---Al día siguiente---
-Valla sí que te funcionó-
-Así es, gracias señorita Metztli-
-De nada- Una sonrisa se dibujó en el rostro de la joven –Después de todo, tu lindo cabello azul merecía recuperarse.
-¿Cómo logró hacer eso?- Un castaño bastante curioso, mirando una botella e un shampoo raro.
-A diferencia de su Diosa Atena, nosotros podemos hacer algunos turquitos para beneficio propio-Sonrió, levanto el dedo índice para aclarar un punto –Así que convine todos los ingredientes típicos y naturales para una mezcla, con el toque de una Diosa se vuelve perfecto para recuperar el cabello que se quemó.
-Incluso ahora, lo tiene más sedoso y miren, mi hermano tiene caspa- El gemelo menor, se entrometió en la conversación, sujetando el cabello del tercer guardián.
-¡¡¡YO NUNCA HE TENIDO CASPA!!!- Y claro que nuestro gemelito mayor, se enojó porque le levantaran falsos.
-No finjas, que de pequeño tenías, parecía que Camus te hubiera atacado y…- Fue callado por un fuerte golpe en la boca por la boca floja de su semejante.
-¡¡¡ESO ME DOLIÓ IDIOTA!!!- Kanon respondió con un puñetazo en el rostro.
Y así se dio paso a una guerra campal, entre los dos géminis.
Mientras Aioros quería detener la pelea, la joven Diosa prefirió irse a otro lugar, la decisión a donde irían está en juego.
---Habitación de Shura y Aioria---
Mientras el león dorado se termina de arreglar en el baño, pues no podía hacerlo dental del décimo guardián, pues le causa tanto nervios que logre ver su cuerpo desnudo.
Colocándose ropa ligera, pues el calor en el lugar apremia, aunque no sabía si era por la ciudad en sí o por que durmió cerca de quien ama.
Por su parte el peliverde, ya estaba completamente dispuesto a salir, pero no podía dejar pasar este día sin decirle algo sumamente importante y por eso necesita esperarlo.
Obviamente al salir, el cabelló castaño aun parecía estar algo húmedo, posiblemente la secadora no logro ayudar mucho.
Pero ese toque en Aioria, solo provocó que Shura se acercara de manera amenazadora hacia su persona.
Colocándose delante, impidiendo el paso al menor.
Los ojos verdes brillantes, se contrajeron al notarlo, incluso sus nervios invadieron su cuerpo de forma inmediata.
-¿Shura?- Dijo esto abriendo apenas la boca.
-Aioria… Te ves muy bien- Susurró esto al oído del quinto guardián, y rodeo ese cuerpo con sus brazos, para atrayéndolo más a su persona –Hueles demasiado bien, para tu propia seguridad-
Las mejillas del Griego se colorearon de un rojo muy intenso –Es… Es… Que… Me bañe…- No supo ni que responder, está atrapado en los fuertes brazos de capricornio, si pudiera ser capaz de dormir así solo una noche, sin duda descansaría perfectamente.
-Me gustas- Fue directo al grano, ya no podía resistir más el hecho de tenerlo cerca, y no poder decirle nada, no existe un momento correcto o perfecto es mejor hacer en cuanto se crea oportuno.
-Shura…- Aioria se apartó un poco, solo para verlo a la cara, pero sin romper ese abrazo.
Deseaba ser capaz de expresar lo que siente, de verdad lo está intentando, pero las palabras no pueden salir de sus labios.
Pensando que la mejor forma seria una demostración de ese afecto.
Múltiples ideas pasaron por su mente, un abrazo, una caricia, una mirada, un beso…
La última opción fue lo que más le agrado, no le interesa el hecho de que Shura fuera unos centímetros más alto, podía alcanzar esos labios con facilidad.
Se decidió entonces a besarlo, estando solos en esa habitación, el peliverde se dejaría llevar solo si el castaño acepta sus sentimientos.
Tan cerca, tan pronto tendrían esta oportunidad, solo unos centímetros, sus miradas chocan con sutileza, sus alientos se combinan en el aire que los separa.
-Shura, Aioria, dense prisa que ya vamos a irnos- La voz de Afrodita irrumpió el hermoso momento de capricornio y leo.
Tocando con algo de fuerza la puerta para llamar.
Ambos se sorprendieron por esto, y de inmediato el Griego se separó del abrazo.
Bajando la mirada, sus mejillas rojas como un tomate, y huyendo lo más rápido posible.
Fue capaz de abrirla puerta y casi tirar a piscis al suelo por su forma de salir, como alma que lleva el mismo hades.
-¡¡¡FÍJATE POR DONDE VAS GATO PULGOSO!!!- Obviamente el peli celeste no perdonaría esa falta de respeto.
-¿Qué le pasa a ese idiota?- Rápido Death agrego a esta sutil conversación, extrañado por al comportamiento de Aioria, y de inmediato se giró a dentro de la habitación, notando la cara de su amigo -¿Y qué te pasa a ti?- Cuestiono de inmediato.
Obviamente Shura no respondió en absoluto y solo suspiro derrotado.
Mientras su florecita aún se enfurecía por la mala educación del quinto guardín, el cangrejo no tardo en sumar dos más dos y dio con la respuesta.
-¡¡¡¿TE ESTABAS COMIENDO AL GATO?!!!- Esa pregunta bastante indecorosa, la soltó con un tono de sorpresa, pero también de burla, para molestar a su amigo.
Capricornio sintió como un balde de agua fría cayo sobres, su cara se tornó roja, peor sus ojos se afilaron como su misma Excalibur.
-¿Qué?- Afrodita abrió su boca con sorpresa, casi se volvía a caer por la sorpresa, pero de inmediato sonrió emocionado por la hermosa noticia –Facilidades amigo, pensé que tardarías más- Le dio de inmediato un abrazo, como si fuera la mejor proeza.
Al contrario del enfado que sintió por la manera de hablar de Death, con Afrodita termino poniéndose más rojo y avergonzado por lo que posiblemente hubiera ocurrido en esa habitación, no se acordaba que es por la mañana y la salida es muy pronto.
-Cállense- Les sentenció a ambos, y cerró la puerta en su cara, porque de verdad no deseaba tratar con sus mejores amigos en ese preciso momento.
-No te enojes con nosotros, si se te fue la presa es culpa de mi florecita, no mía- hablo con algo de fuerza.