Un Novio Para Mi Hermana

Capítulo 7

El joven hombre observaba fijamente a la niña, mientras ésta terminaba de comerse su helado. Ambos se encontraban en la plaza, y a él de verdad le sorprendí el hecho de que, hasta ese momento, nadie había aparecido buscando a la menor.

—¿Cuál es tu nombre? —le preguntó la niña, alzando la mirada para verlo a los ojos.

—Soy Caleb —respondió esbozando una pequeña sonrisa amable. —. Ahora, dime tu nombre y como encontrar a tu familia.

—Soy Loamy Simmons —respondió limpiando su boca con una servilleta. —. Caleb, ¿tienes novia?

El joven amplió los ojos con evidente sorpresa y luego arqueó una ceja, viéndola de manera interrogante.

—Y-Yo no, creo que no.

—¿No quieres ser el novio de mi hermana? —preguntó de golpe. —. Es que ella necesita un novio, y creo que tú puedes serlo.

Para el chico, la conversación se tornaba cada vez más extraña. No lograba comprender qué estaba pasando, y la idea de que se tratara de esas bromas famosas en las redes sociales se cruzó por su cabeza.

—¿Es esto una broma? ¿Alguien te dijo que lo hicieras? —cuestionó viendo a su alrededor. Volvió su mirada hacia la niña, y notó que la confusión pintaba su rostro también. —. ¿Hablas en serio?

—Sí, papá dice que Evonne pasa triste porque ella necesita un novio. Y pensé que si la ayudo a encontrar uno ya no estará triste y no llorará en las noches. Entonces le pedí ayuda a Diosito y a mi mamá para que no me atraparan hoy al salir del jardín de niños y…

¡Santa madre!

Caleb entreabrió los labios en forma de “O” y alzó ambas cejas. Estaba realmente sorprendido por lo que le contaba la pequeña, y la curiosidad pudo con él. No podía evitar preguntarse: ¿qué tan difícil estaría la situación de la hermana de esta niña como para que ella decidiera aventurarse en las calles para buscarle un novio? En su mente creyó que se trataba de alguna adolescente malcriada que buscaba manipular a su padre, y al no conseguir lo que quería terminaba perturbando la tranquilidad de aquel hombre y de esa pequeña niña; hasta el punto en el que aquel hombre tuvo que decirle esa tremenda estupidez a la menor para que no se preocupara por su hermana.

Pero su padre no logró calmarla, más bien alimentó esa tonta creencia que la indujo a hacer algo tan peligroso como preguntarle a un extraño si quería ser el novio de su hermana.

Sí, ya se había hecho toda una película en la cabeza.

—Entonces necesito conseguir un novio para Evonne lo más pronto posible. —la pequeña suspiró exasperada.

—Linda, esto no funciona así —él se encogió de hombros. —. Mejor dime dónde vives para llevarte con tu padre.

—Pero…

—Sin peros, es peligroso que estés aquí sola.

La niña amplió los ojos con terror y negó con la cabeza frenéticamente, mientras retrocedía un par de pasos. Simplemente no podía aceptar que la llevaran a casa, todavía no cumplía su misión de encontrar un novio para su hermana. Torció un poco la boca y colgó la mochila en su hombro para luego pararse de la banca, viendo directamente hacia el gentío.

—¿Qué haces? —cuestionó Caleb.

—Tengo que encontrarlo —susurró. Al observar la multitud de personas que caminaban a sus alrededores sintió pánico de volver a tropezarse con ellos, pero creía que no tenía opción. —. Ella lo necesita.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, de verdad no quería fallarle a su hermana mayor, Evonne hacia todo por ella. Volvió su rostro hacia el joven, y no pudo evitar pensar en cuál sería la razón por la que él no aceptaría ser el novio de su hermana. No podía ser tan complicado, a menos que... amplió los ojos nuevamente, quizás necesitaba pagarle para serlo. Rápidamente bajó su mochila y buscó el dinero que siempre le guardaban para comprar dulces en el jardín de niños.

—¡Puedo pagarte! —chilló al encontrarlo. —. ¿Aceptarías ser el novio de mi hermana si te pago? Por favor, por favor.

Caleb la observó con ojos exageradamente amplios, ¡estaba atónito! Esa extraña niña no dejaba de sorprenderlo. Era tanta su insistencia que comenzaba a convencerlo, quizás no de aceptar ser el novio de su hermana, pero sí de hacerle creer que lo haría, solo para conseguir calmarla un poco, ya que, si lo pensaba bien, era una buena solución para el momento.

Arqueó una ceja, viendo un tanto indeciso a la pequeña niña frente a él; de verdad que no quería mentirle, pero quizás esa era la única solución.

—Déjame ver si entendí —aclaró su garganta, y permaneció sentado para no intimidarla con su estatura. —. ¿Quieres contratarme para ser el novio de tu hermana? —inquirió, siguiéndole el juego a la menor.

La pequeña asintió con la cabeza frenéticamente y, aun con lágrimas en los ojos, esbozó una sonrisa llena de ilusión. Estaba funcionando y eso la aliviaba un poco.

—Tienes que llevarla de paseo, y darle muchos besos y abrazos. Hacerla feliz —insistió.

Tras escuchar eso, él esbozó una pequeña sonrisa cargada de ternura. Comenzaba a sentir remordimiento, la niña de verdad parecía estar angustiada por su hermana. Decidió ponerse de pie y avanzar hacia ella, luego se puso a cuclillas para estar a su altura.

—¿Hay alguna otra condición?

La menor negó con la cabeza, antes de extender su mano con el dinero.

—¿Aceptas?

 —Bueno, es muy tentador —rio, antes de observar en derredor, luciendo algo pensativo. —. Creo que acepto, pero tienes que decirme dónde puedo encontrar a mi novia, para llevarte con ella. —dijo finalmente, extendiendo su mano para tomar el billete de cinco dólares que le ofrecía.

—¡Eres genial! —chilló saltando hacia él y enrollando sus pequeños brazos alrededor de su cuello. —. Vamos a que la conozcas, te encantará ser su novio. —dijo, ilusionada.

Loamy no podía con tanta emoción. Había gastado su dinero, el dinero con el que se compraría dulces, pero no le importaba. Lo había logrado, y ahora Evonne tendría un novio y no volvería a llorar en las noches, ni a pelear con su padre; todo se había solucionado. Estaba realmente agradecida con Dios y con su madre por poner a Caleb en su camino, y estaba realmente ansiosa por saber cómo reaccionaría su hermana, seguro moriría de felicidad.




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