Un Rey Para Mi Reino

Capitulo 8.

Erany ha caído en un agujero negro perdiendo la noción de lo que pasa a su alrededor, se dice que tal vez sea el preludio de la muerte, la antesala del Seol, la alegría le embarga, espera encontrarse con su madre. De pronto sale de la oscuridad y se observa en un salón rustico iluminado por candelabros, en una esquina un caldero hierve con sopa y al otro extremo se encuentran siete mujeres hablando entre ellas, sin tomar en cuenta su presencia. La princesa se pregunta dónde se encuentra.

—Oigan ¿Dónde estoy?

—Silencio niña, que estamos deliberando —una de las mujeres le habla con autoridad, Erany solo es capaz de cerrar la boca, de pronto se sintió regañada por su mamá. Después de unos segundos todas las damas se acercan a ella, la observan con ojo crítico, la analizan, ella se siente como un bicho raro.

—¿Ustedes quiénes son? —la curiosidad le gana.

—Somos las siete brujas madres.

—Oh, una disculpa, no pude hacer lo que estaba escrito en los libros antiguos del reino, en serio al principio estaba muy en contra de lo que mi corazón quería, el hombre que había elegido para mí es completamente opuesto a lo que soy, digo ¿cómo dos personas tan inmensamente contrarias podrían convertirse en pareja? luego cuando vi que no había de otra más que casarme con él, lo acepte, pero él me rechazó, ¿lo pueden creer? y ahora que los dos hemos confesado que nos amamos, yo muero.

—Silencio niña, ¿siempre eres tan irritante? —la calla otra mujer.

—Lo siento, solo quería disculparme por no haber podido casarme y así obtener el poder de ustedes y convertirme en la bruja más poderosa de mi reino.

—Pero ¿quién te dijo que debías casarte para eso?

—Pues está escrito en los libros antiguos de Weiller.

—Eso no dicen los libros antiguos, solo debías de compartir con humildad el poder de tu magia, solamente así podías ser digna de obtener nuestros dones.

—Ah, ¿no? entonces deberían de revisarlos porque en serio que uno se confunde por la manera en que están redactados.

—Ay ya, regresa a tu mundo y acaba con Yorkshary que ya nos tiene jorobadas. —habla otra de las brujas madres y realiza un movimiento mágico con su mano, al segundo Erany se vuelve a ver en el campo en los linderos de su reino y con Jack intentando reanimarla.

Al verse, la emoción los embarga y se funden en un beso lleno de pasión, de anhelo, de amor. Yorkshary lanza otro rayo de fuego contra ellos, pero este es desviado por un rayo de magia blanca que lo aparta lejos de ellos, al momento los campos de Weiller se ven llenos de guerreros brujos y brujas, comandados al frente por el Rey Braco y el general Roth, y para asombro de Erany no solo su reino ha acudido a la batalla contra los demonios de Pandemon, sino que también los seres de otros reinos se les han unido, los de las hadas, orcos, elfos y duendes.

Jack abre la boca y la vuelve a cerrar, y se dice que no es momento para sorprenderse, además que ya debería de acostumbrarse.

Yorkshary se muestra encolerizado, todos sus enemigos se han aliado, pero aun así no cree que sean suficientes para derrotarlo junto a su ejército.  

—¡Ataquen! —ordena a un grito y todos sus demonios se lanzan al campo de batalla. Brujos, elfos, hadas, orcos no tardan en responder de igual manera desatándose una guerra donde se puede ver todo tipo de armas y de magia.

Erany se inclina dispuesta a unirse a la batalla y pelear por su gente, por su reino, Jack corre detrás de ella, no permitirá que esos demonios la lastimen, aunque no se da cuenta que entre todos ahí él es el considerado más débil. Todos los demás son hábiles guerreros desde tiempos ancestrales, Jack no es ningún novato en cuanto a pelar en batallas, estuvo en la milicia por algunos años, así que sabe defenderse. Erany lanza rayos de magia a cuanto demonio se le atraviesa, y Jack por su parte es sorprendido por tener una fuerza descomunal, siente la adrenalina correr por su sangre a cada derribo de demonio además de sentir un extraño poder casi electrizante que surge desde las yemas de sus dedos.

El rey Braco y el rey Yorkshary mantienen un duelo propio mostrando lo mejor que poseen en cuanto a magia y fuerza. Yorkshary es habilidoso y tramposo, pero la edad ha hecho que el rey Braco sea inteligente y astuto, él es capaz de presentir lo que su enemigo piensa hacer y adelantarse a este, por lo tanto, es un digno adversario.

Pero a Yorkshary lo acompañan las fuerzas del mal, su poder y sus armas son forjadas en el mismo infierno se necesita algo más que el poder de la magia del Rey Braco para detenerlo y esto fue evidente cuando el demonio saco la misma daga que le provocaría la herida de muerte a la reina Mirah, el rey Braco se vio reviviendo la batalla de hace cinco años, el dolor de ese recuerdo lo doblo y lo desconcentro, acto que aprovecharía Yorkshary, el rey Braco vio el preciso instante de su muerte, recibiría el mismo final que su amada.

Yorkshary levanto en un puño la daga ardiendo en fuego, su intención, clavarla en el pecho de su oponente y tener así la gloria. Pero en el justo momento de asestar su golpe mortal, rayos poderosos de luz y electricidad arremeten contra él y no es otra que la magia de la princesa Erany que ha ido al encuentro de su padre y que no permitirá que el demonio de Yorkshary se lo arrebate como lo hizo con su madre. Erany no parece ser la misma bruja que inicio esa batalla, Yorkshary lo puede ver, de tanto poder que tiene incluso esta suspendida en el aire, su cuerpo completo irradia una luz cegadora, sus ojos ahora son más dorados y de sus manos brota como manantial el poder que le han concedido las siete brujas madres. Yorkshary es tan soberbio como para creer que ni con ese poder ella es suficiente rival, pero la princesa Erany pronto lo demostrara lo equivocado que esta.




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