El rey Braco anima a su hija, ella permanece en cama sintiéndose aún muy débil. Su padre la observa preocupado.
—¡Vamos hija, anímate! Esta noche por fin celebraremos tu boda con Jack y podrás tener tu corazón de vuelta. —Erany se aprecia triste y cabizbaja, solo juguetea con las sábanas y no es capaz de ver a su padre a la cara.
—No me quiero casar con Jack —hay un dejo de pesar al decirlo.
—Sé que aún no te querías casar hija mía, pero es necesario, ahora no solo es por la promesa de los dones que vendrán con ello, si no para salvar tu vida, tal vez creas que Jack no es la persona indicada, pero si tu corazón lo escogió es por algo.
—¿Por qué mi corazón no entiende que somos descomunalmente opuestos? empezando que nuestros reinos están en diferentes mundos, las vidas que tenemos no pueden ser más desiguales. ¿Cómo podríamos ser una pareja y adaptarnos a tantas diferencias? Sería tan desgastante el intentar entendernos.
—El corazón se rige por sus propias razones.
—Pues no pienso hacerle caso.
—¿Tan mal esta desposarte con Jack? hija, no creas que no te conozco lo suficiente como para no haberme dado cuenta en estos días de como lo miras, tal vez lo negaras una y otra vez, pero tú sientes algo por él. —Y entonces la princesa Erany se quiebra en llanto, su padre se acerca a su lecho, se sienta en el borde de su cama y la abraza—¿Qué pasa, hija mía?
—Estoy enamorada de Jack Storm, con mi mente, con toda mi razón y mi corazón, lo amo. Por eso no pienso casarme con él, porque no quiero atarlo a un mundo que desconoce y que tal vez no le agrade y del que se sienta prisionero. Él tiene una vida de donde viene y yo no pienso quitársela, lo amo tanto que no sería capaz de arrancarlo de donde pertenece. —Erany llora desconsolada.
—Pero tal vez estés equivocada y él tam… —el rey es interrumpido por el general Roth quien ha ingresado con premura a la alcoba de la princesa.
—Rey Braco, los demonios de Pandemon han secuestrado a Jack Storm.
—¡¿Qué?! —La princesa Erany salta de su cama no importándole su debilidad— ¿Dónde paso eso?
—Jack me pidió llevarlo a dar una vuelta por el reino, dijo que era para irse familiarizando, pero creo que llegamos muy cerca de la frontera con Pandemon, un maldito demonio utilizo la habilidad de cambiar de forma y le hizo creer que era un niño en problemas. ¡Discúlpeme princesa! estaba distraído platicando con Benet, que no me di cuenta cuando él se alejó. —el general Roth habla completamente avergonzado, sabe que les ha fallado a sus monarcas.
—Tengo que ir a rescatarlo.
—Hija, tú no puedes, aun estas muy débil, deja que nosotros nos hagamos cargo de esta situación.
—No, yo traje a Jack Storm a estas tierras, yo lo puse en peligro, soy yo la que tiene que rescatarlo de esos demonios, si algo le pasa no me lo podre perdonar nunca. —Diciendo esto la princesa realiza un movimiento de magia y se transporta directamente a las fronteras de su reino.
Su pecho vacío se constriñe de aprensión al inmediatamente notar todo un ejército de demonios con aspecto de bestias, de dientes afilados y cuernos en el cráneo apostados en los límites de ambos reinos, y en el centro de ellos el rey Yorkshary liderando imponente y soberbio a todo su séquito, su presencia aun dos veces más grande y poderosa que el resto. Dos demonios a su lado derecho mantienen prisionero a Jack Storm, tomándolo de los brazos, este sorpresivamente y dada la situación se aprecia aparentemente calmado y sereno, más en sus ojos la princesa Erany puede notar una tormenta. Ella nunca podrá ni imaginar que Jack se sintió desfallecer al verla tan increíblemente valiente y a la vez indefensa frente a esos seres monstruosos, pequeña, frágil y osada, y que fue justo en ese momento que supo que la amaba.
—Rey Yorkshary, le ordeno que deje en libertad al invitado de mi reino. —Erany habla con potestad, viéndose valerosa incluso a ojos de los demonios. Yorkshary sonríe ante su insolencia.
—Princesa Erany del reino de Weiller, ¿debo entender que ha declinado mi propuesta de matrimonio al traer a sus tierras a este hombre humano?
—No sé de qué habla rey Yorkshary, el plazo que me ha concedido para darle mi respuesta aún no se cumple.
—¿Me toma como a un imbécil? Que no se le olvide con quien habla, yo todo lo sé.
—Debe ser un dolor de cabeza saberlo todo ¿no cree? digo, enterarse de tanto chisme, de todo lo que se dice aquí y allá. —Es evidente la ironía de la princesa en sus palabras. Yorkshary aprieta sus puños de indignación, y sus ojos lanzan destellos de enfado al ser burlado por ella. Jack sonríe disimuladamente, no puede creer que ella le sea tan exasperante incluso a un demonio.
—Basta de sus insolencias princesa, ya no le hago una propuesta, le demando que se case conmigo, sino arrasare con todo su reino y con cualquier ser vivo que se oponga a mí, empezando por este humano llamado Jack Storm. —Los insondables ojos del rey Yorkshary se clavan como dagas mortales en la humanidad de Jack, este requirió de todo su arrojo para no ceder al terror que en ese momento le provoca ese demonio que viene a ser el vivo reflejo de todas sus pesadillas de niño. Pero la princesa Erany vio este temor en su expresión y supo que no sería capaz de hacerle atravesar por ese terror o algo peor.