-Sa… Ga…- La voz algo cansada de Sagitario, apenas siendo audible.
-¡¡¡Aioros!!!- Exclama los más alto posible, solo escuchar la voz de su amado, es suficiente para que sonría, sin importar las lágrimas que salen.
Sonríe como si apenas acabara de despertar, levantando su mano para acariciar esas mejillas y limpiar las lágrimas que las recorren -¿Por qué lloras?-
-Por nada…- Apenas si susurra, dejando que su rostro sienta la cálida mano de Sagitario.
-Saga…- No se ha levantado del regazo de Géminis sin duda lo está disfrutando mucho, aunque realmente no lo necesite, solo fue un fuerte golpe en la cabeza, que casi se la parte, pero solo se desmayó unos minutos, algo de todo los días.
-Por favor no hables… Deja que salgamos de aquí y…- Pensaba usar su cosmos para destruir esas rocas con el mínimo esfuerzo, pero es detenido antes de si quiera levantarse
-Espera… Primero quiero que me escuches por favor- El ruego del castaño para que este asunto por fin se termine.
-No hace falta, entiendo… Sé que tu no harías una cosa como esa nunca- Sus orbes Viridian siguen dejando escapar lágrimas de dolor, pero ya no es por esa supuesta traición, si no por creer de forma torpe que Aioros no resistiera un simple golpe.
-Yo jamás te traicionaría, ella me hablo saliendo del baño, solo le contesté por cortesía, pero cuando… Se me insinúo, le dije que tengo…- Sonríe de lado, pues tuvo que decir algo que ahora no sería muy agradable –Bueno… Novia, aunque realmente tengo novio y es el más lindo de todos- No puede dejar de ser un poco dulce y coqueto ni en estos momentos.
Sonríe por inercia, ya que la misma mueca hecha por su Noveno guardián lo invita a continuar.
-Aioros… Perdóname a mí, debí escucharte desde un principio, pero…- Baja la mirada, apretando sus puños y mandíbula –Creí que merecía sufrir, que este dolor en mi corazón es mi castigo por todo lo que provoque en el pasado… Sé que tú me has perdona, lo hiciste porque me amas y es sincero… Pero… ¿Qué hago cuando yo mismo no puedo hacerlo?- Lo mira, suplicándole que le dé una respuesta a ese pesar.
-Saga… Yo tampoco me perdono el haberte dejado solo…- No importa cuántas veces lo tenga que hacer, limpiara las lágrimas del peli azul, solo para que deje de pensar en tormentos –Tu dabas señales claras, pero era un adolescente torpe, preocupado por tantas cosas, pero no me di cuenta que mi verdadero amor sufría tanto…-
-No es culpa tuya- Intenta quitarle la responsabilidad de ese hecho.
-Ni tuya, sabemos que lo que ocasionó esa maldad en ti, no fuiste tú…- Intentando reconfortarlo para que deje de lado el sufrimiento –Como te dije desde el inicio, yo permaneceré a tu lado toda la vida, incluso en la que sigue… Saga, deseo curar el dolor en tu corazón… ¿Me permites hacerlo?-
-No puedo asegurarte que algún día podré superar esto… A veces… No me tengo confianza a mí mismo…- Dicta su cruda realidad, sintiendo vergüenza al ser uno de los mayores sentirse tan débil ante sentimientos tan normales.
-Entonces…- Se intentó levantar, sujetando las manos del tercer guardián para que ambos se pongan de pie –Permíteme siempre cuidarte, mostrarte que en los momentos que sientas flaquear estaré allí para sostenerte, me mantendré a tu lado para protegerte y jamás te abandonaré, nunca sentirás de nuevo la soledad-
El momento perfecto no se espera solo se toma cuando se cree conveniente.
-Aioros… No es buena idea que te pongas de pie y…- Sigue preocupándose como si no supiera que el hombre delante también es un caballero dorado como él.
-Está bien… Esto no me detendrá para decirte algo…- Tomando algo de aire, pues la pregunta que hará no es nunca sencilla de hacer.
No dudo en arrodillarse delante del peli azul, una pierna doblada y la otra apoyada, para mantener estable, sacando de un de sus bolsillos el simple anillo sin caja, pero demostrando su verdadera intención.
Para saga esto sí que es nuevo, nunca antes le habían propuesto matrimonio… Bueno esa era la idea.
Su cara de asombro no se pudo negar, igual de que miedo.
-Saga nos conocemos desde prácticamente toda la vida, los errores que cometimos en el pasado deben quedar en ese lugar…- Sus mejillas sonrojadas, con un poco de sangre en su rostro, mas su sonrisa nerviosa hace el perfecto adorno, aparte de su cinta rota que descansa en el suelo –Puedo prometerte que estaré a tu lado sin importar que, mi corazón, alma y pensamientos te pertenecen, así que nunca temes que no te amé, porque eso nunca sucederá-
-Aioros… ¿Qué… Que estas… Haciendo?- Se imagina lo que esto representa, pero no creía que llegaría tan repentinamente.
-Estoy proponiéndote matrimonio al amor de mi vida- Lo dijo tal cual, suspirando pues el discurso que había preparado se fue a la basura -¿Te casarías conmigo Saga?- Le ofrece el anillo, sonriendo, pero sus ojos verdes reflejan algo de temor, porque Saga no llegue a aceptar su propuesta pues cabe la posibilidad.
Géminis se quedó bastante mudo, cubriendo su boca con las manos temblorosas, pero asintiendo, con las lágrimas corriendo por sus mejillas de nueva cuenta.
-Si… Si…Quiero…- Apenas tuvo oportunidad de decir esto, cuando Sagitario lo abraza con fuerza, para cargarlo y darle un sinfín de vueltas.
-¡¡¡¿DE VERDAD?!!! ¡¡¡¿ACEPTAS?!!! ¡¡¡¿AUNQUE SOY UN CAÍDAS LOCAS?!!!- No cabía en su felicidad, pero entiende que es real, mas desea comprobarlo.
-Aioros… Nos vamos a caer…- Se sostiene con fuerza del otro, pues por el derrumbe podrían tropezar con alguna roca y provocarse un peor golpe.
-Tranquilo, yo te cuidare siempre- Le dedica la mejor sonrisa para besarlo de una forma más apasionada.
Necesita probarlos, casi han pasado veinticuatro horas sin un beso de su novio, es demasiado tiempo sin ellos.
Separándose por la falta de aire, mirándose a los ojos, uniendo sus frentes.
-Aioros… ¿Cómo fue que se te ocurrió hacer esto?- No logra comprender esta locura en la que ambos se están embarcando.