Un puente a su mundo

La prueba.

En tiempos ancestrales, cuando los dioses apenas estaban dándole forma al mundo, existieron los guardianes. Unas bestias creadas por ellos mismos que se encargaban de mantener el orden. Por desgracia, algo no salió como esperaban y los guardianes perdieron su objetivo volviéndose locos en el proceso. Los guardianes atacaban a todo aquel que veían y convirtieron un mundo que debía ser idílico, en un campo de muerte en el que solo sobrevivían los fuertes...

El pequeño ser peludo iba flotando a un lado de Alex mientras contaba su historia. Aunque Alex apenas le prestó atención. Ya lo había escuchado la vez anterior y en esta ocasión estaba más concentrada en Nuriel y Tanke. No tenía idea de cuanto tiempo tenía pero no podía ser mucho. Debía terminar la misión lo más rápido posible o podía volver y encontrar se con Tanke y un par de cadáveres.

Ambos avanzaban como transportados por una cinta móvil. A su alrededor las imágenes de una gran batalla tenían lugar pero Alex tampoco les prestó atención. La primera vez había visto a seis aventureros vestidos con armaduras de metal y cuero y túnicas en el caso de los magos. Las habilidades estallaban llenando el túnel con luz azul y dorada y en el fondo, detrás de todo el ruido de imágenes había un ser peludo y con garras. No sé distinguía bien lo que era pero en alguna ocasión un ojo dorado como oro líquido se podía apreciar entre una explosión y otra.

—Por supuesto, todo eso es solamente lo que nosotros creemos. —El ser agitó una mano abarcando todas las imágenes del túnel, luego siguió hablando—. La historia pudo haber sido totalmente diferente, nadie que lo haya visto sigue vivo en la actualidad. Ni siquiera entre los chaneques que son la raza más longeva de este mundo.

»Ahora nosotros honramos la memoria de esos héroes desafiando a otros a medirse con su legado y probar que son dignos de obtener el poder antiguo latente en éste lugar.

Alex solo escuchó las últimas palabras porque sabía que la prueba estaba por comenzar. A pesar de que no podía ver el final del túnel, una luz blanca e intensa invadió su campo visual y tuvo que cerrar los ojos. Cuando los abrió estaba en el lindero de un bosque, lo reconoció de la vez anterior que hizo ésta misión pero nada más. Los árboles parecían álamos enormes aunque sus hojas eran grises por un lado igual que los troncos. Parecían una versión antigua de los zeltos que ella conocía. A sus espaldas un bosque de acero se extendía hasta los límites del mapa, no hasta el horizonte no, eso habría sido exagerado. Alex no necesito voltear para saber que todos los soldados llevaban armaduras y lanzas ornamentales. A los lados, dispuestos junto a ella estaban los héroes. Uno era un guerrero pesado con escudo de metal al brazo y una lanza. También había una guerrera con dos hachas enormes y afiladas. Dos guardabosques, uno con arco y flechas y el otro con cuchillos arrojadizos y espada corta. Al frente, un mago con bastón la miraba esperando. Sus caras eran manchas obscuras lo que convertía la experiencia en algo perturbador.

Debido a eso y a las circunstancias en... Iba a decir: en la vida real; pero ¿se le puede considerar así? El punto es que Alex emprendió la marcha y los héroes la siguieron.

Ninguno decía nada, pero sus armas y armaduras hacían sonidos tenues, como amortiguados por alguna división extraña en el aire. Estaban en el bosque y tenían que encontrar al enemigo antes de que él los escontrara así que era normal, pero a Alex le parecían espectros a los que habían sacado de sus tumbas para obligarlos a enfrentar la misma pelea una y otra vez. Tenía la piel de gallina, se imagino que esos espectros no estaban contentos con ella. ¿Cómo iban a estarlo si ella los estaba llevando al lugar de su condena? Por segunda vez.

«No. —Pensó—. Estoy paranoica, son IA. Todos ellos, ni siquiera me recuerdan.»

Siguió caminando, acercándose al mismo claro que en algún otro mundo había estado rodeado por zeltos de colores. En una parte irracional de su mente esperaba ver a Nuriel y Tanke al llegar. Esperaba escuchar el choque de espadas y los gruñidos a los que se había acostumbrado a escuchar al entrenar con la akuma. Las risas animadas que soltaba Tanke cada vez que peleaba. Al final llegó corriendo con el grupo de héroes detrás, manteniendo su ritmo sin problemas. En lugar de los sonidos que tenía tan grabados, escuchó el crujido de los árboles, la primera vez le pareció ridículo puesto que, según el lore, los zeltos no se rompen con facilidad. Recordó haber soltado una carcajada inesperada y taparse la boca para no romper el ambiente. Recordó que las IA, se mantuvieron adentradas en su papel y que eso le provocó más risa aún. Esta vez cada crujido le sonó desesperado, como el lamento de un ser enfrentando la muerte... No, no muerte sino agonía, lo que era muy diferente. Las hojas se agitaban cambiando del gris al verde obscuro a pesar de que el viento no soplaba.

«Miedo.»

Pensó en ése instante, y tuvo la certeza de que no se equivocaba. Los árboles más duros estaban temblando frente a lo que venía, antes no lo había visto por que no sabía lo que era, no realmente. Los héroes se formaron en lo que pensó que era una formación que adoptaban cuando su comandante no era capaz de planear por su cuenta. Los dejó hacer, esta vez no tenía ganas de meterse en el personaje.

Alex la monja, de 1.60, con el cabello crespo y de ojos café no era un personaje al que le gustara interpretar, no.

Desde el otro lado del claro salió la criatura que ella ya conocía. Sus colmillos eran muy blancos... intentó pensar en algo con ese blanco tan intenso, y lo único que le llegó a la mente fueron los dientes de un modelo de comercial de pasta dental. El blanco de comercial de pasta contrastaba con el negro del pelaje. Más arriba, los ojos dorados se movían buscando algo.

Los héroes empuñaron sus armas y los ojos dorados encontraron lo que buscaban. El lobo, por que era un lobo, enorme y levantado sobre sus patas traseras, aulló. El sonido le llegó como si tuviera al animal a un lado y le recorrió la columna como un chispazo. Sintió la piel erizada de sus brazos y la boca seca. No se dio cuenta de que el mago le hablaba hasta que el PNJ la agarró por los brazos y la enfrentó con una sombra amorfa por cara.




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