---A la mañana siguiente---
-Muchas gracias por ayudarme- La castaña rojiza decía esto, mientras barría el patio.
-De nada, es lo menos que podemos hacer- El león dorado decía aquello, mientras también barría otra sección del patio.
-Lo bueno es que no nos muerden ellos como ayer a Death- Decía un serio Peliverde oscuro, estando recogiendo las hojas.
-Ello se acostumbran más fáciles a los extraños que los de enfrente- Pensó un momento lo que acaba de decir –No digo que sean extraños… Solo que… Jajajajaja ya saben a qué me refiero- Rio apenada.
-Sí, no te apures- El Griego, terminaba de ayudar a la chica con sus tareas.
-¿No sería más fácil si usara sus habilidades?- Pregunto aquel Español.
-Cierto sería más fácil, pero no quiero enfrentar a mi progenitora…- Una cara de miedo se hizo presente –Le tengo respeto a mi madre y quiero vivir-
Ambos hombres se quedaron mirando entre sí, se notaba que la Diosa aún seguía las reglas, estando sola en casa.
Un sonido de celular se alcanzó a escuchar.
Contesto de inmediato la dueña de ese objeto.
-Hola amor- Contesto con una dulce sonrisa, de enamorada –Si, ya terminé. Ok… Pues aún no sé a qué lugar los llevare, lo pensare en el almuerzo. Si nos veremos después…-
-¡¡¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!-
Un grito hizo a todos reaccionar de inmediato que algo malo ocurría.
-Te marco después amor… Creo que alguien está muriendo. Te amo Adiós- Colgó de inmediato, agarro al escoba y se dirigieron los tres hacia arriba.
Los gritos provenían de la habitación uno.
Incluso, algunos más caballeros habían abiertos sus puertas, preguntándose qué pasaba.
Metztli, no lo dudo y abrió la puerta de golpe, llevaba la escoba en posición del combate.
-¡¡¡¿ESTÁN TODOS BIEN?!!!- Miro por todos lados, pero lo que vio, no lo podía creer -¿Qué… Que está pasando aquí?-
Los demos caballeros entraron detrás de ella.
-Es… Este maldito pez… Me asusto- Señalando al peli celeste que estaba aún sentado en su cama, mientras el afectado en una esquina de la habitación con una cara de miedo.
-¿Qué?- Saga, se giró a ver a Piscis, quedando con los ojos abiertos por el aspecto de este.
Aunque todos se giraron, pues realmente llamo la atención de todos
-¿Qué les pasa a todos? ¿Porque me miran así?- Ya estaba molesto, por despertar a gritos, que se tallaba la cabeza y estiraba.
-¿Qué es lo que tienes en la cara?- Camus incluso, estaba algo inquieto.
-Es una mascarilla- Sentenció la pelicastaña –Mi mamá te paso la receta ¿Verdad?- Sonrió divertida.
-Sí, se nota que es muy buena. No creía que tenían ese fruto, perfecto para mi piel- Sonrió emocionado, tomando las manos de la Diosa.
-Ja, para que veas las grandiosidades de mi tierra fértil- Ambos se miraban con ilusión –El aguacate es un fruto de los Dioses- Pensó un instante –pero ninguno me pregunte el significado-
-Y por tus estúpidas mascarillas ¿Me tengo que aguantar un infartó?- Death Mask, no salía de su susto.
Es comprensible, al dormirse la piel de la cara de su compañero lucia bien y ahora era una pasta de aguacate verde en esta.
-Death, tú no sabes nada de cuidado de la piel- Se levantó molesto, ignorándolo a él y a sus demás compañeros, me iré a lavar la cara y todos salgan de mi habitación- Dirigió la mirada y dedo puntero a los dorados.
-jajajajajaja, este día será divertido-
---Habitación siete---
Gracias a que los gritos estaban en la primera habitación, no los escucho. Más estaba sintiendo un ligero peso sobre él, que lo estaba haciendo despertar poco a poco.
Sus verdes ojos al abrirse por completo y enfocarlos bien, se toparon con una dulce carita sonriéndole, sumamente conocida.
-¡¡¡SORPRESA!!! ¡¡¡BUENOS DÍAS MAESTRO!!!-
Abrió de golpe ahora si los ojos y la boca de igual forma, incluso se hizo para atrás como pudo -¡¡¡KIKI!!!-
El niño abrazó a su maestro, acostándose sobre él. Estaba muy feliz de verlo. No habían pasado más de veinticuatro horas, pero se sintió feliz de ver a ese pelilila que adoraba tanto.
-Kiki, ¿Qué haces aquí?- Se incorporó sujetando al niño entre sus brazos, no creía lo que miraba.
-Buenos días Mu- El rubio se encontraba alistándose para bajar.
-Shaka… Buenos días- Por un momento olvido que estaba durmiendo en la misma habitación que ese rubio y acomodo su singular pijama, una bata que en esos momentos estaba un poco arriba de sus rodillas.
-La señorita Atena, me dio permiso para venir con usted y los demás dorados a estas vacaciones- Su carita reflejaba la inocencia y emoción de cualquier niño, que estaba a punto de embarcarse en una aventura.
-Pero… La Diosa Metztli no…- Se preocupó por que pensaba que esto era una sorpresa o más bien, su pequeño se había teletrasportador a ese lugar, al sentir su cosmos.
-No te preocupes, fue la misma Diosa Metztli, quien lo trajo aquí- Serio como era su costumbre, estaba parado cerca de la puerta del baño.
-¿Qué?- No creía aquello -¿Enserio? ¿No me mientes Shaka?- Sonrió emocionado, ese había sido su pequeña ilusión desde que llego, pero trato de calmar.
-¿Maestro está feliz de verme?- Lo abrazaba con fuerza y Aries le devolvía el abrazo. En verdad estaba muy alegre, lo denotaba su tierna sonrisa.
De la cual Virgo era testigo al verlo de frente.
No le diría que él fue el da la idea, que él le había pedido a su Diosa Anfitriona que le hiciera ese favor de traer al pelirrojo Lemuriano.
Aun no era lo suficiente valiente de decirle lo que siente.
---Una hora después, en la cocina---
-Bien estos son los famosos tamales, algo típico del país. También hay en otros allá en el sur, pero tiene sus diferentes, estos son los de México- Declaraba orgullosa, con una pose de confianza sincera.
A cada quien le había dado cuatro tamales, sin duda las grandes cantidades de masa para amasar, las hojas de maíz, porque obvio también están los de plátano, pero ella no era muy partidaria de ellos, los diferentes guisos, la manteca utilizada en algunos, tuvo que preparar algunos con variedades por los que no comían nada de origen animal.