---La mañana siguiente---
-¿Cómo puedo hacer que Camus ya quiera ser mi novio?- Un Milo bastante triste, sentado en el sillón, pidiendo alguna señal.
-Pensaba que ya se llevaban mejor- La joven lo escuchaba mientras aba algo en un libro.
-Si nos llevamos bien, pero es que…- Frunció el ceño, cruzado de brazos y haciendo un puchero –Es que no puedo creer que el patriarca y el viejo maestro ya estén de pareja oficialmente, Saga y Aioros igual, hasta Shaka y Mu también, que son un par de lentos para esas cosas y yo…- Pauso un poco –Que de verdad llevo mucho enamorado de mi cubito, el nomás no-
-Oh, bueno… Pues… ¿Ya te le declaraste?- Le preguntó de alguna manera tranquila, pues el daba risa el berrinche del dorado.
-Esa es el problema aun- Decía cabizbajo.
-Y ¿Qué te lo impide?- Esta lo miro despectivamente, cerrando el libro –Hemos ido a lugares bastante hermosos, pudiste aprovechar estar a solas-
-Lo que pasa fue que… No me animaba- Rio nervioso.
-¿Por qué no?- Ahora si le tomaba de raro, si este era uno de los atrevidos del grupo.
Suspiro, se veía tan lindo en cada momento, no podía pedirle ser mi novio en cualquier lugar, quiero que sea especial, demostrarle lo que siento, cuanto lo amo, y que estoy dispuesto a perdonar todo, incluso… bueno…- No continuo, pues aquella información Metztli no la sabia y no era como algo de vida o muerte debía saber.
Ella sabía que existen cosas que no se deben contar, lo que hicieran o dejaran de hacer antes de conocerlos, le tenía sin cuidado, lo que valía es lo que son ahora.
-Pues… Una canción es una excelente forma- Le dijo animada, sentándose a su lado –Puedes traerle serenata- Le dio una de las ideas más románticas del país.
-¿Cómo que traerle serenata? ¿Qué es eso?- Obviamente no conocía lo que significaba esto, así que ella procedió a responderle.
-Es cuando, un grupo de mariachis, van junto al pretendiente a la casa del prospecto, y tocan una canción romántica, mientras tú en este caso el interesado le canta, demostrándole sus sentimientos más profundos- Ella estaba sonriendo, después de aquella explicación.
-Y ¿Cómo consigo eso? Y ¿Qué cantaría?- Estaba confundido, por toda la información que se le había dado, aunque la idea podría gustarle.
Después de todo, sería el primero en dar algo así de original a su pareja entre sus camaradas.
-Eso déjamelo a mí, que hoy iremos a buscar a los mariachis para que te le declares a Camus- No podría estar más feliz, pues quería ayudar a formaras las lindas parejas de cada uno.
Aunque lo más seguro seria que Atena, le pediría alguna explicación y sobre todo de la unión que hizo con los mandamases, pero Metztli le tenía sin mucho cuidado, pues estaban en sus territorios y allí ella mandaba.
-¿A dónde iremos hoy?- La miro con cuidado, a veces le extrañaba la forma de actuar de la joven.
-Vamos a Campeche, iremos a algunos lugares, regresaremos temprano y la magia ocurrirá al anochecer- Estaba ilusionada con esto –Veras que será sumamente romántico- Ella sonrió de oreja a oreja, casi saltando.
-¿Crees que si lograre que me acepté?- Se paró, para dar saltitos junto a ella, como niños chiquitos.
-Sí, te loa seguro, él te ama y tú lo amas, así que solo es cuestión de un empujoncito y pum- palmeo las manos –Serán novios esta noche, lo puedo asegurar-
-¡¡¡ENTONCES VAMOS DE UNA VEZ!!!- Ya quería salir a esa nueva aventura.
-Espera, nos hacen falta los otros- Señalo hacia el patio tarsero.
-Además que Saga y Aioros no han bajado, ni siquiera Kanon ha querido ir a su habitación- Decía esto sin ningún pudor.
-Gracias al cielo, que hice las habitaciones insonoras- Rio nerviosa, imaginándose muchas cosas, y prefirió seguir con lo indicado.
Obviamente tuvo que apurar a algunos, para seguir con la agenda, no dijo nada sobre los mariachis, pues quería que Camus permaneciera sin saber nada.
La verdad ahora le parecía todo más adorable.
Pues obviamente los mandamases, iban siempre tomados de la mano, sonriéndose, a veces el castaño avergonzado al peliverde con piropos, abrazándolo, sin importarle que estuviera alguien a la vista o malos ojos que algunas personas dedicaban, pero ella sabía cómo defenderlos.
El amor que se expresaban Saga y Aioros, seguía siendo uno en donde no había tanto arrumacos, pero Sagitario no desaprovechaba ni una solo oportunidad para darle besos en las mejillas, labios, manos, cariños suaves y el peli azul los constaba de la misma manera. Siendo algo tímidos de repente.
Ya hora la que recién se había formado, estos venían con hijo integrado, como le gustaba decir de repente. Además que el pequeño Kiki, estaba fascinado con que su maestro Mu estuviera de novio con el rubio irgo, y este se había ganado el cariño del menor, si bien Shaka es bastante reservado, con este tiempo que pasaban en la habitación los tres, pues se acostumbró bastante al menor.
Un amor más tranquilo, algo inocente en ciertas formas, y más porque se habían escuchado los gritos la noche anterior donde Shion lo amenazado de muerte, si se atrevía a tocar a Mu de alguna otra forma, mientras Libra lo sujetaba para que no lo asesinara por besarlo delante suyo, estaba calmándose el patriarca, solo por ser casa ajena.
Y bueno la madre de la Diosa, no le gustaban los gritos en su casa, así que los regaño a todo el mundo y los mando a dormir, ya saben el poder de esa mujer sobre una deidad era mejor no hacerla enojar.
Pero en esta ocasión, la mira estaba en otro punto.
-Usualmente iremos a varios lugares, pero por acontecimientos de…- Los miro enojada, más bien a los gemelos –Que mejor no mencionar… Iremos a una incursión guiada, en donde hablaremos sobre la música tradicional y más conocía de México “El Mariachi”- Decía súper ilusionada, le gustaba hablar sobre cualquier cosa que pudiera darle un motivo para bailar –Sé que existen muchos más tipos, como guapangos entre otros, pero me gustaría que exploráremos esto aquí- Señalo el lugar, que se podía ver una plaza, con varios grupos de mariachis que ofrecían su servicio y estaban vestidos e charros de diferentes colores.