Capítulo 10.

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New York.

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La reunión familiar fue todo un fracaso por culpa de Janet Snox y Darren lo sabía, su madre no era una mujer fácil de tratar o convencer, mucho menos alguien que confiaba en otros a la primera, siempre creía que todos querían sacar ventaja de la fortuna que poseían, incluso sospechaba hasta de sus propios hijastros.

De todas maneras, tenía que decirle a Zuri sobre la decisión de repetir la prueba de paternidad por pedido de su madre y tenía claro lo incómoda que se iba a sentir con semejante petición de su parte, pero debía hacerlo para que su madre los dejara en paz.

—Necesito pedirte algo y quizás te enojes por lo que voy a decirte, es posible que hasta me mandes al infierno, pero debo hacerlo para calmar las inseguridades de mamá —dijo Darren.

Se encontraba desde temprano en el ático donde vivía su hijo para hablar del asunto con la mamá del niño y esperaba obtener una actitud positiva sobre el tema. Era demasiado importante para él que Daniel fuera aceptado en su familia, aunque sus abuelos ya lo habían hecho.

—¿Dime, qué necesitas?—preguntó Zuri.

—Ya viste lo que sucedió con la señora Snox, duda de que Daniel sea mi hijo y por eso quiero repetir la prueba de paternidad para demostrarle que soy su padre, de esa manera ya no estará a la defensiva contigo, pero primero necesito tu consentimiento —informó.

Se quedó callada por un momento y luego suspiró un poco cansada de la problemática. Debía guardar sus energías para cuidar de su hijo recién operado, por lo que no se sentía dispuesta a bregar con señoras esquizofrénicas que veían cosas imaginarias en todos lados.

No le ofendía su pedido, pues era lógico que la abuela de su hijo dudara en el primer instante y también sentía la angustia de Darren por demostrarle lo contrario a la señora, no quería hacerle la vida imposible con decisiones que ni venían al caso.

Siempre iba a preferir la paz antes que la guerra.

—Puedes hacerlo, si el resultado va a tranquilizar a tu madre o a toda tu familia, entonces no me opongo —aceptó sin problemas—. Siempre y cuando no me la ponga difícil con cada una de sus acciones, no me importa si lo quieres repetir.

—¿En serio?—averiguó él.

—Por supuesto, de todos modos tienes derecho como su padre y no puedo oponerme, solo te recuerdo que Daniel sigue recién operado, por lo que andar en vehículos a cada rato no le hace nada bueno a su salud.

—Tienes razón, siendo así, voy a llevar lo que necesitan para hacer la prueba, como hebras de su cabello o la saliva. También puedo pedir al personal del laboratorio que venga aquí para que ellos tomen lo que necesiten directamente del cliente —explicó.

—Claro, tú decides cómo lo haces o es más cómodo para el niño—decidió ella.

Darren se acercó para sujetar su mano y así mirarla directamente a los ojos. Se sentía embriagado de su belleza, entonces se atrevió a darle un gran abrazo, luego susurró sobre su oído unas palabras que la estremecieron por completo.

—Confía en mí, nunca voy a dejar que nadie te haga daño y es palabra de hombre, ni siquiera mi propia familia puede meterse contigo—aseguró.

Zuri cerró los ojos antes el aliento cálido del hombre que le movía todo, sintiendo su calor corporal y el aroma de su perfume que la embriagaba, era como un sueño hecho realidad, como si la ilusión de toda su vida se hubiera materializado, no le costó mucho tiempo darse cuenta de que seguía enamorada del padre de su hijo.

—Gracias por tus palabras, estoy segura de que son sinceras —susurró.

Voy a jugar un rato con Daniel y después me voy a resolver lo del laboratorio. Te prometo que vendrán aquí a tomar las muestras, no voy a dejar que te preocupes por nada.

Se levantó para caminar hacia la habitación del pequeño y ella quedó en medio de la sala, algo atribulada por las actitudes que Darren mostraba hacia ella. Aunque seguía enamorada en secreto del padre de su hijo, no deseaba ilusionarse de balde como lo hizo en el pasado.

En cuanto a Darren, subió sobre la cama para jugar videos y le enseñó algunos trucos que había realizado cuando solía jugar en su cuarto de juegos. Sabía que aún era muy pequeño para aprender las habilidades del juego, pero aun así, hizo todo para que se pudieran divertir juntos. Estaban creando una linda relación que quedaría para siempre en su memoria.

Luego de unas horas de entretenimiento, se marchó hacia la mansión para hablar con su madre sobre el consentimiento que le dieron y que ella eligiera el laboratorio certificado que lo realizaría, no iba a perder tiempo en lo que había que hacer para demostrar sus palabras, pues era necesario que reconociera legalmente a su pequeño travieso.

—Mamá, hablé con Zuri y aceptó otra prueba de paternidad, aunque debemos buscar un laboratorio profesional que mande a sus empleados a tomar la prueba en el ático. Recuerda que Daniel se está recuperando de una cirugía muy delicada —comunicó.

—Perfecto, hablé con mis amigas y me recomendaron uno, así que me encargaré de hacer la cita para que se haga lo más rápido posible, no voy a darle chance a esa mujer para que planee otra jugarreta…

—¡Mamá! Basta de tonterías —demandó Darren, ya cansado de sus comentarios—. ¿En serio siempre tienes que decir algo con palabras despectivas hacia otra persona? ¿No puedes darle el beneficio de la duda?

—¿De qué te quejas? Ya lo estoy dando con pedir otra prueba y espero que sea positiva, o esa tipeja va a saber quién es Janet Snox…

—Guarda tus amenazas para otra persona, no para nadie cercano a tu hijo y, si de verdad me aprecias, deja las cosas así para seguir su curso. Es todo, ahora regreso a la oficina, mientras tanto, encárgate de que el personal de laboratorio recoja la prueba, hoy mismo —pidió Darren.

Abandonó la mansión con la rabia contenida. A veces pensaba si su madre era su amiga o su enemiga, no lo tenía claro, pues siempre iba en contra de sus deseos y de las ganas que tenía de obtener la felicidad con lo que le gustaba.