Un puente a su mundo

!Huyendo¡

Alex recuperó la posesión de su cuerpo. Habían, mejor dicho, Nuriel había robado el coche de Felipe. Huyeron del edificio a toda marcha, y tuvieron suerte de que ningún policía las vio. Nuriel estuvo conduciendo un par de horas. Durante ese tiempo, el silencio fue casi absoluto. Solo era interrumpido por pensamientos esporádicos de ambas. En algún momento Nuriel se detuvo cerca de un oxxo. Dijo que estaba cansada y se durmió. Lo que le dio el control a Alex. Pensó en huir pero, en primer lugar no sabía conducir. En segundo, habían salido tan repentinamente que no tuvo tiempo de ponerse unos pantalones. Por último, de nada le serviría pues Nuriel estaba en su cabeza. Realmente no podía huir.
Después de un tiempo escuchó la voz de Nuriel. En su mente sonaba diferente de la propia.
«Creí que te irías de aquí.»
—¿Serviría de algo? —Preguntó Alex. Su voz sonaba con una mezcla muy rara de resignación y una esperanza moribunda—. No puedo alejarme de ti. ¿Cierto?
«De mí no. Pero deberías preocuparte más por Tanke.»
Alex recordó la gravedad de sus problemas y suspiro.
—No se manejar.
Afirmó abatida.
«Ya veo. Entonces tomaré el control de nuevo. Él aún puede encontrarnos. Necesitamos ayuda.»
—No puedo creerlo... ¿Tanke es igual a ti?
Estalló Alex.
«Tanke es tan parecido a mi, como tu a Hitler.»
La voz de Nuriel, aunque era mental, sonaba molesta. Como... Bueno, como lo estaría Alex si la compararán con Hitler.
—¿Qué quieren de mi?
Alex no pudo evitarlo y echó a llorar tapando sus ojos con sus manos.  Todo estaba saliendo de su control, empezando por su cuerpo.
—Lo siento.
Nuriel usaba su boca. Sonaba sincera. La dejó desahogarse por un rato pero al final dijo:
—Te prometo que no dejaré que nada malo te pase.
La voz sonaba decidida a pesar de que Alex restregaba sus ojos y se agitaba. No se calmó del todo, pero algo sí.
—¿Qué hacemos entonces?
—Conozco a alguien que nos puede ayudar. Pero necesito tomar el control.
Alex suspiró. Ya se había limpiado las lágrimas y estaba más tranquila.
—Esta b...
Un golpe al auto en el que estaban la sobresaltó. Ambas miraron al frente. Ahí estaba un tipo joven. De cabello corto y pintado de rojo.
—Hijo de...
Exclamó Nuriel tomando el control. Alex decidió que era mejor así y la dejó hacer. Salieron del auto, Alex porque no podía evitarlo, Nuriel porque estaba hecha una furia.
—¿Qué carajo quieres?
Preguntó mientras lo agarraba por la camisa con estampado de Naruto. El tipo levantó las manos.
—Ya te lo dije. Quiero hablar, solo eso.
Eso le trajo recuerdos a ambas. Era el tipo que las había acosado en Ayapan. A Alex le pareció que hacía un siglo de eso, pero apenas pasaron unas horas. El tipo siguió ablando.
—Pero si yo las encontré, él también lo hará. Tenemos que salir de aquí rápido.
Nuriel lo soltó bruscamente. El idiota tenía razón.
—La vas a matar perro!
—Échenles agua!
Las voces eran de un trío de amigos que pasaban por ahí. Alex recordó que andaba sin pantalones y se sonrojó. Nuriel miró hacia abajo, al parecer ella también lo había olvidado. Después dirigió la mirada al trío y caminó hacia ellos. Uno se quedó de piedra, en mas de un sentido. Otro se puso tan rojo como Alex y dio un paso atrás. Pero el tercero sonrió, como sí se hubiera ganado la lotería. Nuriel llegó frente a él. Tenía la cara roja debido a la vergüenza de Alex. Le miró los pantalones como evaluandolo y luego dijo.
—Quítate los!
