Valeria llegó a Estados Unidos con una mezcla de emoción y nerviosismo. Las luces brillantes de la ciudad y la energía vibrante la hicieron sentirse como en una película. Sin embargo, apenas comenzó su primer día en la academia de actuación, sus expectativas se toparon con una dura realidad.
La academia era impresionante, con aulas equipadas con tecnología de última generación y carteles de exalumnos famosos en cada esquina. Valeria estaba ansiosa por empezar, pero al mismo tiempo, una inquietud se apoderaba de ella.
Instructora Margaret: "¡Atención, todos! Hoy empezaremos con ejercicios de improvisación. Quiero ver creatividad, precisión y, sobre todo, autenticidad. No quiero ver actuaciones mediocres. ¡A darlo todo!"
Valeria respiró hondo y se preparó para el desafío. Los primeros ejercicios fueron difíciles, y se dio cuenta rápidamente de que estaba rodeada de talento puro.
Instructora Margaret: "Valeria, ¿puedes hacer la siguiente escena? Quiero ver cómo interpretas a una mujer que acaba de perder a su mejor amigo."
Valeria se adelantó, sintiendo las miradas de sus compañeros clavadas en ella. Intentó concentrarse en el dolor y la tristeza que sentía el personaje, pero al recitar sus líneas, sintió que no estaba a la altura.
Instructora Margaret: "¡Detente! Eso fue superficial. Necesito que sientas el dolor, que lo vivas. ¡Inténtalo de nuevo!"
Valeria: "Sí, lo siento, lo intentaré de nuevo."
Cerró los ojos y trató de evocar recuerdos dolorosos. Esta vez, su actuación fue más profunda, pero aún así, Margaret no estaba satisfecha.
Instructora Margaret: "Mejor, pero aún no es suficiente. Tienes que aprender a conectar con tus emociones de manera más profunda."
Después de varias horas de intensos ejercicios y críticas duras, Valeria se sentía agotada. Se desplomó en una silla durante el almuerzo, sintiendo que no estaba a la altura de las expectativas.
Compañero de clase, Jake: "Oye, no te preocupes. Todos pasamos por esto al principio. Margaret es muy dura, pero es porque quiere sacar lo mejor de nosotros."
Valeria: "Gracias, Jake. Es solo que... me siento tan fuera de lugar. Todos aquí son tan talentosos."
Jake: "No te subestimes. Todos tenemos nuestras fortalezas y debilidades. Solo sigue trabajando duro y mejorará."
Las palabras de Jake le dieron a Valeria un poco de consuelo, pero aún así, la duda la carcomía. Las clases continuaron con la misma intensidad, y cada día se sentía más agotada.
Una tarde, después de una sesión particularmente dura, Valeria decidió quedarse después de clase para practicar más. Mientras repetía sus líneas, la puerta del aula se abrió y entró Margaret.
Instructora Margaret: "Valeria, veo que estás trabajando horas extras. Eso es bueno. Pero quiero que recuerdes algo importante: actuar no es solo técnica, es también pasión. Si no amas lo que haces, el público lo notará."
Valeria: "Lo sé, pero... me siento tan perdida. Quiero hacerlo bien, pero parece que nunca es suficiente."
Instructora Margaret: "Todos sentimos eso en algún momento. La clave es no rendirse. Aprende de tus errores y sigue adelante. No te dejes vencer por la duda."
Esa noche, Valeria reflexionó sobre las palabras de Margaret. Decidió que no permitiría que las dificultades la detuvieran. A la mañana siguiente, se levantó con una nueva determinación.
Valeria (pensando): "Puedo hacerlo. Vine aquí por una razón y no me rendiré tan fácilmente."
Los días siguientes, Valeria puso todo su esfuerzo en cada ejercicio, aceptando las críticas como oportunidades para mejorar. Lentamente, empezó a notar pequeñas mejoras en su actuación.
Una tarde, mientras practicaban una escena de comedia, Valeria finalmente logró hacer reír a Margaret.
Instructora Margaret: "¡Eso fue mejor, Valeria! Finalmente veo algo de vida en tu actuación. Sigue así."
Ese pequeño triunfo le dio a Valeria el impulso que necesitaba. Aunque el camino seguía siendo difícil, ahora tenía la certeza de que podía mejorar. Aceptó cada desafío con una actitud más positiva, decidida a demostrar que tenía lo necesario para triunfar.
El primer mes en la academia fue una montaña rusa de emociones, pero a través de cada obstáculo, Valeria descubrió una fuerza interior que no sabía que tenía. Aunque el camino a la fama era empinado y lleno de dificultades, estaba decidida a seguir adelante y alcanzar sus sueños.