Entonces fue así como todos se dispersaron por el lugar, y de hecho todos los visitantes llevan la ropa típica del país, bastante arreglados y elegantes, así que pueden pasar desapercibidos y no sentirse más incomodos de lo que están.
La primera parada por una de estas parejas, fue en efecto ver una representación de alguna película del viejo oeste filmadas ahí.
No es la gran cosa pero entretiene a Leo y por su defecto a Capricornio también, aunque está más atento al quinto guardián que al mismo show.
Para Shura, Aioria se ve mejor con su ropa normal, la de entrenamiento, la misma armadura, la ostentosa ropa de este país, puede sentarle bien, pero no le hace justicia en lo más mínimo.
Podría quedarse mirándolo todo el día y estaría feliz, pero lamentablemente ninguno de los dos podrá cumplir con sus actividades sin ser interrumpidos.
-Hola hermosa- Un joven hombre que parece algo pasado de compas, se le acercó al castaño, siendo el recién llego bastante impertinente -¿Vienes sola?- Le sonrió con tanto cinismo.
Y para el carácter que Aioria se carga por estar vestido de esa forma, frunció el ceño, listo para contestar al hombre.
Con la voz más grave que pudo hacer –Soy hombre- Lo miro bastante molesto, incluso listo para atacar por si es necesario.
-Oh, pero que sorpresa… No importa le tiro para ambos lados- El otro sonrió, tomando la muñeca del León dorado, acercándose más a su rostro.
Esto provoco que rápidamente diera un paso hacia atrás, pues el olor a alcohol en ese hombre le asqueo tanto.
Pero el hombre impertinente tendría que rézale a su Dios sin duda, pues una mirada casi asesina fue lo que capricornio le dedicó, al sujetar su asquerosa mano, para quitarla de la suave piel del otro.
-Suéltalo- Fue lo que dijo, antes de apretar mas la muñeca del hombro, casi a punto que quebrarle los huesos.
-¡¡¡SUÉLTAME!!!- Le grito exasperado el ebrio -¡¡¡MALDITA SEA!!!-
-Más te vale alejarte de él, si no te romperé cada hueso de tu cuerpo- Si pudiera usar Excalibur la utilizaría sin duda, nadie puede tocar de esa forma a Aioria o hablarle así sin recibir un castigo.
Pudo zafarse del agarre del peliverde, solo porque Shura lo dejo, después de esa amenaza, pero parece que aun quiere seguir molestando –Pues ese hermoso, nunca dijo que estuviera acompañado-
El castaño con la simple acción del décimo guardián en defenderlo, lo dejo bastante sorprendido, usualmente se defiende solo, pero ser protegido de esa forma le pareció lindo, aunque también tiene cosas que decirle al sujeto.
-¡¡¡NO TENGO QUE INFORMARLE A NADIE QUE ESTOY AQUÍ CON SHURA!!!- Alzo sus puños, pare verse amenazante, pero la ropa lo hacía lucir más lindo que peligroso.
-¿Así que vienes aquí con tu novio, vestido de esa forma?- Tiene una burla tonta para cada cosa que digan estos dos –Que raros fetiches, de seguro te cogerá atrás de…-
Antes de que el mismo león reaccionará de esa misma forma.
El puño del peliverde, ya ha atravesado el aire, directo al rostro del imbécil que está diciendo tonterías de su persona.
Es la gota que derramo el vaso, nadie insultaría a Aioria en su presencia y tampoco estando ausente, lo dejara en claro donde sea.
Su mandíbula apretada, con sus ojos jades inyectados en completó coraje, un rostro de gran expresión para alguien que tiende a mantenerse siempre al margen.
-¡¡¡NO TE ATREVAS A INSULTAR A AIORA DE ESA FORMA!!!- Su sangre hirviendo por el atrevimiento del sujeto que yacía en el suelo con la nariz toca y básicamente toda la cara.
Estaría dispuesto a molerlo a golpes, si no es que el mismo Griego lo detiene pues la gente se está arremolinado alrededor, y esto podría significar problemas para todos.
-Vamos Shura- Lo tomo de la mano, para salir de allí y esconderse mejor, con el simple golpe que le dio al sujeto, lo pensara dos veces antes de volver a insultar a alguien.
Como batallo para correr, con ese vestido.
Obviamente el peliverde aun deseaba matarlo, pero decidió desistir por la insistencia del castaño.
Cuando por fin estuvieran seguros, bastante lejos casi a la entrada, pudieron tomar un respiró y dejar de sujetar la bendita falda de esa ropa.
-Uf- Resoplo cansado –Ese maldito me las pagara después- Dijo esto haciendo puño su mano, obviamente aun deseaba desquitarse él, pero miro de reojo para darse cuenta del estado del peliverde.
Tan serio y calmado, su rostro nunca expresa ninguna emoción, pero en esta ocasión… Demuestra lo enojado que esta, sus puños están apretados, tanto que sus nudillos se están volviendo blancos por la presión.
Entendió por qué lo hizo, los sentimientos de capricornio no son un secreto para él, pero… No sabía si era lo correcto corresponder, tiene grandes sentimientos por Shura, pero es demasiado tímido para hacer algo.
Suspiro y entendía que es el único que logrará calmarlo en ese estado.
-Cálmate Shura- Sujeto la mano que esta manchada de sangre.
-¡¡¡NO ME PUEDO CALMAR!!!- Alzo la voz, con el ceño fruncido, y sus dientes apretados -¡¡¡ESE IDIOTA… TE INSULTO Y QUIERO ACABAR CON ÉL!!!-
-No pasa nada- Hablo de la forma más calmada posible –Ya paso, ese estúpido sujeto lo pensará dos veces antes de molestar a alguien más y…- Se da cuenta que sus palabras no están sirviendo de nada, lanzo otro suspiro -¿Por qué te importa tanto? No es algo que realmente me lo tome a pecho-
-Me importa, porque no quiero que nadie se atreva a tocarte, o decirte algo así- Sabe que debe tranquilizarse, toco su entrecejo para respirar profundamente –Aiora…-
Sabe que cualquier cosa que intente no funcionará, pero giro a verlo cuando lo llamo.
-Tú sabes que te quiero, no como amigo, si no… Como pareja, por esa razón mi forma de actuar ante esa situación sé que no fue la mejor, pero creo que es correcta- Tomo ambas manos del León, para acercarlas a su rostro y depositar un beso en cada una –Aunque no me correspondas, quiero que sepas que te protegeré, y no me importa que me castigue la Diosa Metztli o el patriarca o la misma Atena, no permitiré que nadie te insulte o manche tu nombre- Hablo seguro Capricornio, tratando de actuar calmado, aunque su semblante aun denota enojo.