El tipo, aún con su sonrisa de idiota, desabrochó el cinturón y dejó caer la prenda. Seguramente creía tener una idea de lo que venía.
Nuriel lo golpeó en la cara. Fue tan repentino y bien colocado, que el tipo calló al suelo inconsciente. Sus amigos se quedaron aún más estupefactos que antes. Nuriel le quitó los zapatos y el pantalón. Le quedaba un poco flojo, pero con el cinturón se arregló el problema. Los zapatos eran otra historia. Los dejó botados por que no le servían. Fue directamente al auto, entro y lo encendió. El tipo que acababan de conocer estaba tan pasmado como los otros tres.
—¿A qué esperas? Entra.
Él, temiendo las consecuencias de desobedecer, se metió en el auto rápidamente. Se fueron antes de llamar más la atención, dejando a los chicos con una historia que nadie les creería...

Nuriel condujo como una loca. Alex, en su interior, se hacía pequeñita de miedo. El tipo en el asiento del copiloto, se aferraba de lo que podía a veinte uñas. Hacía un esfuerzo por guiar a Nuriel, pero al final simplemente le dijo que fuera a Pantitlán y de ahí tomara río Churubusco. Nuriel, a pesar de llevar solo un par de días en éste mundo, conocía la ruta a la perfección. Tardaron un par de horas más en llegar al lugar.
Dejaron abandonado el auto en un callejón y el resto del viaje lo hicieron a pié. No querían involucrar a la policía. Alex estaba cansada, así que se dejó llevar por morfeo el resto del viaje.
Despertó en un almacén ligeramente alumbrado por una luz azul. Nuriel tenía al extraño sometido con un brazo en su espalda.
—¿Q... Qué pasa?
Estaba aturdida por despertar a una escena tan peculiar.
—Éste es un exiliado. —Dijo Nuriel por toda respuesta. Luego se dirigió a él—. Contesta.
Ordenó aplicando más fuerza a la mano apresada. El tipo gimió de dolor.
—Quiero lo mismo que tú... aggh... Él me quitó mi vínculo.... Quiero que pague.
—¿Cómo nos encontraste?
—Podrías soltarme... Aggh...
Nuriel apretó aún más. Alex no tenía idea de que hacer.
—Bien, bien... Lo estaba siguiendo a él. Había rumores... Y luego te sentí dentro de ella. Supe lo que pasaba por que yo quiero lo mismo.
Nuriel no parecía convencida del todo. Pero quería más detalles. Lo soltó y se alejó una distancia prudencial.
«Tengo que poder reaccionar a tiempo. ¿No te molesta que me quedé al mando?»
Le preguntó a Alex. Ella asintió mentalmente, pero como no estaba segura de si Nuriel lo percibía, respondió hablando.
—Está bien.
El tipo asumió que se lo decían a él y se levantó sobando su brazo magullado. Les contó que Tanke era un traficante. Casaba humanos para robarles su mente y venderla a quién pagara más. Su vínculo...
«El humano que compartía cuerpo con él.» —Aclaró Nuriel.
...Se había encontrado con Tanke cuando los RPG virtuales estaban empezando a tener verdadero éxito. El confió en el traficante porque en aquel tiempo no sabía que la conciencia humana era un alucinógeno poderoso para los de su especie. Al perder a su vínculo anduvo vagando en busca del responsable hasta que lo contactaron "las luces". Que son la autoridad en su mundo. Eligió el exilio porque quería venganza, pero ya hacían 30 años terrenales de eso y apenas ahora lo había encontrado. No podía dejar pasar esta oportunidad.
Alex intentó ser empática, pero la forma de referirse a los humanos como meros objetos lo hacía realmente difícil. Aún así tenía un objetivo similar, podían aliarse de momento. Aunque Nuriel le dijo mentalmente que no lo perdiera de vista.
—Lo peor de los cuerpos terrenales es que necesitan alimento.
Dijo el sujeto caminando hacia una mesa en el centro del lugar.
—¿Como te llamas?
Preguntó Alex. Tenía necesidad de relacionar al tipo con un nombre.
Él la miró con una bandeja de comida en las manos.
