Auch…
No estoy seguro si me dolió más la bofetada que esta chica me ha dado o que la botella que vale más que mi salario se rompiera. Los dilemas de mi vida.
––¡Oye, muchacho! ––exclama muy alto, logrando llamar la atención de todos los clientes––No seas grosero y no me quites las cosas de las manos, yo voy a pagar por eso, por lo tanto…no me lo quites.
Alguien llega a mi lado.
––¿Hay algún problema, Tobías? ––ese es Diego
––¿Que ha pasado? ––llega Rubén.
De seguro este será mi último día de trabajo, nunca había tenido problemas con ningún cliente.
Tocan mi hombro y me percato por el silencio en el lugar que no he abierto la boca para responder, sacudo la cabeza y pongo toda mi atención en la chica con las mejillas muy sonrojadas por el enojo.
––Nada de qué preocuparse chicos, solo ha había un malentendido––los tranquilizo––, la botella se le estaba resbalando de las manos y se la quite para que no se destrozara, pero creo que mi movimiento fue muy repentino para la clienta que hizo que se asustara y reaccionara de esta manera.
Diego y Rubén junto al chico de aseo que ha llegado hace un momento miran a la chica en busca de algún indicio de que si estoy mintiendo o no.
Arqueo una ceja hacia ella.
––Eh…Si, señor, me agarro totalmente desprevenida y reaccione de mala manera––se disculpa arrastrando las palabras––, pagare por la botella, no se preocupe.
Veo como la expresión de Diego pasa a uno de preocupación, me imagino al percatarse del moretón en el rostro de la chica.
––Tranquila, solo tengan más cuidado.
Ambos asentimos hacia él y con una última mirada hacia nosotros Diego regresa a su puesto en la barra, el chico del aseo recoge los trozos de cristal y deja el piso listo, Rubén junto al chico se retiran dejándonos a solas.
––¿De verdad se me estaba resbalando?
La miro y veo sus ojos cristalizados por la cantidad de alcohol que ha ingerido.
––Creo que deberías ir más despacio, no hay apuro. No cerramos hasta después de las 3 de la madrugada.
Resopla, pero no me contradice y eso logra que este más tranquilo, pongo su orden en frente de ella seguido de una botella de agua.
Atiendo a otros clientes, pero sin quitarle la vista de encima.
––Dos cervezas y una botella de Ron, guapo.
Coloco todo en una bandeja y me giro para dar la orden.
La chica pelirroja me sonríe una vez que estoy frente a ella. Es muy bonita, intentaría logar con ella, pero esta un demasiado ebria y como prueba de esto, veo como no puede estar de pie sin sostenerse con ambas manos del mostrador.
––Aleja tus ojos del rubio, chica con cabello de color vomito de Satán.
Díganme que esas palabras no salieron de la boca de ella, pero en el momento que la chica gira su rostro hacia donde debe estar sentada, me afirma que si fue ella.
––Disculpe a mi amiga, esta ebria y tiende a ser un poco grosera con los demás––respondo antes de que intente seguirle el juego, coloco otra botella de Ron a la bandeja ––Cortesía de la casa, que lo disfrutes.
Me agradece antes de irse y unirse a sus amigos.
––¿Vomito de Satán? ¿Es enserio? ––no estoy enojado solo un poco divertido por su elección de insultos.
––Que te puedo decir, soy muy creativa.
––Lo note, pero no es necesario que espantes a las chicas, puedo solito alejar a las que no me hagan sentir cómodo.
––¿A las que no te hagan sentir cómodo? Significa que, si te están comiendo con los ojos, no pasa nada porque estas muy cómodo con eso ¿no? ––ahora se está burlando de mí––Ahora que más o menos somos amigos––sirvo otra bandeja de tragos y se la paso al chico que me lo ordeno––, ya que me estas cuidando, al igual que yo a ti––arquea una ceja, mueve su mano indicándome que continúe–– ¿cuál es tu nombre?
Se pone seria de repente y eso hace que me asuste un poco. Da miedo cuando se enoja y eso ya fue comprobado hace unos minutos atrás.
––No tengo nombre.
Debo llamar un taxi inmediatamente, esta chica está más ebria de lo que pensé.
––Es broma––claro que lo es, nadie se creería eso––Soy Maytte
––Bueno Maytte, yo soy...
––Te llamas Tobías, lo escuche cuando tu compañero lo menciono.
Vale parece que, a pesar de estar pasada de copas sigue conservando la memoria. Me encantaría tener esa tolerancia al alcohol, a los 3 tragos ya estoy en el suelo, soñando con mi madre que ya está en el cielo.
Alguien pide mi atención, pero sigo mirando a Maytte.
––Creo que te solicitan por allá––señala con un dedo.
Camino hacia el chico para atenderlo, pero sin quitarle la atención a la chica la cual ahora sé cómo llamarla.
Maytte.