El día de la presentación de Loamy había llegado, y con él, el estrés de querer que todo saliera perfecto. Evonne mordía su labio inferior mientras intentaba peinar los risos rebeldes de su hermana en un moño, mientras ésta no dejaba de saltar de pie en pie.
—¿Estás nerviosa, mi sol? —cuestionó, terminando de atarle un lazo en el moño.
—No, estoy emocionada. ¡Ya quiero que todos me vean bailar!
El viejo, pero aún bonito, teatro de la ciudad se encontraba hermosamente decorado, con muchas luces navideñas alrededor de las bases; y algunas rosas rojas hechas con papel de decoración. Las sillas estaban llenas, casi media ciudad había asistido para ver la presentación de los niños de la academia de baile Miss Angélica.
Tras bambalinas, las niñas estiraban sus piernas y calentaban sus cuerpos, la presentación comenzaría en minutos y la tensión comenzaba a sentirse en el aire.
—¡¿Dónde está mi estrella del Jazz?! —exclamó Caleb, llegando al reducido espacio con un ramo de rosas en sus manos.
—¡Caleb! —gritó la niña con emoción y sin pensarlo rompió fila y corrió hacia él para abrazarlo.
—Disculpe, Monsieur —la mujer de acento francés aclaró su garganta. —. Las niñas están a punto de salir a escena así que…
—Oh, Désolé —se disculpó el chico, en francés, cosa que sorprendió en gran manera a la mujer.
—¿Tu parles français? —preguntó con emoción.
—Oui —esbozó una enorme sonrisa, antes de contarle en el mismo idioma. —. Nací en el barrio francés, y estudié el idioma por muchos años.
—¡Surprenant! —exclamó contenta.
—¿Caleb? —Evonne se sorprendió de verlo y escucharlo entablando una conversación en francés con Miss Angélica.
—¡Ah, Evonne! Cielo, acabo de conocer a tu novio francés, es muy lindo —sonrió cómplice y le guiñó un ojo, mientras se alejaba. —. Qué Loamy termine de calentar.
Una vez que ella se alejó, Caleb se inclinó hacia la pequeña para besar la mejilla y entregarle el ramo de flores. Loamy le agradeció con mucha emoción, y luego se alejó para seguir con los estiramientos, dejándolos a ambos solos. Caleb dirigió la mirada hacia Evonne, quien lo observaba presionando sus labios, intentando reprimir una sonrisa.
—¿Qué sucede? —preguntó entre risas.
—Nada, señor francés —respondió, contagiada por su risa. —. Dijiste que solo lo manejabas más o menos, pero te acabo de escuchar hablar francés con mucha fluidez.
—¿Sí?, entonces te debo una explicación, pero te la daré en nuestra siguiente cita.
—¿Siguiente cita? —arqueó una ceja.
—Sí, tú y yo, esta vez solos … ¿el sábado?
—Uff, trabajo —se alzó de hombros. —. Lo siento.
—Piénsalo, ¿quieres? —concluyó, besó su mejilla y luego caminó hacia la salida. —. Te veré en las sillas, junto a tu padre.
—Por favor, no —exhaló. —. Si él dice algo extraño, será el momento más vergonzoso de mi vida.
—No te preocupes —rio. —. Ya estoy acostumbrándome a esto.
Una vez que el evento comenzó, sentados en primera fila, Evonne, Noah, Carey, Ivana, y Romeo, e incluso Elías y Arthur, quienes estaban en segunda fila, observaban las presentaciones, esperando ansiosamente el turno de Loamy. Y, cuando al fin apareció en el escenario, todos se inclinaron en sus asientos, como si al hacerlo pudieran acercarse más a ella. En un principio, la pequeña se quedó helada al ver la cantidad de personas en el lugar, pero solamente bastó con encontrarse los rostros amables de sus seres queridos para salir de su trance.
Cuando comenzó a bailar, todos en el lugar se emocionaron. La niña no solo bailaba el ritmo musical que caracterizaba su ciudad, sino que lo hacía con tanta pasión, que los maravillaba. Ella amaba la música jazz, amaba sus raíces, amaba su ciudad y lo demostraba en cada paso, en cada salto, en cada movimiento de sus pequeñas manos, o en la forma en la que sonreía con aquel brillo en sus ojos. Para solo tener cinco años, aquella presentación había sido perfecta. Y no había duda de que, al crecer, tendría un gran futuro como bailarina.
Cuando terminó el evento, todos se encontraban en línea, esperando a que Loamy saliera, junto a Noah, de los vestidores. Una vez que se encontraron, la niña los observó, indecisa sobre hacia quién iría primero. Esbozó una pequeña sonrisa nerviosa y luego corrió en dirección a Romeo, para lanzarse a sus brazos. Éste se emocionó en gran manera al saber que seguía siendo el favorito de la menor, y no dudó en mofarse de eso frente a los demás con un infantil gesto, mostrando su lengua.
—Pequeña traidora. —musitó Ivana, haciéndola reír.
—Te quiero mucho, mucho, Ivana —dijo, mientras se apartaba de Romeo y se abalanzaba hacia ella para abrazarla.
—Aww, también te quiero un mundo, bebé. —respondió al corresponderle el bello gesto.
Evonne y Caleb se encontraban uno junto al otro, y él mantenía el brazo alrededor de sus hombros, en un gesto de mucha confianza, pero a ella no le molestaba. Ambos sonreían con adoración mientras veían a la niña correr a hacia ellos para saludarlos.
—Estuviste maravillosa, mi sol. Eres la mejor.
—Sí, eres una pequeña estrella de Jazz. —dijo Caleb, quien fue el último en recibir un abrazo.
—Bien, creo que esto amerita una salida a comer helados… ¿quién se apunta? —cuestionó Noah, y todos aceptaron felices, deseando pasar una agradable tarde con Loamy, y celebrar sus logros.
***
Eran las siete de la noche del sábado, el día de la primera cita real de Evonne junto a Caleb. Ella estaba nerviosa, revisaba una y otra vez cada detalle en el espejo, observaba su rostro con un leve maquillaje, su cabello peinado en un moño bajo un tanto formal, y su vestido negro sin mangas, con escote de corazón, ceñido al cuerpo.
Se colocó de lado, y mordió su labio, nerviosa, al no estar segura de si había escogido un buen atuendo para salir de noche; se sentía presionada.
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Editado: 05.12.2023