—No Comprende nuestra lengua.
Aclaró Nuriel.
—O lo siento. —Dijo él como si fuera una tragedia—. Puedes llamarme como mi pj. 28663vw.
Alex levantó una ceja. Ese no era un nombre.
—¿Te importa si te digo Dos?
Él se encogió de hombros y les ofreció la bandeja. Alex aceptó por que llevaba más de ocho horas sin comer y su estómago rugía. Además estaba gastando energía para dos mentes. Eso tenía que ser un gasto extra ¿No? Nuriel no objeto nada, así que comió con ganas. Mientras comía, Dos le dijo que tenía una cápsula de viaje. Alex no sabía a que se refería, pero Nuriel se asombró de eso.
—En cuánto termine, podremos entrar a la vr y planear como atrapar a Tanke.
Nuriel asintió con la cabeza pues Alex ocupaba la boca para comer. Repentinamente, Dos sonrió. La pareja lo miró y, después de tragar el bocado, preguntaron:
—¿Qué?
Dos agitó la cabeza.
—Nada. Es sólo que, la diferencia entre sus personalidades es muy visible. Ver ambas en un mismo cuerpo es curioso.
Después de eso Dos las dejó comer. Cuando terminaron, las guió hasta la parte más al fondo del almacén. Ahí les mostró a lo que se refería antes. La cápsula de viaje era un tanque transparente lleno de agua. Por lo menos parecía agua lo que contenía. A Alex le recordó a las cápsulas de regeneración del ejército de Freezer, en Dragon ball Z.
—Hace mucho que no veía una de estás.
Nuriel sonaba melancólica. Alex controlaba el cuerpo pero sintió que Nuriel tenía el deseo de tocar la cápsula. Se acercó y puso su mano derecha sobre el cristal. Aunque bien podía ser cualquier otro material transparente.
—Sí. —Dijo Dos. Él también sonaba melancólico—. Desde que les vendieron la idea de la vr a los humanos, estás bellezas empezaron a dejar de usarse. Ésta es una de las últimas.
—¿Cómo la conseguiste?
Dos se encogió de hombros.
—Cuando vives en este mundo puedes encontrar las cosas más curiosas en los lugares menos pensados. Los mercados negros de la tierra vende cualquier cosa por el precio apropiado. Aunque no sepan ni lo que es.
Alex no pudo aguantar la curiosidad.
—¿Cómo funciona esto?
Preguntó. Nuriel fue quién respondió.
—El líquido es un superconductor. El receptor... —señalo el techo de la cápsula—. ...recibe la información y el proyector... —ahora señalaba el suelo—. ...acumula la energía. Todo eso se envía al módem y de ahí a la vr, que es el túnel que conecta los mundos. En el otro lado hay otro de estos que revierte el proceso.
Nuriel estaba tan perdida en sus pensamientos mientras explicaba que una parte de sus recuerdos llegó hasta Alex. Ella no entendió la mayoría, pues eran confusos y daba la sensación de... un formato diferente. Sí, eso era. Como si estuviera tratando de reproducir un holograma en un reproductor mp4. Sabía que no era la comparación más acertada, pero no se le ocurrió nada mejor. Aún así, había algo que si entendió. Un sentimiento de anhelo. Nuriel extrañaba algo, algo muy importante. Se quedó pensando después de terminar su explicación. Ni Alex, ni Dos la interrumpieron hasta que ella misma volvió de donde se hubiera ido. No fue mucho tiempo.
—Con esto iremos a la vr.
Dijo finalmente.
—¿Y Tanke? Creí que teníamos que escapar de él.
—Con esto lo haremos. Él quiere tu mente, o conciencia, o alma. Como prefieras llamarle. Tu cuerpo no le sirve de nada.
Alex no estaba convencida del todo pero eligió creerle a Nuriel. Después de todo ella la había salvado.
—Yo iré primero. —Anunció Dos—. No tengo un cuerpo terrenal. Cuando pase dejaré libre la cápsula y ustedes podrán entrar. Les parece.
