es?

—No lo sé. Todo depende como lo sienta mi familia.

Gaelan lo miró con mucha preocupación.

—Dime, a lo mejor puedo ayudarte.

—No quiero irme, no es que esté apegado a ustedes y nada de eso —explicó.

—¿La empresa? —le preguntó arqueando la ceja derecha.

—Sí, está en su mejor momento y lo mejor de todo que quiero que crezca.

—Escúchame Uzeil. Puedes quedarte en Grecia si así lo deseas —dijo con mucha serenidad—. Pero, tienes que mudarte, buscar un hogar para ustedes. Puedes traerte a tu familia por ese año completo para acá y después el año siguiente puedes irte a Italia.

—No lo había pensado —expresó sorprendido.

—Porque te dijo que busques un hogar para que tengan igualdad con tu familia.

—Gracias por darme una solución bastante práctica. No lo había pensado —expresó muy sorprendido y le gustaba mucho la idea. Porque podría traerse a su familia y así la empresa no se paralizaba.

—Espero que a tu familia le guste la idea —expresó con una sonrisa.

—Gracias suegro —dijo abrazándolo.

—De nada yerno, eres como un hijo para mí y debo decirte que te admiro por soportar a mi hija —expresó divertido y sin soltarlo—. Mi princesa no es nada fácil, pero ha aprendido acceder.

—Hemos aprendido por el bien de nuestra hija y por nuestro amor.

—El cambio es notorio —dijo con sinceridad, no podía negar que su hija había cambiado mucho y la veía realmente enamorada, feliz y era una excelente madre con su nieta.

—Voy a llamar a mi abuelo —dijo saliendo del despacho, en eso vio venir a su hija corriendo con un cachorro que le había regalado el abuelo de su mujer—. Deja al pobre Luka.

—Mi abuelo me dijo que mi perrito estaba triste y estoy jugando con él —le respondió con una sonrisa en los labios y cargándolo para que el cachorro la lamiera.

—No estes jugando mucho con Luka.

—Bien —dijo la pequeña y salió corriendo a salir para jardín.

Uzeil había sacado su celular del bolsillo y se comunicó con su abuelo, al principio Alessio estaba un poco molesto y al escuchar las razones de su nieto tenía que entenderlo. Su nieto quería crecer con la empresa y estaba trabajando de cero, todo el esfuerzo que se veía estaba en las cantidades de dinero que les enviaba cada mes.

—Uzeil. No pensé que te irías de mi lado, de esta manera —dijo con cierta tristeza, pero tenía que dejarlo ir—. Esperaré que puedas visitarnos.

—Quiero traerlos un año entero para Grecia y que se queden en la mansión qué pienso comprar.

—Nieto lo veo tan difícil. No voy a negar que Vito está haciendo un excelente trabajo, tú eres tú.

—Discúlpame abuelito, hasta Meghan no está de acuerdo.

—Ella sabe que podrían creer que es ella la que está obligándote —le recordó que muchos no les gustaba su carácter.

—Para nada, de esa Meghan terca solo queda muy poco, ahora tengo a la compresiva, competitiva y maravillosa esposa.

—Me encanta escuchar eso, que ustedes nos taparon la boca y que veíamos que no llegarían a nada.

—Me alegra escuchar eso —dijo con cierta satisfacción, porque en algún momento lo llego a pensar y con los años demostrarle que estaba equivocado. Encuentra esa mansión y nos iremos para allá —aseguró su abuelo.

—Hasta pronto —habló Uzeil con una sonrisa.

Meghan estaba buscando a su esposo hasta que lo encontró.

—Amor, te encontré —dijo abrazándolo por la espalda y le dio un beso en el cuello.

Él se estremeció y giró para darle un beso en los labios.

—¿Para qué soy bueno?

—Vengo a decirte que mi madre está diciéndome que la mansión dé al lado, están vendiéndola y dejaran toda amueblada —le dijo con una sonrisa, ambos habían platicado en comprar casa en Grecia e Italia—. Queda al lado y tendríamos nuestro propio espacio.

—Bien, me encantaría verla.

—Vamos —dijo jalándolo con emoción.

Él la miró divertido, amaba cuando su esposa se comportaba como una niña.

.

.

Unas horas después.

La familia Antoniou estaba reunida en la sala.

—¿Están seguros de mudarse en unos días? —le preguntó con asombro Leonel.

—Si —afirmó su nieta, la compra la habían hecho, tenían suerte que los vecinos solo venían en vacaciones y por mal manejo de la empresa necesitaban vender propiedades que eran innecesarias—. Nos traeremos a la familia de Uzeil. Mi esposo no quiere irse y si nos quedamos aquí otro año eso significaría que estaríamos dos años en Italia.

Su familia palideció con aquella información.

—Te ayudaremos con la mudanza —habló Malva, no permitiría que su hija estuviera dos años en Italia.

—Comencemos —dijo ella sonriendo y observó como su esposo estaba haciendo llamadas.

La familia de Meghan se movió para que la mudanza fuera lo más pronto posible y pudieran llegar la familia de Uzeil.

Uzeil se encontraba convenciendo a su padre de que se viniera a vivir un año completo a Grecia, que ese año estarían pasándosela genial.




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