Una Bestia imposible

Capítulo 5: Intrigas y Susurros

El amanecer llegó con una claridad engañosa, bañando las montañas en un resplandor frío que hacía parecer al castillo de la Luna Plateada un monumento solitario perdido en un océano de nieve. Pero dentro de sus muros, la luz apenas tenía efecto. Desde que Darius Vargath tomó el control, el ambiente estaba impregnado de una tensión palpable, como si incluso las paredes fueran cómplices silenciosas de su dominio.

En la habitación principal, Lyanna aún no podía borrar de su mente los acontecimientos recientes. El peso de lo que había perdido y la incertidumbre de lo que le esperaba seguían envolviéndola como una niebla impenetrable. Mientras tanto, los pasillos del castillo retumbaban con los ecos de las botas de los lobos de la Sombra Carmesí, cuyas patrullas constantes servían como un recordatorio del cambio irrevocable que había llegado a su hogar.

Mientras tanto, aquellos que habían sido los poderosos líderes del clan Luna Plateada se reducían a meras sombras de lo que alguna vez fueron, incluidos Thalrik y Adara, incapaces de mirar a Lyanna a los ojos después de todo lo que habían permitido.

Pero lejos de los ojos de Darius, dos figuras trabajaban en las sombras, cada una tramando cómo alterar el delicado equilibrio de poder que se había instalado.

La Sombra del Encanto

Iris, sentada frente al espejo de su habitación, observaba su reflejo con una expresión de enojo y determinación. Su cabello dorado caía en ondas perfectamente cuidadas, pero no había dulzura en su rostro. Todo lo que alguna vez había soñado—el poder, el reconocimiento, la admiración—había sido arrebatado de sus manos cuando Darius irrumpió en la ceremonia, reclamando a Lyanna como suya.

—Esto no ha terminado —murmuró para sí misma—. Lyanna no merece el lugar que ocupa. Siempre ha sido débil, incapaz de ver más allá de lo que tiene enfrente. Darius necesita a alguien que lo iguale... alguien como yo.

Se levantó de su asiento, alisando su vestido con movimientos calculados, y comenzó a trazar un plan. Si Adrian había fracasado en convertirla en la reina que merecía ser, entonces ella misma se encargaría de llegar al trono. Su primera tarea sería encontrar la manera de acercarse a Darius, aunque eso significara sembrar caos en el proceso.

La Humillación del Príncipe

Mientras Iris tramaba su próximo movimiento, Adrian se encontraba en un rincón oscuro del castillo, lejos de las miradas de los demás. Su cabello rubio, que siempre había sido su orgullo, estaba desordenado, y su apariencia descuidada era un reflejo de su caída. El príncipe del clan del Sol Dorado, quien había llegado al castillo con la esperanza de consolidar su poder, ahora no era más que un hombre humillado.

—Esto no puede ser real —murmuró—. Lyanna era mía. Todo esto era mío. ¿Cómo pudo un salvaje como Darius arrebatármelo todo?

Mientras bebía de una copa de vino, sus pensamientos giraban en torno a su propia desgracia. Pero, en el fondo, sabía que parte de su humillación recaía en sus propias acciones. Había subestimado a Lyanna, pensando que siempre sería dócil y dispuesta a obedecer. Y luego estaba Iris... su aliada y amante, cuya ambición era tan insaciable que ahora parecía ser una amenaza para él también.

Con una mezcla de enojo y desesperación, Adrian comenzó a idear formas de recuperar lo que había perdido. Si no podía enfrentarse directamente a Darius, tendría que encontrar aliados que compartieran su resentimiento. Incluso si eso significaba arriesgarlo todo.

La Chispa de Resistencia

En su habitación, Lyanna estaba sola nuevamente. Su cabello plateado brillaba a la luz de las velas, pero su rostro estaba marcado por la tristeza y la frustración. Desde su "boda" con Darius, había mantenido su distancia tanto como podía. Él era una presencia constante y peligrosa, pero no había intentado obligarla a nada más allá de lo que ya había hecho.

Aun así, Lyanna sabía que su situación era insostenible. Cada día que pasaba bajo el control de Darius era un recordatorio de cuánto había perdido. Pero también sabía algo más: si quería sobrevivir, tendría que encontrar su fuerza. Tal vez, solo tal vez, podría usar la obsesión de Darius con el control para encontrar una forma de escapar, o incluso de enfrentarlo.

Mientras observaba la luna llena desde su ventana, una chispa de determinación comenzó a crecer en su interior.

—No importa lo que pienses, Darius —dijo en voz baja—. No me romperás.

El Encuentro de las Sombras

Iris y Adrian no tardarían en encontrarse nuevamente, atraídos por sus propias frustraciones y ambiciones. Pero esta vez, su alianza no sería tan clara como antes. Cada uno tenía sus propios planes, y ambos estaban dispuestos a traicionar al otro si significaba alcanzar sus objetivos.

En ese momento, sin embargo, compartían una cosa en común: un odio profundo hacia Darius y Lyanna. Era solo cuestión de tiempo antes de que sus intrigas comenzaran a desmoronar los cimientos del nuevo orden.

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En el texto hay: pasado, muertes, investigaciones

Editado: 22.08.2019

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