Nuriel dijo que estaba bien y le pidió a Alex que se alejara. Ella obedeció. Dos se acercó a una computadora muy rara a unos metros de la cápsula y pulsó varias teclas. La parte superior de la cápsula se levantó haciendo un acceso a su interior. Estaba por entrar en el aparato cuando se detuvo como si recordara algo.
—¿Tu vínculo a usado una de éstas antes?
Esa forma de referirse a ella la irritó. Nuriel debió percibirlo porque le dijo que era un mal hábito de los suyos.
—Solo a usado las máquinas humanas.
Dijo dirigiéndose a Dos.
—En ese caso. Creo que tu deberías tomar el control durante el proceso. Solo para prevenir... accidentes. Después de eso saltó sobre la cápsula y se metió en ella.
«¿Qué tipo de accidentes?»
Preguntó Alex.
—No te preocupes. Esto es muy seguro.
—¿Qué?
Dos se detuvo a medio camino, creyendo que le hablaban a el. Nuriel tomó el control y agitó una mano para indicar que la cosa no era con él. Se notaba que Dos estaba acostumbrado a tratar con personas como ellas porque entendió de inmediato y siguió con lo suyo. Una vez Dos estuvo dentro, la parte superior volvió a su lugar. Se escuchó un sonido de aire comprimido cuando la cápsula se selló. El proceso comenzó. El líquido, que ahora cubría el interior por completo, se iluminó de un tenue brillo grisáceo. El ruido de varios ventiladores llenó el almacén. Durante un momento no pasó nada. Hasta que el cuerpo de Dos comenzó a disolverse en el líquido. El tenía los ojos cerrados y parecía dormir. No había ni rastro de dolor en su cara. Aún así Alex se asustó.
—¿Qué es ésto? ¿Que es lo que hace realmente?
—El cuerpo de... Dos, fue generado. No es un cuerpo real. Eso no te pasará a ti.
Alex no se alteró demasiado por que Nuriel controlaba la respiración y demás funciones. Pero igual tenía sus dudas.
—¿Cómo se que no me mientes? ¿Qué no estas aliados todos para matarme y quedarse con mi... mente, o lo que sea?
—No lo sabes. —Respondió Nuriel con toda la calma que le faltaba a Alex—. Te lo dije antes. Tienes que confiar en mí... Podemos intentarlo por nuestra cuenta. Enfrentar a Tanke en este mundo. Pero te aseguro que tenemos ventaja aya adentro. Ahí eres fuerte.
—¿Qué?
Preguntó Alex confundida.
—Por que crees que Tanke no había intentado nada ahí dentro. El esperó hasta poder encontrarte afuera. Incluso aunque sabía de mi. Confiaba más en poder ganarme a mi acá afuera, que en vencerte en la vr.  Apuesto a que estaba buscando tu ubicación en este mundo y cuando yo aparecí tuvo que apresurar sus planes. Te tiene miedo Alex. Eres mejor que el en la vr. Él lo sabe. Por eso prefirió arriesgarse contra mi... Pero no te obligaré, aún tenemos opciones en este mundo. Tu decides...
Entraron a la vr. La confianza con que Nuriel dijo esas palabras terminó por convencer a Alex. Durante el proceso, Alex recordó lo complicado que era acceder a su cuenta sin la comprobación automática. Por fin, Nuriel completo los requisitos y fueron enviadas a Ayapan...
Alex abrió los ojos. El cielo azul la deslumbró. El sol estaba en su punto máximo. Los pájaros cantaban a lo lejos, perdidos entre los árboles frutales de alrededor. Frente a alex había una fuente de piedra con agua cristalina. Estaba rodeada de faroles de aceite. Estaban limpios a pesar de que cada noche se encendían para alumbrar el lugar. Alex recordó ese parque, aunque hacia mucho que no lo veía. Era la zona inicial de Ayapan. Donde aparecen los personajes recién creados. Eso le dio un mal presentimiento a pesar de la belleza del área. Se acercó a la fuente y miro su reflejo en el agua. Su propia cara le devolvió la mirada.
—Nuriel. ¿Estás ahí?
Preguntó intentando aferrarse a algo. Nuriel no contestó...




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