Isabelle, una joven de apenas dieciocho años, carga con un pasado que la vida le impuso demasiado pronto. Un accidente la dejó inválida, atrapada en un cuerpo que ya no responde como antes y en un silencio que se volvió su refugio. Desde que su madre la abandonó para irse con otro hombre, vive completamente sola, aislada del mundo en un pequeño pueblo cubierto de nieve, donde la Navidad ilumina las calles, pero no consigue calentar su corazón.
Cada día es una lucha contra el dolor físico y el vacío emocional. Isabelle sobrevive como puede… hasta que su cuerpo, cansado de resistir, finalmente cede.
Emanuel, un joven médico en su primer año de residencia, siempre la ha observado desde lejos. No con lástima, sino con un cariño silencioso que jamás se atrevió a confesar. Algo en ella lo inquieta, lo atrae, lo conmueve. Por eso, cuando decide visitarla y no obtiene respuesta, una alarma se enciende en su interior. Siente que algo no está bien.
Al encontrarla desmayada, deshidratada y al borde del colapso, Emanuel no duda. La toma en sus brazos y hace lo imposible por salvarla.
En el hospital, Isabelle despierta entre lágrimas, confundida, asustada y convencida de que solo es una carga para cualquiera que se acerque demasiado. Emanuel, sin embargo, no piensa marcharse. No esta vez, que realmente supo en su interior que la necesitaba.