Esta historia se remonta al siglo XVII, Cuando aún el imperio español estaba en pie y la esclavitud se hacía presente en aquel lejano continente americano.
Un pequeño niño, hijo de españoles que llegan a este nuevo mundo a una provincia llamada: Guatemala. Con su hijo de apenas meses de nacido; cuyo nombre es: Fernando Cevallos hijo de: Lorenzo Cevallos y su madre: Lorena de Cevallos. por madre español e italiano por padre.
La familia llega esta provincia por medio de las autoridades de la corona española; ya que necesitaban alguien que ayude al nuevo gobernador de este importante pueblo, ya que el señor Cevallos tiene experiencia como consejero y por ese motivo fue enviado hacía Ciudad.
Transcurrieron los meses y al cabo de un año se ganó el respeto del pueblo, así también de su jefe, el cual como muestra de su agradecimiento por su gran trabajo le obsequió una finca a las afueras del pueblo, la cual ya contaba con criados y plantaciones. El señor Cevallos se muda a su nueva vivienda con su familia (con Fernando de un año) y con su esposa en espera de un segundo hijo. El tiempo pasa y en realidad fue una pequeña y hermosa niña la cual nombraron Perla, Perla Cevallos.
Con las plantaciones que ahí habían; el señor Lorenzo, comenzó a comerciar con otras provincias de la región y, por ende, acumuló una gran fortuna al cabo de cinco años. En este lapso de tiempo, el gobernador de renuncia y le otorga el poder de la ciudad al señor Lorenzo Cevallos debido a su capacidad como consejero, el gobernador tiene en claro que él puede llevar bien el control de la provincia.
Cuando Fernando cumplió los diez años y su hermana ocho, ambos recibieron la educación que era digna de una familia de ese estatus, a cargo de una institutriz