Un nuevo comienzo

¡Sorpresa!

CAPITULO 20.

Uhh Uhh Uhh
Yei yea yei yea.

Dicen que el amor es el remedio de todos los males, pero también que es el mal que los provoca —dependiendo el lado por el que se vea —. Tan solo vean a nuestra protagonista. Hasta hace unas semanas se había ido de la Ciudad de México al igual que la llorona por el amor que le tenía a Gerardo, y ahora se encuentra de regreso por el mismo motivo; el amor.

Dicen también que el amor va acompañado de la mano con la locura. Como dicen, un enamorado es capaz de cometer cualquier locura. Pero creo que también va de la mano con la ridiculez.

¿Por qué digo esto? Basta con ver las acciones de esta chica.

Creaste en mí, una nueva ilusión, me recordaste que existe el amor.
Y aunque perdida estuvo mi alma no volverás junto a mí...

Todos tenemos una canción de la infancia que se nos pega como el chicle a los zapatos sin importar los años que pasen, creo yo. ¿Quién en su corta o larga vida no le tocó ser parte de la generación de todavía de la factoria?

Tu mirada no me engañara más, tus besos ya no saben igual.


Se preguntaran porque hago referencia a la factoria, porque las ridiculeces van de la mano con la canción.

Otra mujer te roba el sueño ya —la rubia toma una margarita entre sus manos y se la lleva a los labios simulando un micrófono. Está en la novena nube y no es debido al alcohol, sino al amor —. No eres mío, pero te quiero igual.

Nuestra chica se encuentra embriagada de amor después de lo sucedido hace dos días en aquella noche de karaoke y confesiones.

Por su cabeza pasaron tantas cosas. La primera: James.
Le dolió un poco la manera en la que se fue, le hubiera gustado hablar con él, aclarar las cosas de mejor manera y no acabar como la última vez. Realmente espera que ese apasionado artista encuentre a otra musa que comparta su mismo amor al arte.

Gerardo es el otro motivo por el que anda con la cabeza hecha un remolino —dejando de lado la plática que tuvieron y el maravilloso dúo que hizo con él —. Esa misma noche regreso con ellos en su auto, y ella se dio cuenta que él no dejaba de mirarla por medio del espejo retrovisor. Hasta podría jurar que lo vio sonreír en varias ocasiones.

Si se encuentra cantando a lo loco, es por los momentos vividos en Ajijic. No deja de pensar en el karaoke… habían estado tan cerca el uno con el otro, demasiado se puede decir. Fue un hermoso momento vivido, digno para ser recordado. Cierra los ojos para recordarlo mejor, hasta que unos golpes la sacan de su ensoñación. Alguien llama a la puerta.

Deja la margarita en una mesa del jardín para ver de quien se trata, no espera a nadie y no cree que Ian haya decidido visitarla, si hace dos días que se vieron.

— ¡Que el apocalipsis está cerca, corran! — Se lleva la mano a la boca al ver quien está tras la puerta — ¡Sorpresa, sorpresa! A que esto no lo veías venir.

—No puedo creerlo —alcanza a decir ella mientras abraza a Ricardo con fuerza, para después asestarle un golpe en el hombro. Él suelta un falso quejido. Se encuentra vestido con un traje de vestir negro, tan típico de él —. Tonto, llevaba demasiado tiempo sin saber de ti.

—Ya sabes lo que dicen, hacer visitas una vez al año no hace daño, al igual que soltar ponzoña de vez en cuando —esta vez le tira un fuerte puñetazo en el hombro —. ¡Auch! Ese sí que dolió amiga —se frota la parte herida —. Espera un momento —mira con asombro las flores del jardín —, ¿has vuelto a la jardinería? ¿En serio dejaste el drama a un lado?

—Tan lindo como siempre.

—Y honesto, no lo olvides.

Ambos toman asiento en la mesa del jardín, mientras ella lo pone al corriente de los últimos sucesos, al fin y al cabo, parecía que él se encontraba exiliado del país, porque nadie supo de él en mucho tiempo. Lo poco que supo de él fue por los mensajes que dejó en su cumpleaños.

—Déjame asimilar tres cosas —bebe de su vaso —, nuestra querida Becca por fin va a sentar cabeza al igual que Ian —da unos leves aplausos —. Creí que no viviría lo suficiente para ver este día.

—Solo se trata de un chico de Paraguay —lo interrumpe —, no creo que dure por mucho tiempo —Ricardo la mira con cara de “ya bájale amargas”.

— ¿Cómo es que se de ti hasta ahora? —le interroga de inmediato.

—No seas dramática, mujer —la regaña —. Su supiste de mí el día de tu cumpleaños.

—El gusto me duró tres segundo… cuatro, con suerte.

— ¿Algo que quieras decir sobre el comportamiento de Denise? —la interroga, desviando el tema sobre otra persona.

—Aun no supera a su ex, es obvio —él se da un golpe en la frente al oír el comentario de su amiga —. ¿Ahora que hice?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.