Un simple beso

CAPÍTULO I

Con las plantaciones que ahí habían, el señor Lorenzo, comenzó a comerciar con otras provincias de la región y, por ende, acumuló una gran fortuna al cabo de cinco años. En este lapso de tiempo, el gobernador de renuncia y le otorga el poder de la ciudad al señor Lorenzo Cevallos debido a su capacidad como consejero, el gobernador tiene en claro que él puede llevar bien el control de la provincia.

Cuando Fernando cumplió los diez años y su hermana ocho, ambos recibieron la educación que era digna de una familia de ese estatus, a cargo de una institutriz

El joven Fernando ya de trece años, empezó a ir con su padre a su oficina para aprender el oficio, pero para él era aburrido, desesperante y estresante estar sentado revisando muchos papeles, así que, un día viendo por la ventana alcanzó a ver en la entrada de la Catedral a unos músicos y le causó mucha intriga así que, aprovechó que su padre estaba atendiendo a un mensajero de una ciudad lejana, así que, corrió hacia la Catedral y entró. Estando dentro pudo escuchar las hermosas melodías del violín, la viola, el cello y el órgano juntos. Para él fue algo increíble lo que escuchó, para él...Fue algo que no podía ser explicado con simples palabras. Aquello marcó con creces al pequeño Fernando, deseando escuchar más. De a pocos se acerca hacia los músicos que ensayaban y mientras más se iba acercando, aquello que escuchaba lo dejaba más perplejo al punto que le fue imposible seguir caminando y quedando en a pocos pasos de los músicos. El líder del grupo se dio cuenta de la presencia de Fernando así que, se detiene y consigo los demás.

–Niño ¿No deberías estar con tu padre? –Preguntó el líder– No me gustaría que tu padre nos reprenda.

–Este es el hijo del gobernador. –Comentó el violinista– Mejor devolvámoslo a su padre.

–Aquí me encuentro más cómodo que en la oficina de mi padre.

–No podríamos enseñarte gran cosa niño. Somos simples músicos. Artesanos.

–No me importa. Quiero ser como ustedes. Hacer lo que hacen.

–Si te interesa aprender, es mejor que tu padre lo sepa. No queremos juicio.

Mientras Fernando estaba en la iglesia, don Lorenzo, no había notado que su hijo se había escapado y siguió así por algunos minutos hasta que se dio cuenta que no había ni un solo ruido en el lugar siquiera de su secretario así que, comenzó a buscar a Fernando en el pasillo y desde allí se podía ver a la fuente en el centro, pero no podía verlo igual. Con susto, llamó a David, el que era su secretario y comenzó a buscarlo en el resto del edificio sin tener éxito, así que, comenzó a llamar a Fernando por su nombre primero, en el edificio porque, no sabían si estaba escondido adrede o de verdad se perdió, pero sin encontrarlo, David con desespero comenzó a buscar fuera y Fernando pudo escuchar que lo llamaban. Asustado, salió corriendo del lugar y David lo vio desde la fuente. Molesto, David se acercó a Fernando tomándolo de la oreja y lo llevó hasta la oficina de don Lorenzo. Cuando llegaron, Don Lorenzo estaba revisando algunos permisos aduanales por lo cual, no pudo reprender bien a Fernando.

–¿Dónde te metiste? ¿Y por qué te fuiste?

–Es que estaba Muy aburrido aquí. –Respondió con la mirada al suelo.

–Está bien. –Respondió con un suspiro– Te entiendo, pero no lo vuelvas a hacer o tú madre nos matará a ambos.

–Como digas, padre.

Fernando en ese momento se sintió realmente culpable, pero con el paso de los días, se siguió escapando sin que su padre se diera cuenta y así lo hizo por días, luego meses y pasaron dos años. Fernando con trece años ya pudo de manera prodigiosa tocar el violín y componer pequeñas obras, pero todo esto a escondidas de su padre quien, en algunas ocasiones dejó ver el repudió que tenía hacia alguna profesión que no fuera algo digno de alguien como ellos y todo explotó, cuando un domingo, Fernando no fue a practicar al bosque dónde nadie lo podía escuchar, ya que, ese domingo no fue a misa con la excusa de sentirse muy enfermo lo cual era cierto, pero no era un malestar muy grave. Cuando todos se fueron incluidos su hermana y los criados, sacó el violín que escondía en el fondo de su armario cubierto de algunas prendas, pero perdió completa noción del tiempo y no se dio cuenta ni escuchó cuando llegaron a la casa. Don Lorenzo escuchó el violín ya que Fernando tocaba de manera apasionada. Perla intentó subir antes para advertir, pero no pudo. Don Lorenzo subió con un sonido pesado de sus pisadas y se sentía la molestia. Cuando entró a la habitación de Fernando, este no se dio siquiera cuenta hasta que terminó la pieza y cuando vio a su padre, sintió que su lama dejó su cuerpo en ese momento. 

–¿¡Pero esto que es!? Fernando. –Dijo con Voz estruendosa– ­¿¡Qué crees que haces tocando esa inmundicia!? ¿¡Ser un inútil te hará alguien en la vida y deshonraras mis enseñanzas y nuestro apellido!? ¿Cómo puede haber un músico en la familia?

–Déjame tranquilo –Dijo Fernando susurrando– No te estoy haciendo nada

En ese momento Fernando es interrumpido por una cachetada de su padre el cual lo deja sorprendido, con miedo y confundido

–¿Qué has dicho? Y encima de todo te atreves a responder. ¡Aquí yo soy la autoridad y me respetas! –le vuelve a golpear y le quita el violín de las manos– Eres un noble y tienes que actuar como tal. La música no es para nosotros, eso déjaselo a los inútiles que solo sirven para entretener.

Don Lorenzo se lleva el violín consigo y lo arroja a la chimenea de la sala principal. Fernando después de esto sale de la casa hacia los jardines, va hacia los cultivos y se sienta a los pies de un frondoso árbol que estaba allí y entre lágrimas y amargura, pero poco a poco fue regresando en sí. De la nada, escucha la voz de su hermana que viene hacia el para poderlo consolar lo cual, le ayudó de gran manera sentir que su hermana si podía entender lo que deseaba.

Pasaron cinco años. Fernando y Perla ya habían crecido no solo en edad, sino que también en intelecto. Fernando siguió practicando en estos años siendo un buen y gran músico, pero el mismo miedo de su padre lo retenía mucho de poder ser alguien más conocido, aunque sin que nadie se diera cuenta, había compuesto algunas obras más complejas y se las regaló a otros compositores que conocía he incluso, obras de su autoría fueron interpretadas en la iglesia en misa, ya que, el padre de la iglesia se había hecho su amigo también y del lado de Perla, ella se convirtió en una gran oradora que en sus tiempos libres escribía poesía y le interesaba mucho la política. Perla adoptó mucho del carácter que don Lorenzo quería para Fernando, alguien de muy duro carácter y difícil de tratar. Una mujer que de apariencia era muy tosca y ayuda anímica de Fernando en algunas ocasiones. Una mujer que no dejaba ver sus sentimientos ni a su hermano. Ambos crearon una relación de hermanos muy estrecha. Se contaban gran parte de lo que pensaban y hacían



#10175 en Novela romántica

En el texto hay: tragedia, romance, drama

Editado: 12.06.2023

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