Un vientre en alquiler

CAPÍTULO 2

Mi día inició como los demás: desperté, me duche, me cambié, tomé el metro y llegué a mi puesto de trabajo. Esta vida se había vuelto más rutinaria desde que mi amiga había subido a un puesto más alto, me pusieron una compañera Valentina, pero era insoportable y todo el tiempo la pasaba tensa, gracias a Dios, la habían despedido y pues ahora me encontraba sola en la recepción. 

—Buenos días, amiga. —Saludó Isa

—Buenos días, tú y yo necesitamos salir a divertirnos, me tienes muy abandonada desde que te comprometiste con Santiago. 

—Me parece muy buena idea, pero primero quiero hablar contigo ¿Qué te parece si almorzamos juntas?  

—Esa es una gran idea, cuenta conmigo. —En verdad que necesitaba distraerme un poco y no había nada como un almuerzo entre amigas. 

A los pocos minutos de abandonar la recepción mi amiga, Elliot y su esposa aparecieron por la empresa. 

—Buenos días Abby —Saludó Elliot 

—Buenos días —saludé a ambos —Bienvenidos —Miré a su esposa, una mujer muy bella, su rostro reflejaba ternura, dulzura y bondad. Ella solo me dio una sonrisa y un pequeño asentimiento de cabeza. Después de su corto saludo se dirigieron al ascensor. 

Según había investigado Elliot y Annete, tenían más de cinco años de casados, al unirse en matrimonio, habían logrado la mayor asociación de las empresas Jackson, muchos medios decían que en ese matrimonio no existía amor y que solo había sido un arreglo entre familias. 

A mí me parecía una ridiculez, estos ya no eran tiempos antiguos y no creía que existieran matrimonios arreglados. 

Tal vez no lo había mencionado, pero una persona que le encantaba investigar sobre la vida de personas importantes, así que cuando alguien llamaba mi atención, mis instintos de investigación se alertaban y buscaban la información necesaria. 

La hora del almuerzo llegó, esperé a mi amiga en la recepción y al solo llegar Isa, nos dirigimos a un restaurante cerca de la empresa. 

Ella me contó sobre su nueva vida y lo mucho que le gustaba su nuevo puesto, Isa al igual que yo, nunca terminó la universidad, bueno incluso ella ni siquiera pudo sacarla cuando era adolescente, quedó embarazada a muy temprana edad.  Pero con la ayuda de sus padres cursó en la universidad nocturna y así había logrado su título de publicista. 

Yo le conté todos los chismes que se había perdido en la empresa, allí cada día había algo nuevo que contar. 

—Quiero comentarte sobre algo —mencionó de pronto. Su gesto divertido cambió de inmediato. Lo que suponía que era muy serio lo que iba a contar. —Por favor no quiero que se lo digas a nadie, promételo Abby. 

—Te lo prometo amiga, ya me conoces, no traicionaría tu confianza. 

—Annete y Elliot, me han pedido que sea su vientre en alquiler —soltó de pronto 

—¿Qué? ¿Cómo? 

—Al parecer Annete está muy enferma y pues no pueden tener hijos, la verdad que no tengo idea de cómo sea esto y no sé si quiero hacerlo. —Como dicen por ahí, caras vemos, problemas no sabemos. 

—Bueno si es para ayudarlos, podrías intentarlo. Yo lo haría, mi prima me ha contado que es un proceso muy fácil, ella lo hace por dinero, pero tú podrías hacerlo para ayudarlos. 

—No lo sé Abby, no creo que le guste a Santiago, te imaginas llevar en mi vientre al hijo de su hermano, no creo que le guste la idea. 

—Creo que deberías hablar con él, yo lo haría por una buena cantidad de dinero, conoces mi situación. 

—Elliot es una gran hombre, educado, correcto, guapo…

—¡Uhhh! Pero qué hombre, cualquiera estaría feliz de ayudarle —me burlé de mi amiga al darme tales características de Elliot. 

Isa estaba en una encrucijada y entendía el pequeño detalle de que tener al hijo de su cuñado en su vientre, tal vez no sea una buena idea. 

Regresamos a la empresa, ella a su nuevo puesto y yo en la recepción. A la hora de salida, vi como Elliot y su esposa salían otra vez, al parecer tener ni siquiera teniendo tanto dinero podías conseguir todo lo que quisieras. 

Ellos pasaron de largo sin siquiera despedirse, bueno solo era una empleada más, no tenían por qué tener cortesía conmigo. 

Terminé mi jornada de trabajo y antes de tomar el tren, recibí un mensaje del médico de mi madre.

“Necesito hablar contigo de manera urgente” 

Así que me desvíe a la parada de buses para llegar a la clínica del médico.

—Buenas tardes, Abby.— saludó el doctor 

—Buenas tardes, ¿Está todo bien con mi mamá? —pregunté preocupada. La verdad que me llevó meses para convencer a mi madre regresar con el médico, fueron tiempos difíciles, mi madre entró en un estado de depresión, después de muchas citas con el psicólogo y pláticas de horas durante la madrugada conmigo, comprendió que no valía la pena sufrir por mi papá y que se debía a su familia, a mis hermanos y a mí. 

—El tratamiento con tu madre va muy bien, pero tenemos un problema, desde la última operación el cáncer a dejado de avanzar y eso es muy bueno, pero la empresa que distribuye el medicamento ya no lo hace, he consultado varias farmacias y solo lo encontré en una, pero su precio redobla la anterior. 

¡Dios! Sentí casi desmayarme, apenas y podía  pagar la medicina y ahora pagar el doble, eso no podría hacerlo —¿Está seguro?, tal vez si buscamos…

—Ya lo hice Abby, conozco tu situación y en verdad he hecho todo lo posible para ayudarte, la otra opción es cambiar los medicamentos, es algo riesgoso pero... 

—¡No!, pida el medicamento, veré la manera de conseguir el dinero.

—¿Estás segura?, piénsalo, lo digo por el dinero no sé si serás capaz... 

—No se preocupe, haré todo lo posible para tener el dinero el próximo mes. 

—Como tú digas… 

Salí del consultorio, con una actitud valiente, pero por dentro era como un perrito asustado. No tenía idea de cómo iba a conseguir ese dinero, pero iba a lograrlo, de alguna manera iba a obtener ese dinero. 




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