Un San Valentin Diferente

Capítulo 8

Estoy cabreado.

No, estoy mucho más que eso, pero no encuentro un adjetivo más fuerte para describir la impotencia y el enojo que siento en estos momentos, me levanto de mi asiento porque estar sentado no está ayudando a calmar los oscuros pensamientos y no muy propios de una persona normal.

Maldito desgraciado, deberías estar en la cárcel.

––El sintió remordimiento cuando me agredió––continua con la mirada fija en la nada–– ,pero no le duro mucho porque después de que su jefe volviera darle una queja sobre mí, sobre que yo no estaba cumpliendo con lo que ellos habían acordado–– esto no puede ser verdad ––,los golpes empezaron hacerse cada vez más frecuente, él decía que era normal que los padres golpearan a sus hijos para que ellos aprendieran disciplina––suelta una carcajada––¿Diciplina? ¿Acaso era mi deber complacer a ese asqueroso ser humano? No, no lo era para eso estaba su esposa, no una niña de 16 años.

Obviamente me opuse a volver estar con él y gracias a eso mis brazos y espalda se llenaron de moretones, él era astuto, no me golpeaba el rostro por miedo a que lo descubrieran en la escuela––niega con la cabeza––hasta ayer, que me llené de valor y le comenté que quería irme a estudiar al otro lado del país, a una buena universidad. No me sorprendió que no le pareciera buena idea, el alegaba que mi objetivo en la vida, era mantenerme con él hasta que sus días se acabaran––ríe––¿Cómo puede ser tan egoísta? ¿No me ha lastimado ya lo suficiente? Son preguntas que desde que llegue aquí han estado dando vueltas en mi cabeza.

Un silencio se instala en el lugar, ella respira de manera muy agitada mientras yo solo pienso en lo injusto que es la vida con ciertas personas, con una niña, un ser que no tiene la culpa de las decisiones que hacen los adultos y que tenga que sufrir por esas decisiones.

––¿Crees que me hace una mala persona desear que mi padre se quede solo, perdido en su miseria, en la vida que el mismo ha creado?

Ella ama su padre a pesar de todo lo que le ha hecho, ella aún conservaba esa esperanza de que su padre regrese a ser el mismo de antes, pero también esta tan herida que necesita huir de su lado.

Camino hacia donde se encuentra sentada y me arrodillo frente a ella, paso mi pulgar por sus mejillas y debajo de sus ojos.

––No creo que estés en posición de cuestionar tus pensamientos luego de lo que pasaste, Maytte––esos bonitos ojos azules me ven fijamente––No es tu culpa que tu madre se fuera, no es tu culpa que tu padre no lo haya podido superar, no es tu culpa que existan personas retorcidas en el mundo, no es tu culpa vivir todo lo que has vivido ––tomo su mano––Has escuchado alguna vez ese dicho: A los mejores luchadores le tocan las peores batallas o creo que así dice, –– sonríe–– lo importante aquí es que ya es tiempo de que tomes la decisión de acabar con ese horrible ciclo en el que has vivido y preocuparte por ti, ser egoísta o regresar con ese hombre que desgraciadamente no se ha dado cuenta que por sus acciones está perdiendo a único ser que lo ama en el mundo. Es el momento de elegir.

Sus ojos vuelven a llenarse de lágrimas, veo la batalla interna que tiene, es difícil, pero ella debe terminar con esto antes de terminar perdiéndose en un pozo de dolor y soledad.

––Pero ¿y si no logra cambiar y que cuando me vaya, haga algo que termine lastimándolo?

Jalo su mano para atraerla a mi pecho para arroparla con mis brazos y transmitirle seguridad.

––No puedo asegurarte que pasará, Maytte, pero en estos momentos lo más importante es salvarte a ti––termino de decir acariciando su cabello.

––Gracias, Tobías.

Y con eso ultimo nos quedamos en silencio otra vez, pero uno de esos silencios reconfortantes, de esos que te hace sentir en paz.




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