Sin más, los dorados se resignan, pues de hecho no están nada mal.
Son hombres que de hecho todo les queda de maravilla, así que no harán o dirán nada en contra y la verdad su anfitriona está sumamente emocionada por esto.
Lo pueden notar en su misma energía como ella lo llama, o cosmos como ellos se refieren a ese gran poder que manejan.
-Vamos chicos, disfruten, viértanse, coman, rían, griten, emociónense- Da varios giros en su propio eje, demostrando su inmensa alegría que conlleva este día en su ser –Pueden explorar el lugar, pero con cuidado y manténganse siempre con su pareja, para que no se pierdan o sucedan cosas raras- Sonríe, cerrando sus ojos y demostrando un rostro gentil.
-¿Qué se puede hacer aquí?- Pregunta Capricornio, serio, sin soltar la mano de un león muy empalagoso.
Algo que sabemos no es tan usual en Aioria y sagitario lo puede notar.
-Lo que deseen, solo vayan, explore, hay muchas cosas, actividades, solo pasen si desean, sentarse a comer un buen pozole, algunos dulces típicos, incluso bebidas sin alcohol muy deliciosas y… Encontraran muchas cosas e historias que les gustara, pero no puedo decir más, ustedes deben explorar cada una de ellas- Sonríe sin más, y luego mira al pequeño Lemuriano –Mu, si gustas puedo acompañar a Kiki a que conozca la ciudad, mientras ustedes se divierten- Se ofrece a ser de niñera la jovencita.
-Oh… Bueno… Mira al rubio y luego al niño -¿Qué dices Kiki? ¿Te gustaría ir?- Algo preocupado, pide la opinión de su preciado hijo.
-¡¡¡SI, MAESTRO!!!- Para el menor es algo divertido ir con la castaña rojiza, ya que ella es más permisiva a explorar, pero igual lo mantiene bajo seguridad extrema -¡¡¡SERA MUY DIVERTIDO!!!- Sin más corre con la joven, vestido curiosamente con las prendas típicas de la anterior ocasión, haciendo una alusión con las de la Diosa.
-Bien, está decidido- Se dirige a los demás –Nos vemos aquí en dos horas, antes de que inicie el grito- Mira su teléfono –Inicia a las diez y media de la noche, así que diez minutos en este punto nos encontraremos, ¿Entendido?- Asiente entusiasmada.
Sin más, ellos asienten, y por lo dicho por ella, se dispersan para ir explorando el lugar, curiosos en lo que están por encontrarse.
Primero pasaremos con Capricornio y Leo, los cuales se fueron directamente a ver algunos bailes típicos de la zona, como entretenimiento para los transeúntes.
Sin duda una hermosa pareja que se puede notar, con esas ropas, serios colores en el peliverde y muy llamativos en el león, pero ninguno se queja, son simplemente felices por estar de esta forma unidos.
Pasan unos minutos viendo, cuando el castaño claro, sonríe nervioso, bajando algo la mirada, con un sonrojo en su rostro.
-Shura…- Llama con cuidado al otro.
-Dime- Presta total atención a lo su novio desee.
-Me gustó mucho, lo que hicimos…- Revela con cierta timidez, pero sus ojos verdes oscuro reflejan un brillo único.
Como un acto de improvisación, Capricornio acaricia la mejilla el otro con toda la ternura que conlleva ese hecho, el corazón de ambos late de forma inquieta, pero sus sonrisas son de amor puro.
-A mi igual, fue maravillo- Besa con cuidado esos labios de un delicioso sabor a la miel más dulce del mundo -¿Te duele?- Susurra al oído, con un semblante de preocupación.
-Solo un poco, pero… Es soportable- Suspira, sonrojado y con los nervios en su ser –Fuiste muy suave y delicado conmigo, gracias…-
-No agradezcas, te jure que no te lastimaría de ninguna forma- Sin más abraza a Leo con todo el cuidado del mundo, estrechándolo contra su pecho, para cuidarlo de cualquier persona que se acerque, como advirtió la diosa –Te amo tanto, yo soy el que agradece que aceptaras volverte mío-
Esas palabras jamás creyó escucharlas de la boca de su capricornio, de solo imaginar que siempre se mostraba serio, algo frio y dedicado a su deber.
¿Quién imaginaria que ahora estuviera de esta manera?
Amando al león dorado, abrazándolo, dedicándole palabras que solo Aiora escuchará siempre y habiendo hecho una entrega mutua tan preciosa e íntima.
-Shura…- Llama de nuevo, sin embargo su tono es diferente, como de preocupación -¿Tú crees… Que tú y yo, igual que los demás… Por esto, ya… Estaremos esperando un hijo?- No levanta la cabeza, se siente más tranquilos al escuchar ese suave palpitar.
-Posiblemente, sería algo hermoso ¿No crees?-
-¿Te parece?-
-Claro, seria de ambos, y me sentiría honrado de formar una familia contigo, y solo contigo Aioria- Levanta la cabeza del Griego, para besarlo, y mirar a esa hermosa carita, que aun pericia conservar algo de esa inocencia de la infancia.
El corazón del quinto guardián late desbocado, pero una idea que surca por su mente, ya que de solo imaginar que eso suceda, sería feliz llevar una vida en su vientre, pero también otra cosa lo hace reír.
-Es posible que mi hermano te desee matar…-
-Sí, es lo más seguro…- Suspira, para abrazar de nueva cuenta al más joven –Cásate conmigo y así no podrá decir nada-
-¿He?- Se sorprende, pero es imposibilitado de levantar la cabeza, al tener la mano del capricornio, detrás de su nuca, para que no vea como se encuentra.
-Me harías muy feliz, si aceptas ser mi esposo, juro que te hare el más feliz del mundo, y nada te faltara- Su rostro esta sonrojado, no se puede permitir que su amado león lo vea así, pues le causa vergüenza.
Aunque otra cosa debería darle pena, pero bien que no le dio, comerse al león ayer en sus pláticas privadas.
Que dulzuras son ellos dos, al fin de cuentas, su amor se veía desde un inicio latente, solo hacía falta un empujón y ellos solitos siguieron a lo demás.
Ahora veremos, si será un cachorro de león o una cría de cabra.
Dejando a estos dos enamorados con su emoción, acompañados de un bailable, que deja apreciar una música sublime al son de los taconeos, disfrutan esa declaración y pedida de mano, con un premio sorpresa dentro del quinto.