El reino de Weiller ha resultado ser un lugar sumamente perturbador para Jack, quien varias veces se ha tenido que dar un par de cachetadas mentales para sentir que sigue vivo y que no se encuentra en un sueño. Y es que todo lo que ocurre a su alrededor es tan irreal, empezando que donde está viviendo prisionero es un castillo medieval cercado de murallas y fosos. Tiene días en que la bruja, loca, acosadora, demente y secuestradora princesa Erany, dicha la redundancia “lo secuestro” llevándolo a ese lugar en contra de su voluntad, y por lo menos no lo han casado en contra de su voluntad. Ya el que se dice rey de esas extrañas tierras y padre de la bruja loca no quiso hacerlo. Y dijo que nunca iba a hacerlo si uno de los dos estaba en contra de casarse. Y Jack es alérgico al matrimonio. La princesa Erany hizo el berrinche de su vida porque su padre no la complacía y como venganza le dijo a Jack que nunca lo dejaría ir de su palacio, se quedaría toda la vida viviendo allí. Y èl como castigo le dijo que nunca le entregaría el dije de piedra que ella llama su corazón. Así que ahora ambos se encuentran en una lucha de poderes de ver quien se rinde primero.
El rey Braco y el general Roth observan a cierta distancia a la pareja tener una más de sus discusiones que ya se han vuelto algo común de ver en palacio.
—¿Se puede creer que, en tan basto universo, con cientos de mundos y reinos, miles de seres, tanto espacio y estos dos coinciden? —suspira el rey Braco.
—Las leyes de los dioses y del universo no siempre las podremos entender.
—Así es general Roth. Bueno, vayamos a verificar nuestras fronteras y que los nuevos encantamientos estén surtiendo el efecto deseado. Por lo pronto han servido para mantener un poco alejados a los demonios de Pandemon y hemos descansado de esta guerra, pero tenemos que estar listos y prevenidos, ya que en cualquier momento intentarán atacarnos.
Mientras tanto Jack y la princesa Erany mantienen una charla muy acalorada en los jardines del palacio.
—Te queda perfecto tu nombre, “Jack Tormenta”, ya que te has convertido en un verdadero tormento.
—Pues mira quien lo dice. La mujer que me tiene secuestrado. No te has puesto a pensar ni por un segundo en todo lo que estoy perdiendo por estar aquí, mi familia me estará buscando pensando que me ha pasado lo peor y mis negocios se van a ir en picada.
—No te preocupes por ello, enviamos una misiva anunciando que te tomaste unas vacaciones.
—¿Qué? ¿y con qué derecho hicieron eso?
—¿Y qué querías? ¿Qué tu familia se alarmará? “Gracias”, “de nada”.
—¿Gracias? ¿de qué carajo? Tal vez te las de cuando dejes a un lado esta locura y me dejes ir a mi mundo.
—¿A tu mundo? ¿es que ahora si me crees que estas en mi reino?
—No creo nada, pero si eso es suficiente con tal de alejarme de ti te lo haría creer. —Es evidente el dolor que las palabras de Jack surtieron en la princesa, además de sentir que su orgullo fue herido, su corazón pendiente del cuello de Jack ahora desprende una luz apenas tenue, como si este se estuviera apagando.
La princesa Erany lo observa con angustia. Nunca lograra que ese hombre le devuelva su corazón, sus días están contados. La embarga una sensación de desasosiego, ella cree que es porque no ha logrado convertirse en una bruja poderosa y vencer al demonio de Yorkshary, pero en el fondo teme que sea algo más.
Ofendida y dolida por sus palabras, la princesa levanta su mano dispuesta a abofetear la mejilla de Jack, pero él es más rápido, la toma por la muñeca y la atrae con fuerza colisionando ambos cuerpos. Sus ojos se encuentran en un duelo de miradas, primero con rabia, y sin darse cuenta después sus miradas cambian, ambos se contemplan sintiéndose atraídos por una fuerza más fuerte que ellos.
Jack levanta una mano y con la punta de las yemas de sus dedos acaricia el labio inferior acolchado de la princesa deseando con todas sus fuerzas poder besarla, recorre su rostro con mirada habida y se sobrecoge al darse cuenta de cuanto le gusta, le encanta que lo rete, que le de lucha, los días con ella nunca son aburridos. Sus cuerpos al contacto tiemblan, se estremecen. La princesa se pierde en los irises azules de Jack que han perdido su acostumbrada hiel y ahora la miran con deseo y anhelo. La princesa observa a su corazón en el pecho de Jack centellando y palpitando estrepitosamente. De pronto siente mucha debilidad, tanto que la agota. Jack se va acercando desea tocar sus labios, desea besarla y cuando está a punto de hacerlo ella se desvanece en sus brazos.
—¡Erany! —Exclama preocupado al verla desmayada.
El rey Braco y el general Roth aún no se han alejado lo suficiente y alcanzan a ver como la princesa pierde el sentido. Rápido emprenden la marcha de sus corceles unicornios acercándose a ellos. El rey Braco salta de su corcel y pide explicaciones.
—¿Qué ha pasado con mi hija?
—No lo sé, estábamos conversando y de pronto de desmayo. —Jack no toma importancia a los unicornios, en otro momento será que su presencia le asombren, pero no ahora que tiene a Erany desvanecida en sus brazos.
—Rápido, llevémosla a sus aposentos —ordena el rey. Roth intenta tomarla en sus brazos, pero Jack le lanza una mirada de advertencia de que no la toque y es él quien se encarga de llevar a la princesa a su alcoba. Unas jóvenes brujas se han acercado a brindarle asistencia. Jack no se aparta de su lado en ningún momento.