Sergio
"Falsa tranquilidad "
"Un tramo de tranquilidad,
está ligada a eventos desafortunados"
S.J
Horas y más horas, la cirugía se había extendido demasiado, yo sabia que no era fácil, pero no quería ser pesimista, pero la realidad era compleja, la situación de Constanza es delicada, más bien más allá de delicada, su tumor le había hecho daño en varios órganos, el daño real estaba ahí, yo simplemente pedía que ella no se rindiera.
Después de 5 horas la cirugía había terminado, con buenas y malas noticias, la primera me interesaba más y es que Constanza había soportado la cirugía, una completa guerrera y la mala es que había entrado en estado de coma y las 24 horas próximas serían cruciales para ver su evolución.
Con una sonrisa en el rostro le doy las gracias al doctor, se nota su esfuerzo, ya lo que queda es las ganas de vivir de Constanza y que su cuerpo tome las riendas de la recuperación. Me queda unas horas más en la sala espera y una enfermera se acerca y me dice que me vaya a descansar ya no hay mucho que hacer ahí, ella estaré pendiente, asiento y tomo mis cosas y salgo del hospital.
Llueve a cantaros sobre Bogotá y eso es un indicio, hace mucho frio y toda la ciudad esta inundada, me quedo de pie en la salida del hospital, pensando en todo y en nada, viendo como ese aguacero le da vida a la ciudad y en se momento entendí que no todo es malo, ni todo es bueno.
La vida esta llena de nubarrones, aguaceros y tormentas y todas ellas tiene tanto su lado positivo, como su lado nefasto, el punto es como la afrontamos; en mi caso decidí con un "aguacero" tirarme del salto del Tequendama en cambio Constanza con una "tormenta" decidió vivir a plenitud lo que le faltaba y la vida, dios o el destino le dio una segunda oportunidad.
Con eso en mente, me tiré al agua, empecé a caminar bajo la lluvia, ante la mirada atónita de transeúntes y médicos que en ese momento estaban cerca del hospital, les sonreí a todos, tenía que entender que debía vivir a plenitud, llevaba más de 40 años sobreviviendo, con ella aprendí a sonreír, ya con eso iba ganando.
Unas cuadras mas adelante unas luces me iluminan y unos pitos me hacen voltear, mi auto venia detrás de mí, en se momento comprendo que es Pablo quien me sigue, dejo de caminar y espero hasta que se estaciona al lado mío
- Señor ... se va a enfermar – me tira un impermeable amarillo-
- Gracias, Pablo – se sonríe -
- Yo le traía unas mantas por si se iba a quedar en el hospital y una enfermera me dice "no, ya se fue" – se carcajea – tome una manta y resguárdese del frio
- Gracias y hiciste todo en el apartamento
- Si señor, limpiamos todo y mañana llega la cama y la alfombra nueva – asiento – usted me dirá que más hay que hacer
- Por el momento eso y ya – su expresión en el rostro me llama la atención - ¿Te pasa algo?
- Eh ... pues yo necesito un empleo, con prestaciones sociales, de momento no tenemos un servicio de salud, será que usted conoce a alguien que me de la mano – le sonrió –
- Si ... yo
- Si, yo le agradezco por lo que está haciendo, nos ha salvado los 15 días que viene, pero usted entiende lo que yo le quiero decir
- Claro que sé, Pablo ... esa persona que te puede echar la mano soy yo; mañana cuando termines de hacer todo en el apartamento, entonces tendrás tu empleo, por eso te pregunte si te le medirías a lo que fuera y tu me contestaste que si
- Claro, pero si es ilegal no cuente conmigo – es mi momento de reírme –
- No ... Constanza y yo tenemos una pizzería, mañana gestiono tu entrada a la misma
- Oh claro, cuente conmigo señor
- Solamente que estarás trabajando en la pizzería y para mí a modo personal, ¿te sirve? Son 2 pagas
- Lo que necesite ahí estaré ... gracias, señor
Seguimos conversando de todo un poco, llegamos a casa y ya no olía igual, todo está limpio, impecablemente diría yo, me fui hasta mi habitación y me di un baño relajante y bastante largo, al salir me coloco ropa cómoda y siento algunos golpes en la puerta y al abrirla esta Pablo con un plato de comida, un vaso de jugo y un postre, su gran sonrisa me contagia y estoy sonriéndole de vuelta.
Lo lleva hasta el mesón de la cocina y regresa a su casa y trae un caldo de costilla, justo para el frio que tengo y de paso viene con Cebolla, al verme empieza a maullar, lo cargo y me quedo con el en brazos por un largo rato.
Se despide con unas buenas noches, me entrega las llaves del auto y cebolla se queda conmigo, le doy su cena y comemos a la par, juntos como una familia extraña, pero una familia al fin al cabo.
A la mañana siguiente un sol bastante fuerte me despierta, el cansancio de estos días se esta haciendo evidente, salgo de la habitación, le doy el desayuno a cebolla y vuelvo para darme un baño.
Tenía que ir hasta la pizzería, me necesitan allá, pero a partir de hoy trabajaría de forma remota, en otras palabras, desde el hospital, así que tome un morral y mi computadora y mientras me tomaba un vaso de café y vigilaba que cebolla hiciera sus necesidades, vuelven a tocar la puerta, Pablo otra vez con una gran sonrisa y el desayuno.
Mientras desayunaba conversamos sobre el clima y demás, le di la dirección de la pizzería y como a las 11 de la mañana lo esperaba allá. Se llevo a Cebolla para su casa y yo me fui rumbo hacia el hospital.
Me había hecho popular con las enfermeras, así que debía usar esa popularidad a mi favor, les sonreía y ella lo hacían de vuelta y las defensas caían y lo que les preguntaba de Constanza me lo decían.
Me remitieron donde el doctor que llevaba el caso de Constanza, fui hasta su consultorio, al verme me sonríe y me dice que lo siga, caminamos por los pasillos del hospital y llegamos hasta la zona de unidad de cuidados intermedios, todo el aire que tenía retenido lo saque en ese momento, ese simple hecho me decía que Constanza se estaba recuperando.